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01 mayo 2007

PAN: Mapaches contra tejones

La confrontación de facciones en el Partido Acción Nacional (PAN), que discursivamente pone en el centro de su acción la “eminente dignidad de la persona humana” (sic), ha llegado literalmente a extremos de riña arrabalera: no sólo por el uso de los peores métodos de la política, incluyendo el uso de las instituciones de la República, sino por la violencia a secas.

De parte de la facción que encabeza Felipe Calderón abundan acusaciones contra Manuel Espino de utilizar la estructura partidista en los estados que le son afines para obtener posiciones en el Consejo Nacional, mientras que los que se han denominado “calderonistas” son señalados por sus adversarios de cooptar fidelidades a cambio de chambas en el gobierno federal y aun de utilizar recursos públicos para hacer política con fines de facción.

En varios estados del país quedaron atrás las asambleas, municipales y estatales, cuya principal característica era la riqueza deliberativa, y ahora se ha impuesto la fidelidad a una de las facciones, no en función de las ideas o el proyecto, sino exclusivamente en el tamaño de la bolsa de trabajo, en el partido y en los gobiernos de ese signo.

La confrontación es de tal magnitud que es cada vez más frecuente que las disputas sectarias deriven en violencia: en Campeche, en la asamblea municipal de Tenabo, los grupos adversarios llegaron a los golpes y a la barandilla: de una parte, la presidenta estatal, Nelly Márquez, impuesta en el cargo por Juan Camilo Mouriño, jefe de la Oficina de la Presidencia de Calderón, y de la otra, los seguidores de Jorge Nordhausen, el depuesto dirigente estatal y actual diputado federal.

Después de que Márquez salió literalmente corriendo del local donde se celebraba la asamblea, ambas facciones se acusaron de “pandillerismo político”.

En Altamira, Tamaulipas, ocurrió algo semejante: La facción del alcalde de Reynosa, Francisco Javier Cabeza de Vaca, amigo de Marta Sahagún y de Espino, se impuso a la que encabeza Angel Sierra, coordinador de campaña de Calderón en el estado.

Quizá a muchos, sobre todo a los capitalinos, estos dos municipios les digan muy poco, pero se trata de ejemplos de un fenómeno que ocurre a nivel nacional, en cuyo pináculo se encuentra la disputa que encabezan las facciones de Espino y Calderón.

No se trata de un asunto que corresponde sólo a los panistas, como a menudo quieren ellos que sea, sino que por su impacto en la vida del país --más de lo que esos dirigentes y sus amanuenses quieren--, es un tema que concierne a todos los mexicanos: No solamente porque el PAN vive, en buena medida, de los impuestos de los mexicanos --los que pagamos, claro--, sino porque los partidos políticos son, conforme al artículo 41 de la Constitución, entidades de interés público.

Así como era fundamental para México que el PRI estuviera desvinculado del Estado, una lucha en la que el PAN se empeñó antes de sucumbir al poder, también es preciso que el choque de sectas vigente en este partido esté al margen de la estructura gubernamental que ostenta en los niveles federal, estatal y municipal, así como la fuerza en el Congreso.

Por eso es de inobjetable interés público documentar y difundir la utilización del poder partidista y, sobre todo, del poder institucional para ajustar cuentas internas, tal como ocurre en el PAN desde hace ya varios años y actualmente con la disputa por el control del Consejo Nacional, el máximo órgano de dirección de ese partido, clave en las posiciones de poder futuras.

Este fin de semana se celebraron 11 asambleas estatales y quedan pendientes, para el próximo domingo 6, las tres que completan las 31 previstas y de las que surgieron 150 consejeros nacionales, que serán ratificados en la Asamblea Nacional del PAN, que se celebrará el 2 y el 3 de junio en León, Guanajuato.

En ese mismo acontecimiento se elegirán otros 150 consejeros, además de unos 80 que ya tienen asegurada esa condición por presidir el PAN en los estados o haberlo presidido a nivel nacional y ser vitalicios: En total, 380 consejeros que, en marzo del próximo año, elegirán al presidente de ese partido para los próximos cuatro años.

De la integración del Consejo Nacional depende, entonces, el control de este partido, no en función de las ideas --insisto--, sino exclusivamente las parcelas de poder. No está a discusión, por ejemplo, un asunto fundamental en la historia del PAN: ¿Puede el titular del Ejecutivo imponer como presidente formal del PAN a alguien de su facción? ¿Puede de antemano descalificarse a alguien para presidir el PAN, sea del grupo hegemónico u opositor? ¿De antemano debe cancelarse la reelección de Espino, como lo pretenden los calderonistas, o la postulación de Germán Martínez, como claman sus antagonistas? ¿Se vale que quienes ostentan un cargo público de designación puedan ser aspirantes a consejeros municipales, estatales y nacionales? ¿Es válido utilizar las embajadas con fines facciosos, como ofrecerle a Espino la de España para dejar la presidencia del PAN?

¿Es válido que el PAN como partido se oponga a determinadas políticas públicas o medidas gubernamentales, como la incompetencia para frenar el alza de los productos básicos, como se dan actualmente?

Nada de esto se está discutiendo.

Y no se discute porque lo que menos importa en el PAN, al menos entre las facciones en pugna, es la deliberación, que desde hace mucho no existe. Lo que existe es el combate por parcelas de poder mediante todos los métodos, inmorales y aun ilegales, que iguala a las sectas.

Si de por sí es inadmisible que la facción representada por Espino recurra a acciones que no corresponden a la tradición del PAN, menos aún lo es de quienes se dicen, como Calderón y los suyos, herederos de la tradición doctrinaria. Peor aún: Los calderonistas están haciendo uso de la estructura gubernamental para propósitos partidistas y facciosos.

Iguales los unos y los otros. Es una guerra de mapaches contra tejones.!!!!



Apuntes

Antonio Solá Reche, el publicista español y discípulo de José María Aznar, ya adoptó la nacionalidad mexicana, como Juan Camilo Mouriño Terrazo, ambos instrumentos de Felipe Calderón. Solá Reche obedeció las instrucciones del estadunidense Dick Morris, maestro de la guerra sucia en la campaña del año pasado y cuyas técnicas sigue aplicando en Yucatán… Lamentablemente para la causa de la derecha, los resultados en ese estado no son buenos. Calderón, quien impuso a Xavier Abreu como candidato a suceder a Patricio Patrón Laviada, sabe que van perdiendo con la priista Ivonne Ortega, sobrina --qué paradoja-- de Víctor Cervera Pacheco… Emilio Goicoechea Luna, embajador de México en Canadá y exsecretario particular de Vicente Fox, prefirió el silencio ante la exhibición de su amistad con el narcotraficante Genaro Caro Quintero, quien lo atendió como candidato del PAN a la gubernatura de Sinaloa, en 1992. Los nuevos magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación actuaron de forma análoga a la de sus antecesores, al cancelar el derecho de los ciudadanos a saber el contenido auténtico de las urnas. Las boletas arderán pronto, como ordenó Calderón.


Fuente: alvaro delgado, apro.

Comentario: ¿existirá algún panista así de plano panista honesto de súper hueso blanquiazul orgulloso de estos cerdos? NO y si lo hay diganme de que planeta vino para expulsarlo de la tierra.

(Con subrayado y resaltando líneas de Adriana, lectora del blog)

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