Hoy en la madrugada a eso de las 3 le estaba echando una ojeada al Proceso de esta semana (1594), me detuve en la nota titulada "Gurría vs. Blair" de Leonardo Boix, les comparto este fragmento:
Si se dan cuenta la ambición de ciertos mexicanos no solo se limita a poner en mal posición a nuestra patria aquí sino aún fuera de ella, es de verdad preocupante, alarmante, más que delito, es enfermizo, o ambas a la vez. Gurria es solo un ejemplo mínimo de lo mal que andamos en imagen fuera del país, los pocos conocidos que tengo de otras naciones me comentan seguido que si ya de por si la imagen de México al exterior es muy baja con este tipo de casos peor tantito. Y es que la percepción de nuestro país es que está controlado por una bola de ladrones y que hay un pueblo agachado solapando todos esos abusos, cosa no muy lejana de la realidad, con la diferencia de que ahora estamos muchos mexicanos en resistencia y despertando para generar un verdadero cambio.
Llama mucho mi atención como estos sujetos reducen su circulo de vida, si es que vida le podemos llamar, a solo cumplir caprichos materiales, a solo adquirir poder y posiciones para beneficiarse los bolsillos. Una sentencia resaltaría del anterior fragmento de la nota de Proceso: “Solíamos tener un secretario general que trabajaba por la organización, ahora tenemos a una organización que trabaja para el secretario general”. Es lo mismo que sucede en México, solíamos tener gobierno para que trabajara por el pueblo, HOY TENEMOS PUEBLO QUE TRABAJA PARA SERVIR AL GOBIERNO. QUE MAL, MUY MAL.
Trapos sucios
... la revista inglesa The Economist publicó el pasado 19 de abril un extensa nota firmada por el periodista Edward Carr en la que acusa a José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, de “poner en peligro la credibilidad” de la organización debido a la falta “de reglas y de prácticas modernas”.
Como ejemplo citó una carta que envió el pasado 4 de abril la delegación canadiense a la OCDE en la que expresa su preocupación por la falta de transparencia en la selección de funcionarios del organismo.
Y anotó: “Algunos altos funcionarios, incluidos algunos embajadores de la OCDE en el norte de Europa, se preguntan hacia dónde se dirige ese organismo con semejante figura (Gurría) en su liderazgo”.
Titulado Un ángel vuela hacia las críticas, el texto de The Economist afirma que Gurría realizó gastos excesivos para remodelar su departamento de 480 metros cuadrados en Barrio 16, la zona residencial más cara de París. El costo original era de 600 mil euros (unos 815 mil dólares) y terminó por pagar 733 mil euros (990 mil dólares). Además, según la publicación, desvió 300 mil euros (405 mil dólares) para otros gastos.
La publicación inglesa también comparó a Gurría con Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, quien el jueves 17 anunció que dejaría su cargo a finales de junio, tras ser acusado de nepotismo. Y es que, según The Economist, Gurría permitió que una de sus hijas trabajara en la Dirección de Educación del organismo con un salario mensual de mil 342 euros; y que Ricardo López, esposo de su jefa adjunta de gabinete, Gabriela Ramos, laborara en el Centro de Desarrollo del organismo.
Según la publicación londinense, algunos embajadores están descontentos por el sueldo anual que percibe Gurría: salario base, 183 mil euros; bono de extranjero residente en París, 33 mil euros; gastos personales, 11 mil euros, y otros gastos de “representación”, 50 mil euros. En total: 277 mil euros (equivalentes a 374 mil dólares).
Con parte de los gastos de “representación” –no sujetos a auditorías internas–, The Economist afirma que Gurría pagó una cena de varios cientos de euros para festejar su aniversario de bodas.
Según la revista, funcionarios de la OCDE también expresaron su preocupación por el “apetito de hospitalidad corporativa” del secretario general. Puso un ejemplo: en mayo de 2006 Eugenio Minvielle, jefe de Nestlé France, ofreció un boleto a Gurría para ver el partido México-Francia en París. Gurría no se contentó con ello: pidió otros cuatro boletos para que pudieran asistir su esposa, su hija y el esposo de ésta.
La revista indicó que en septiembre pasado Corea del Sur realizó en Seúl una reunión especial de la OCDE para celebrar sus 10 años de pertenencia a la organización. En esa ocasión, el gobierno coreano asumió los gastos. En cambio, para un acto que la OCDE celebró en México en febrero pasado, Gurría hizo que la propia OCDE y otros organismos internacionales –Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial– cubrieran los gastos.
“Este gran affaire contó con la participación de muchos políticos mexicanos de alto rango, incluido el presidente Felipe Calderón, y se cubrió ampliamente en la prensa local. Gurría hizo que la OCDE pagara 9 mil 400 euros (12 mil 700 dólares). El total del costo por la delegación que viajó de París a México fue de cerca de 50 mil euros (67 mil 500 dólares). En París, muchos funcionarios se mostraron enfurecidos por ese aparente favoritismo”, dijo un funcionario de la OCDE citado por The Economist. Y agregó: “Solíamos tener un secretario general que trabajaba por la organización, ahora tenemos a una organización que trabaja para el secretario general”.
De inmediato, Gurría publicó en el sitio de la OCDE en internet una respuesta a las acusaciones de The Economist. Dijo que éstas eran una “mezcla de insinuaciones, chismes y verdades a medias”. Aseguró que los gastos para remodelar su departamento en París fueron “una inversión legítima para garantizar el valor de un bien inmueble del organismo”, pues éste “no había sido objeto de un mantenimiento serio durante más de 20 años”. Gurría también admitió que su hija trabajó en la organización, pero que, dos semanas después y “para evitar controversias”, le pidió su renuncia. Defendió la designación de López, a quien consideró “altamente capacitado” para el cargo.
“No hay nada sorprendente”, destacó el exministro de Hacienda de México. Y señaló lo que, según él, está en el fondo de las acusaciones de la revista inglesa:
“Todos tenemos un papel que jugar en la lucha contra la corrupción donde quiera que surja. La función principal de la OCDE en esta materia es apoyar a los 36 países firmantes de la Convención contra la Corrupción de la OCDE con el fin de alcanzar el cumplimiento de sus compromisos. En los meses recientes un gran número de casos significativos han sido expuestos a la opinión pública y analizados dentro del Grupo de Trabajo contra la Corrupción de la OCDE. No es de sorprender que este ataque ocurra en este momento.”
En la entrevista con Proceso, Nick Bray apuntaló la versión de Gurría. Dijo que los ataques lanzados por la revista The Economist son una vendetta del gobierno británico contra la OCDE. “Todo esto es muy sospechoso. Las acusaciones de The Economist no son serias, son escandalosas. Nada que ver con el carácter de la revista. No es típico. Pero basta leer otros artículos de esa revista sobre Bae Systems para darse cuenta del tono (positivo) que tienen”, destacó.
Consultado por Proceso, el periodista Edward Carr, autor de la nota, se negó a dar detalles sobre cómo obtuvo esa información. Otras fuentes internas de The Economist indicaron que ésta la habían obtenido por “filtraciones” de personas que trabajan en la propia OCDE.
También Peith, jefe del Grupo de Trabajo contra la Corrupción de la OCDE, declaró el sábado 5 al diario francés Le Monde que funcionarios de Londres planean impedir la renovación de su mandato, que termina en enero de 2008, para obstaculizar los avances en las investigaciones sobre Bae Systems.
Por lo pronto, la OCDE anunció que estará pendiente de las acciones que tome SFO sobre el caso. Ello ocurrirá en medio del debate político que se realiza en Gran Bretaña por la anunciada salida de Blair del gobierno.
“Vamos a ver qué ocurre. Nuestra próxima reunión (de los miembros de la OCDE) será en junio próximo y esperemos que para entonces Londres haya cumplido con su promesa y mejore su legislación anticorrupción. De otro modo, la imagen de Gran Bretaña quedará profundamente desprestigiada y ello afectará tanto a políticos como a empresarios (de ese país)”, señaló Bray.
Si se dan cuenta la ambición de ciertos mexicanos no solo se limita a poner en mal posición a nuestra patria aquí sino aún fuera de ella, es de verdad preocupante, alarmante, más que delito, es enfermizo, o ambas a la vez. Gurria es solo un ejemplo mínimo de lo mal que andamos en imagen fuera del país, los pocos conocidos que tengo de otras naciones me comentan seguido que si ya de por si la imagen de México al exterior es muy baja con este tipo de casos peor tantito. Y es que la percepción de nuestro país es que está controlado por una bola de ladrones y que hay un pueblo agachado solapando todos esos abusos, cosa no muy lejana de la realidad, con la diferencia de que ahora estamos muchos mexicanos en resistencia y despertando para generar un verdadero cambio.
Llama mucho mi atención como estos sujetos reducen su circulo de vida, si es que vida le podemos llamar, a solo cumplir caprichos materiales, a solo adquirir poder y posiciones para beneficiarse los bolsillos. Una sentencia resaltaría del anterior fragmento de la nota de Proceso: “Solíamos tener un secretario general que trabajaba por la organización, ahora tenemos a una organización que trabaja para el secretario general”. Es lo mismo que sucede en México, solíamos tener gobierno para que trabajara por el pueblo, HOY TENEMOS PUEBLO QUE TRABAJA PARA SERVIR AL GOBIERNO. QUE MAL, MUY MAL.
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