De ser sancionada, la iniciativa dará facultades al gobierno para monitorear a los ciudadanos y blindará a las compañías del sector contra eventuales demandas.
Días atrás el senador demócrata Russ Feingold criticó la medida, impulsada por el presidente George W. Bush.
"Esta legislación va a ser recordada como la legislación que el Congreso concedió al Ejecutivo para manipular nuestras comunicaciones internacionales, con muy poco control, subrayó.
La Unión Norteamericana para las Libertades Civiles (ACLU) exigió a la cámara alta rechazar una ley.
Resultará muy decepcionante ver en vigor algo tan horrible, aseguró la directora de la Oficina Legislativa de la ACLU en esta capital, Caroline Fredrickson, quien urgió a los legisladores a pronunciarse contra la iniciativa.
De acuerdo con la activista, dicha instancia del Congreso es la última esperanza para quienes creen en la Constitución, luego de la reciente aprobación del proyecto en la Cámara de Representantes.
Entre las facultades previstas en la ley están el poder de agencias federales para interceptar llamadas telefónicas, incluso sin contar con la aprobación de una corte, y la entrega de inmunidad legal a compañías de telecomunicaciones que ayudan al gobierno en su labor de vigilancia doméstica.
También el diario californiano La Opinión condenó esa propuesta al señalar que acabar con la privacidad de los estadounidenses y dar impunidad al gobierno por las violaciones cometidas en su autoproclamada guerra antiterrorista.
Ahora el Capitolio está a punto de aprobar una nueva versión de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera que amplía los poderes de la Casa Blanca, subraya.
Asimismo, resalta que confiere inmunidad retroactiva a las empresas telefónicas que dieron al gobierno acceso a las llamadas privadas, lo cual elimina más de 40 demandas en contra de estas empresas.
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