LA PALABRA DE MEXICO

La figura de ese gran indio, Benito Juárez, que enseñó no solamente a México, sino a la humanidad entera, que sólo con el respeto que prive entre los hombres, de sus derechos, habrá el mantenimiento de una justa paz, de una tranquilidad creadora que sea la atmósfera dentro de la cual puedan desarrollarse con plenitud todas las actividades humanas.

Los hombres pasan, y cuando los hombres han sabido levantar grandes principios, los principios siguen siendo normas de conducta. Quedan en las plazas publicas de México la efigie de Benito Juárez; pero que quede con lo mas hondo de nuestras convicciones inmortales que el vertía para México y para la humanidad, para que el hombre aprenda, lo mas pronto posible, a que solo dentro de normas de reciproco respeto, de trato justo entre un hombre y otro hombre, entre la comunidad y el individuo, entre las comunidades entre si, podrá alcanzar cada quien esa plenitud y ese respeto a la dignidad humana que Juárez quiso para todos.

El día 18 de diciembre de 1861 Juárez lanza un emotivo y patriótico manifiesto a la Nación, pidiendo a los mexicanos que “si se intentare humillar a México, desmembrar su territorio, intervenir en su administración y política interior o tal vez extingue su nacionalidad…”, deberían unirse todos los mexicanos “en defensa de la causa más grande y más sagrada para los hombres y para los pueblos: en defensa de nuestra Patria…”