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14 marzo 2008

Elecciones en el PRD

Por: Gerardo Fernández Casanova

El Partido de la Revolución Democrática elegirá a sus directivos nacionales y estatales el domingo próximo, en un momento histórico que, por su gravedad, confiere importancia y trascendencia nacionales a la decisión interna del partido. Lo que está en juego es la definición del perfil de actuación de la segunda fuerza política del país. En tal virtud, la decisión de votar requiere de un análisis que, más allá de las simpatías personales, contemple lo que sea mejor para el partido y para el país. Procedo a analizar.

1.- México está siendo objeto del más furioso ataque de las fuerzas conservadoras, de dentro y de fuera, cuya finalidad es la de convertirlo en simple territorio para el libre juego de los intereses del gran capital internacional, a base de desmantelar a la Nación y al Estado en aras de una globalización neoliberal, para la que el pueblo sólo se define como un conjunto de consumidores y trabajadores, sin más anhelo que el de trabajar para consumir. Justo cuando el mundo se asoma a una severa crisis generada por esa globalización neoliberal y opta por abandonar sus postulados, incluso en los países que han sido sus principales promotores, la apuesta de la derecha criolla y sus patrocinadores externos se aferra en su intención de imponerla.

2.- En cumplimiento de su determinación apátrida, se aplicó la mayor energía para impedir que una concepción alternativa de nación, la postulada por Andrés Manuel López Obrador y los partidos de la Alianza por el Bien de Todos, se hiciera del poder por la vía electoral, hasta el grado de imponerse por la vía del mayor fraude de la historia. Decisión perversa que coloca al país en la peor crisis de que se tenga memoria.

3.- Consumados el fraude y la imposición, las fuerzas progresistas optaron por desconocerlo y emprender la resistencia pacífica en su contra, designando a AMLO como Presidente Legítimo y constituyendo la Convención Nacional Democrática y el Frente Amplio Progresista como instrumentos de conducción. En lo inédito de tal circunstancia surgen las diferencias de orden estratégico y táctico para su ejercicio. La disputa se centra en los términos del grado de aceptación o rechazo a la negociación política con el régimen del fraude.

4.- Conviene aquí detenerse a considerar un elemento fundamental. Si bien la izquierda mexicana cuenta con un importante bagaje de principios históricos, por encima de sus tradicionales diferencias de matiz, el momento se caracteriza por el hecho de contar con el líder capaz de llevarla al poder, el que obtuvo el triunfo electoral de 2006 y recibió el golpe de estado del fraude. Aún con todos los errores que se le quieran achacar, Andrés Manuel es el único que puede sumar convicción política con capacidad de convocatoria popular. El grado de peligrosidad a que se enfrenta el país obliga a hacer a un lado cualquier afán anticaudillista y de intereses personales, para sumar las fuerzas en torno al líder y al Proyecto Alternativo de Nación que enarbola.

5.- En la elección del próximo domingo se enfrentan cinco candidatos pero sólo dos tienen posibilidades reales de ganar: Izquierda Unida, encabezada por Alejandro Encinas, y Nueva Izquierda, encabezada por Jesús Ortega, con sus correspondientes expresiones locales. Ambas reconocen el liderazgo de AMLO; la primera lo asume de manera total y recibe su apoyo, en tanto que la segunda registra divergencias tácticas, esencialmente en lo tocante a la medida de la interlocución con el régimen y su partido en el ámbito legislativo.

6.- Nueva Izquierda considera que es factible negociar en el congreso, aprovechando la condición del PRD de ser la segunda fuerza en la Cámara de Diputados y la tercera en el Senado. Supone que, en el afán de lograr la aprobación de sus iniciativas, el régimen está dispuesto a dar concesiones importantes a la izquierda. En opinión del suscrito, tal suposición desconoce que la alianza entre el PAN y el PRI para actuar de acuerdo en lo fundamental, hace nula la oposición del PRD, como se ha visto en temas de la relevancia de la Ley del ISSSTE y la reforma hacendaria.

7.- Izquierda Unida privilegia el reforzamiento de la movilización popular para provocar los cambios institucionales o, por lo menos, para frenar el desmantelamiento del país, particularmente en lo referido al patrimonio nacional. Los agravios que pesan sobre la población están demandando un partido capaz de procesarlos en respaldo claro de la gente y convertirlos en movimiento organizado. AMLO recorre el país para convocar y fortalecer la organización desde la base, en sintonía con el planteamiento de Izquierda Unida.

8.- Independientemente de las diferencias aquí anotadas, lo más importante para la izquierda toda en este momento es tener la capacidad y el patriotismo para conducir el proceso electoral en paz y cordura. Una ruptura postelectoral sería la puntilla para cualquier expectativa de transformación positiva de la realidad nacional.

Siendo congruente con el lema que encabeza estos escritos y las opiniones que en ellos he vertido durante ya seis años, mi voto será para Alejandro Encinas e Izquierda Unida. Que sea por el bien de México.

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