Francisco Garfias / Vértigo
La Cámara de Diputados vivió una de las semanas más calientes desde la toma de protesta de Felipe Calderón, el 1 de diciembre de 2006. El caso Mouriño y la elección interna del prd contaminaron los trabajos de la sexagésima Legislatura.
La historia se remontaba al martes 4 de marzo, cuando 137 diputados del Frente Amplio Progresista presentaron ante el pleno una proposición con punto de acuerdo para integrar la Comisión Mouriño. Basaban su petición en el artículo 93 constitucional, que garantiza el derecho de las minorías a pedir la integración de las comisiones investigadoras. La solicitud abarcaba la investigación de todos los contratos suscritos con Pemex, la cfe y Luz y Fuerza del Centro con terceros, lo que no parecía viable. Los diputados hubieran tenido que revisar montañas y montañas de papeles.
Diputados del Frente Amplio Progresista (FAP) ocuparon la tribuna un par de veces, en menos de 48 horas, entre gritos, ofensas y descalificaciones. La sesión tuvo que ser suspendida en ambas ocasiones por falta de quorum, cuando sí lo había. Los diputados del prd se abstenían de votar deliberadamente, para reventar el debate legislativo y frenar la nueva Ley del inegi, ahora ineg.
La legisladora de Convergencia, Layda Sansores, convertida en la atracción de la
semana, encabezó, megáfono en mano (le habían cortado el sonido), la primera toma de tribuna. Una veintena de diputados obradoristas acompañaron en la manifestación a la hija del cacique campechano Carlos Sansores Pérez, al grito de: ¡Mouriño va a caer!
Los panistas, desde las curules, le dedicaban toda clase de lindezas a la campechana: ¡Tubo… tubo…!, o Esas bubis son piratas, pónchenlas. La Sansores les cobró las ofensas. Misóginos vulgares…, les dijo 24 horas después.
Y luego de identificar uno a uno a sus ofensores en los videos tomados por las cámaras internas, alargó su tiempo en tribuna para —dijo— pedir explicaciones de las ofensas que le hicieron. Pero más que pedir explicaciones, devolvió las ráfagas verbales a los azules. Patanes, corruptos, les repitió antes de identificarlos: Gerardo Antonio Escaroz, Violeta del Pilar Lagunas, Francisco Domínguez.
Especial atención le dedicó a Guillermo Fuentes Díaz, el “creativo del grupo. Le aprendió muy bien a su góber precioso, porque él es de Puebla, y confunde la cámara con un burdel. Quiero decirle que personas como usted, que alardean de machos denigrando a la mujer, terminan por exhibir también sus problemas personales. Estudios sicológicos demuestran que suelen ser impotentes sexuales y moralmente muy cobardes”, dijo.
Tensión en San Lázaro
La cereza del pastel se produjo el jueves 13 de marzo. Una abigarrada escena era síntesis de las tensiones vividas durante toda la semana en San Lázaro. Mantas, pendones y pancartas de todo tamaño y color eran levantadas por diputados del Frente Amplio Progresista, quienes tomaron la tribuna por segunda vez en menos de 48 horas.
El tema de debate era la creación de la Comisión de Investigación para Conocer la Legalidad de los Contratos de Pemex Refinación, de 1997 a la fecha. Los diputados del FAP, quienes juntaron las 137 firmas para solicitar la comisión, habían declinado participar. ¿La razón? “Es la comisión de los amigos de Mouriño”, alegaban.
¿Manos limpias?, preguntaban los del FAP en una leyenda escrita en letras azules sobre una manta desplegada en la tribuna del salón de sesiones. Por el bien de la nación, Mouriño tiene que ser investigado y sancionado, se leía en otra.
Uno de los pendones mostraba la cara del secretario de Gobernación con una gorra de pirata; en otro, plasmado en forma de viejo cartelón de cine, aparecía la cara de Mouriño junto a la de Felipe Calderón, parche en el ojo y el título: 20 mil lenguas bajo el fondo de Mouriño. Walt Bisney.
Las mantas mayores se referían a la reforma energética: No a la Pripanización de Pemex, y Todos al Zócalo el 18 de marzo.
La presidenta de la mesa directiva, Ruth Zavaleta, había dado lectura momentos antes al punto de acuerdo por el cual se constituía la Comisión de Investigación para Conocer la Legalidad de los Contratos de Pemex Refinación, de 1997 a la fecha.
Javier González Garza, coordinador de la fracción del PRD, estaba en el uso de la palabra para detallar las razones por las cuales no integrarían la comisión que supuestamente investigará los contratos que Mouriño firmó con Pemex, como apoderado legal de la empresa Ivancar, cuando ya era diputado y funcionario de la Secretaría de Energía.
“No vamos a participar en esta comisión porque, efectivamente, como decía la compañera Layda: ya sabemos lo que va a pasar, y no vamos a ser tapaderas de eso. Que se siga discutiendo. Hagan su comisión, está muy bien”, decía el Güero.
Abundaba: “El grupo parlamentario del prd, y por supuesto los grupos parlamentarios del frente, nos vamos a declarar en alerta para esta situación. ¿Qué quiero decir? Vamos a discutir con nuestras organizaciones políticas, porque lo que vemos es hacia dónde va esta situación. Se quiere defender a un funcionario, porque probablemente piensen que si no, la reforma que viene (energética) entrará en dificultades”.
Apenas terminó de hablar González Garza, los diputados del FAP, bautizado ya como el Frente Obradorista de División Nacional, desocuparon la tribuna y se retiraron del salón de sesiones. “Ya se va el circo y los payasos”, lanzó con alivio, desde su curul, uno de los diputados panistas.
Sólo dos legisladores de Convergencia permanecieron en la tribuna: Layda Sansores y Alberto Esteba. Esperaban al siguiente orador: Héctor Larios, presidente de la Junta de Coordinación Política, y coordinador de la bancada del PAN.
Larios subió a tribuna. De inmediato los convergentes se colocaron a sus espaldas y levantaron las pancartas de Mouriño pirata. Los panistas de base se calentaron. No les faltaban ganas de bajarlos, pero la instrucción era clara, precisa: no responder a las provocaciones.
Obdulio Ávila, uno de los dos panistas que integran la Comisión Mouriño, comentaba la actitud del FAP. “Cuando uno se trepa a la tribuna para impedir que se continúe con la sesión, cuando hay más juicios de valores que argumentos, lo único que está en juego es el ocultamiento de que faltan argumentos para defender una posición.
“Hemos visto un prd tribalizado, un prd que no hace gala de ninguna norma parlamentaria, de ninguna norma mínima para procesar sus diferencias con todas las demás bancadas”, lamentaba.
Mientras, en tribuna, Larios fijaba la posición del blanquiazul: “Estamos a favor de la comisión, en primer lugar, porque confiamos plenamente en el señor secretario de Gobernación, pero también tenemos la convicción de que los funcionarios públicos deben estar bajo el escrutinio y el contrapeso del Poder Legislativo.
“Es importante que se concluya esta investigación y que permita que esta cámara discuta los temas centrales para el país. Que se instituya la comisión, que investigue a fondo, tiene un amplio espectro en donde investigar, y que mientras esta cámara pueda deliberar y debatir cómo soltamos las amarras que detienen el crecimiento al ritmo del potencial que tiene este país, para crear los empleos de calidad y bien pagados que los mexicanos necesitan”.
La actitud del pri había sido cambiante a lo largo de la semana. Un día se manifestaban en contra, y al día siguiente a favor. Terminaron con su apoyo a la creación de la comisión, con el argumento de que hay que procesar las diferencias por la vía institucional. “No se puede asumir una posición del todo o nada”, argumentó Emilio Gamboa, coordinador de la fracción tricolor, en abierta crítica al Frente Amplio.
Uno de los diputados, Luis Enrique Benítez, comentó: “El PRD, de manera sistemática, por estrategia, ha subido a la tribuna temas que nada tienen que ver en el orden del día: Juan Camilo Mouriño, reforma energética y hasta una conversación entre Emilio Gamboa y Kamel Nacif. Son formas de aprovechar la tribuna para expresar opiniones de carácter político”, aseveró.
Benítez le pidió a la presidenta de la mesa directiva, Ruth Zavaleta, que llamara al orden a los perredistas. “Ya hemos dado bastante espectáculo esta semana como para seguir haciéndolo”, puntualizó.
Apenas terminó el panista de fijar postura, se votó la integración de la mutilada comisión. Quedaron dos legisladores del pan, uno del pri, uno de Nueva Alianza, otro del Verde y uno más de Alternativa; seis en total. Los denunciantes del PRD, PT y Convergencia brillaban por su ausencia.
La perredista Valentina Batres, obradorista convencida, una de las diputadas que provocaron la suspensión de las sesiones (permaneció en tribuna alrededor de dos horas) explicó, a su modo, lo sucedido esta semana en San Lázaro:
“Lo que ha provocado todo esto es la necedad, la falta de transparencia, la falta de
voluntad política de parte de la coordinación del PAN y del PRI, de que avance la Comisión Mouriño. Lo que hay en el fondo es la comisión para investigar los contratos y a los cómplices de Mouriño”, aseveró.
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