1. El presidente ilegítimo, así como la clase política y los poderosos empresarios mexicanos están llenos de gozo por los problemas que han surgido al concluir los comicios internos en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) Han puesto todo para evitar que el candidato lópezobradorista, Alejandro Encinas, gane la contienda por la presidencia nacional del PRD y, por el contrario, han apoyado abiertamente al candidato negociador, Jesús Ortega, porque es quien “puede frenar el radicalismo de López Obrador”. Otra vez vuelve a ser AMLO el enemigo de los inversionistas mexicanos y extranjeros que quieren quedarse con el petróleo. Ante el terror que despierta entre la clase capitalista la continuidad de la lucha de la Convención Nacional Democrática (CND) encabezada y acaudillada por El Peje, no es difícil que esa clase política empresarial busque eliminarlo para que la entrega del petróleo a los inversionistas sea cumplida.
2. El PRD, aunque es un partido con una decena de grupos de dirigentes arribistas denominados “tribus”, en realidad son dos las posiciones predominantes: la encabezada por López Obrador que, aunque electoral, ha adoptado el camino de la movilización de masas, y la llamada Nueva Izquierda (“los chuchos”) que domina entre legisladores, gobernadores y comités ejecutivos perredistas cuyas políticas son esencialmente negociadoras y clientelistas. Mientras la clase política y empresarial, encabezada por el gobierno de Felipe Calderón, se ha dedicado a combatir a AMLO, han buscado al mismo tiempo (por todos los medios) apoyar a todas aquellas corrientes al interior del PRD que se oponen al “radicalismo” del político tabasqueño. Por eso los comicios del pasado domingo y sus resultados aún no claros, serán fundamentales para decidir por uno u otro rumbo. Aunque los cambios en el PRD no serán radicales pueden ser el inicio de nuevas políticas.
3. El PRD, como partido electorero dirigido por un centenar de políticos “de la izquierda amaestrada”, que durante 18 años, y más, han ocupado de manera ininterrumpida cargos de diputados, senadores y directivos del mismo PRD, es un partido funesto; pero comparado con los partidos derechistas PAN y PRI, partidos que han desfalcado el presupuesto nacional y que con sus políticas han logrado que la riqueza se concentre en menos manos mientras el 60 por ciento de la población vive en la pobreza y la miseria, el PRD es una “blanca palomita”. Si el PRD sigue por ese camino de aislarse del movimiento social, de conquistar votos y cargos haciendo a un lado los principios y la ética, y de negociar tras bambalinas con el Estado, en pocos años el PRD será exactamente igual al PAN y al PRI. López Obrador, aunque sigue pensando solamente en lo electoral y en la legalidad al servicio del poder, ha buscado un PRD menos corrupto.
4. Es una posición sectaria pensar que el lopezobradorismo es más de lo mismo. Quizá el PRD esté acercándose más rápidamente al PAN y al PRI, pero el de López Obrador (a pesar de que en un futuro puede convertirse de movimiento en un partido burgués más) también puede abrir el camino para crear un gran movimiento de izquierda que supere el electoralismo para adoptar posiciones junto al movimiento social. Si AMLO hubiera llegado a la Presidencia de la República las cosas no iban a cambiar de manera radical de la noche a la mañana, pero habrían espacios más amplios para que los indígenas, campesinos, obreros y sector popular estuvieran en las calles presionando para evitar que los poderosos sectores empresariales y de derecha siguieran imponiendo sus políticas. Quizá no hubiéramos evitado represiones contra las luchas de los trabajadores, pero incluso la situación de América Latina se hubiera fortalecido contra el imperialismo.
5. El enemigo principal de Calderón, del PRI, de los empresarios y los medios de información sigue siendo López Obrador. Durante más de un año se ha dedicado a recorrer los municipios del país y, a pesar de que aún no amarra bien sus fuerzas, sus diarias denuncias contra el presidente ilegítimo y la clase política dominante, lo han mantenido como el único liderazgo de oposición electoral y política. Los medios de información, encabezados por Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula, han bloqueado totalmente a AMLO; no sólo eso, han dedicado todo el tiempo para calumniarlo poniéndolo como un provocador. Si bien la presencia del movimiento de la APPO, la CNTE, los obreros del Diálogo Nacional, los mineros y de los zapatistas del EZLN han demostrado tener una gran presencia con sus movilizaciones, la CND (aunque todavía no se aleja de las posiciones de la socialdemocracia) parece ser la que más preocupa al poder.
6. En estas elecciones internas no es lo mismo un triunfo de Alejandro Encinas a la victoria de Jesús Ortega. Con base en publicaciones y declaraciones de los grupos contendientes, podría demostrarse que con Encinas se fortalecerían algunas posiciones de izquierda, pero sobretodo el movimiento de la CND. Los funestos medios de información arreciarían sus campañas de calumnias contra AMLO, pero también contra el PRD. Por el contrario, con el fortalecimiento de la corriente Nueva Izquierda se impulsarían los procesos de negociación que podrían llevar al reconocimiento del gobierno de Felipe Calderón. La radio y la TV lanzarían las campanas al vuelo y exigirían mayor represión contra los “grupos radicales”. Aunque los orteguistas digan ahora que no, la realidad es que tanto por la protesta contra el cardenal Rivera y las recientes en la Torre de PEMEX, los orteguistas exigieron castigo, expulsiones y cárcel para aquellos jóvenes que protestaron.
7. ¿Con qué autoridad puede echarse todo a la basura si no hacemos esfuerzos por reflexionar o participar de alguna manera proponiendo o discutiendo la política de izquierda adecuada en cada momento? Resultaría muy fácil decir que todo está absolutamente mal y retirarnos a descansar o a hacer negocios personales. Impulsemos una mayor participación en los análisis buscando caminos para fortalecer todos los movimientos de izquierda. Aún no podemos descartar todo pensando en que sólo nosotros tenemos la razón. No puede decirse la última palabra porque cada movimiento de izquierda avanza poco a poco por diversos caminos. De lo que sí debemos estar muy claros es que la derecha priísta y panista es nuestra enemiga porque siempre ha defendido los intereses de los sectores poderosos y con ellos no cabe alianza alguna. Pero las contradicciones en el seno de la izquierda deben discutirse con profundidad para logar la mayor unidad posible.
2. El PRD, aunque es un partido con una decena de grupos de dirigentes arribistas denominados “tribus”, en realidad son dos las posiciones predominantes: la encabezada por López Obrador que, aunque electoral, ha adoptado el camino de la movilización de masas, y la llamada Nueva Izquierda (“los chuchos”) que domina entre legisladores, gobernadores y comités ejecutivos perredistas cuyas políticas son esencialmente negociadoras y clientelistas. Mientras la clase política y empresarial, encabezada por el gobierno de Felipe Calderón, se ha dedicado a combatir a AMLO, han buscado al mismo tiempo (por todos los medios) apoyar a todas aquellas corrientes al interior del PRD que se oponen al “radicalismo” del político tabasqueño. Por eso los comicios del pasado domingo y sus resultados aún no claros, serán fundamentales para decidir por uno u otro rumbo. Aunque los cambios en el PRD no serán radicales pueden ser el inicio de nuevas políticas.
3. El PRD, como partido electorero dirigido por un centenar de políticos “de la izquierda amaestrada”, que durante 18 años, y más, han ocupado de manera ininterrumpida cargos de diputados, senadores y directivos del mismo PRD, es un partido funesto; pero comparado con los partidos derechistas PAN y PRI, partidos que han desfalcado el presupuesto nacional y que con sus políticas han logrado que la riqueza se concentre en menos manos mientras el 60 por ciento de la población vive en la pobreza y la miseria, el PRD es una “blanca palomita”. Si el PRD sigue por ese camino de aislarse del movimiento social, de conquistar votos y cargos haciendo a un lado los principios y la ética, y de negociar tras bambalinas con el Estado, en pocos años el PRD será exactamente igual al PAN y al PRI. López Obrador, aunque sigue pensando solamente en lo electoral y en la legalidad al servicio del poder, ha buscado un PRD menos corrupto.
4. Es una posición sectaria pensar que el lopezobradorismo es más de lo mismo. Quizá el PRD esté acercándose más rápidamente al PAN y al PRI, pero el de López Obrador (a pesar de que en un futuro puede convertirse de movimiento en un partido burgués más) también puede abrir el camino para crear un gran movimiento de izquierda que supere el electoralismo para adoptar posiciones junto al movimiento social. Si AMLO hubiera llegado a la Presidencia de la República las cosas no iban a cambiar de manera radical de la noche a la mañana, pero habrían espacios más amplios para que los indígenas, campesinos, obreros y sector popular estuvieran en las calles presionando para evitar que los poderosos sectores empresariales y de derecha siguieran imponiendo sus políticas. Quizá no hubiéramos evitado represiones contra las luchas de los trabajadores, pero incluso la situación de América Latina se hubiera fortalecido contra el imperialismo.
5. El enemigo principal de Calderón, del PRI, de los empresarios y los medios de información sigue siendo López Obrador. Durante más de un año se ha dedicado a recorrer los municipios del país y, a pesar de que aún no amarra bien sus fuerzas, sus diarias denuncias contra el presidente ilegítimo y la clase política dominante, lo han mantenido como el único liderazgo de oposición electoral y política. Los medios de información, encabezados por Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula, han bloqueado totalmente a AMLO; no sólo eso, han dedicado todo el tiempo para calumniarlo poniéndolo como un provocador. Si bien la presencia del movimiento de la APPO, la CNTE, los obreros del Diálogo Nacional, los mineros y de los zapatistas del EZLN han demostrado tener una gran presencia con sus movilizaciones, la CND (aunque todavía no se aleja de las posiciones de la socialdemocracia) parece ser la que más preocupa al poder.
6. En estas elecciones internas no es lo mismo un triunfo de Alejandro Encinas a la victoria de Jesús Ortega. Con base en publicaciones y declaraciones de los grupos contendientes, podría demostrarse que con Encinas se fortalecerían algunas posiciones de izquierda, pero sobretodo el movimiento de la CND. Los funestos medios de información arreciarían sus campañas de calumnias contra AMLO, pero también contra el PRD. Por el contrario, con el fortalecimiento de la corriente Nueva Izquierda se impulsarían los procesos de negociación que podrían llevar al reconocimiento del gobierno de Felipe Calderón. La radio y la TV lanzarían las campanas al vuelo y exigirían mayor represión contra los “grupos radicales”. Aunque los orteguistas digan ahora que no, la realidad es que tanto por la protesta contra el cardenal Rivera y las recientes en la Torre de PEMEX, los orteguistas exigieron castigo, expulsiones y cárcel para aquellos jóvenes que protestaron.
7. ¿Con qué autoridad puede echarse todo a la basura si no hacemos esfuerzos por reflexionar o participar de alguna manera proponiendo o discutiendo la política de izquierda adecuada en cada momento? Resultaría muy fácil decir que todo está absolutamente mal y retirarnos a descansar o a hacer negocios personales. Impulsemos una mayor participación en los análisis buscando caminos para fortalecer todos los movimientos de izquierda. Aún no podemos descartar todo pensando en que sólo nosotros tenemos la razón. No puede decirse la última palabra porque cada movimiento de izquierda avanza poco a poco por diversos caminos. De lo que sí debemos estar muy claros es que la derecha priísta y panista es nuestra enemiga porque siempre ha defendido los intereses de los sectores poderosos y con ellos no cabe alianza alguna. Pero las contradicciones en el seno de la izquierda deben discutirse con profundidad para logar la mayor unidad posible.
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