Origen militar y aplicaciones civiles
El Departamento de Defensa de EE UU desarrolló el Sistema de Posicionamiento Global (Global Positioning System, GPS), en la década de los años 70, para mejorar la exactitud en la navegación terrestre, marítima y aérea. Gracias a su sencillo funcionamiento, el GPS comenzó muy pronto a tener diversas aplicaciones civiles. La primera y más conocida han sido los sistemas de navegación para coches. El usuario sólo tiene que introducir los datos de su lugar de destino en el receptor de su coche (muy parecido físicamente a un clásico radiocasete) y éste le indicará bien de viva voz o a través de su pantalla el recorrido a seguir, anticipándose en todo momento al conductor a la hora de realizar los correspondientes giros y cambio de dirección.
Otros grandes beneficiados de esta tecnología han sido los aficionados a los deportes de aventura. Contar con un receptor GPS otorga una seguridad mayor que una brújula, pues se convierte en una verdadera guía en la ruta, con la capacidad de mostrar recorridos, el tiempo empleado y el camino exacto de regreso en caso de extravío, incluso en completa oscuridad.
Sólo hay que poseer un receptor GPS. Ya se comercializan en Carrefour numerosos modelos cuyo precio varía en función de prestaciones o tipo de pantalla (tamaño, color o blanco y negro, etc.). Su tamaño es muy similar al de un teléfono móvil, aunque lo habitual es que sean como una agenda electrónica o PDA.
Las últimas en llegar
En el ámbito empresarial, el GPS está comenzado a usarse en la gestión y el control de flotas de vehículos, buques, trenes o aviones con el objetivo de mejorar el transporte de mercancías y el aumento de la rapidez en los servicios. Curioso es el ejemplo de algunas firmas bodegueras que están aplicando esta tecnología en los viñedos. Estos incorporan un receptor GPS junto a una báscula que pesa la cantidad de uva que sale de cada parcela. Con esta información se elabora un mapa con el que se conoce exactamente cuánta cantidad de uva ha producido cada porción de tierra, además de localizar aquellas plantas que necesitan algún tipo de abono, como nitrógeno o potasa.
Para evitar el robo de coches, varias compañías de seguridad han iniciado la comercialización de diminutos sistemas GPS que se esconden en un recóndito lugar del automóvil para saber en todo momento su localización en caso de que haya sido sustraído.
Otros ejemplos son los sistemas de localización que incorporan algunos taxistas de las grandes ciudades como Madrid para indicar su localización a las autoridades en caso de robo o secuestro, o el que están comenzado a utilizar enfermos de Alzheimer en Barcelona para que sus familiares sepan en todo momento su paradero exacto. Para ello se les dota de un pequeño receptor del tamaño de una cajetilla de tabaco que transmite su posición periódicamente a un centro de seguimiento desde donde se determina la ubicación de cada paciente.
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