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25 enero 2008

Cuidado, que es México…

Miro la foto del matutino, y al de la foto yo lo conozco, que aquí nada ha cambiado en los años recientes que no sea para empeorar. Si no es mi paisano pudiera serlo. Miro, observo la foto, y mientras más la contemplo más me convenzo de que este cristiano pudo nacer en mi tierra de Zacatecas y aun ser de mi misma carnada Porque sí: el mismo estilo de vestimenta el mismo gorro de palma, los huaraches, la chamarra y al hombro el morral. Como ranchero que acabara de bajar desde La Villita o Milpillas hasta mi Jalpa Mineral. Qué cosas…

Miro la foto y pienso: ése se llama Juan, Pedro, o Reginaldo, y se apellida Muñoz o es de los Llamas o los Tizcareños de La Cañada Lo calculo pacífico, manso de corazón En sus terregales de Tepezala siembra maíz, frijol, calabazas. Los domingos baja al pueblo a la misa de doce, y ya con la bendición encima se desbalaga por el Barrio Alto: sal, azúcar, cigarritos, alcohol del 96. Más tarde el trago para entonar el cuerpo, y arrendar para el rancho, ya al pardear, a aquello de entre dos luces. Y la paz…

Pero no. En ese morral, el de la foto no carga cigarros ni envoltorios de azúcar y sal, sino piedras. Ladrillos. En la diestra no afianza el cigarrito sino una calibre 22 negra, cañón recortado. Con el tambor (la mazorca, que allá decimos) retacada de plomos…

Tejupilco, Estado de México, lustros atrás. Miro la foto. Observo un edificio en desgracia puertas desencajadas, macetones quebrados, vidrios hechos pedazos y por el suelo semejante regazón de piedras, ladrillos, garrotes, cuajarones de sangre oreada Tejupilco. “Dos policías y un civil muertos y más de 60 lesionados fue el saldo del enfrentamiento suscitado entre miembros de seguridad pública del Estado y lugareños descontentos…”

Miro dos, tres, muchas fotos más. Todas ellas certifican la violencia que se produjo en el choque entre granaderos y esas docenas de gorrudos que, dicen las notas de prensa, dejaron inservible el inmueble municipal. Tejupilco. El de la calibre 22 en la diestra va caminando rumbo a la entrada del edificio, y se mira dispuesto a todo, a como dé lugar y a ver a cómo nos toca Pueblerino que se ha mantenido pacífico desde el estallido de 1910, yo intento calcular cuánto habrán tenido que irlo exasperando los malos gobiernos de Echeverría y López Portillo, para que más tarde el mediocre de las cejas alacranadas abriera de par en par las puertas de México al libre comercio, y el orejudo entreguista y pro-yanki asestara al agro los rigores del Tratado de Libre Comercio, y los vende-patrias que vinieron después anden hoy de culiprontos, PEMEX en esta mano y en esta otra la energía eléctrica “Baratitos, patrón…”

Cuántos sexenios de perversión impune, cuántas medidas presidenciales adversas al paisanaje, qué de agravios no habrá tenido que cargar el paisano sobre los lomos para que de repente se haya decidido a afianzar esa 22 de cañón recortado y ande a estas horas con la sana intención de no dejar títere de Bush con cabeza..

Por lo pronto, lástima, ya sembró en el camino a ese de uniforme, polainas, casco y garrote de granadero. El de las fuerzas represivas ahí quedó, boca abajo, en un charco de sangre. Y qué coincidencia el victimado pudiera haber sido, él también (morenillo, lampiño, jetón, quizá un diente de oro) pariente cercano del victimario…

Miro la foto. Entereza sombría, sobrecogedora, la del paisano de Tejupilco, y pienso: ¿durante cuánto tiempo podrán todavía los del Poder mantenerlo a raya? ¿Cuánto tiempo después de la apertura total del TLC, cuánto más, cuánto? ¿Cuántos más de uniforme tendrán que agenciarse? Y caramba solo y por la calle, el morral al hombro, se advierte tan manso el paisano. Pero no, que cuando ya le colmaron la medida, un arma en la diestra y esa estampa alzada le dan todo el aire de un Zapata redivivo. Mis valedores…

Más allá de las protestas callejeras, más allá de la mentada mega-marchita señalada para el 31 de enero, que el gobierno ni oye ni ve, ¿hasta dónde podrá soportar la exasperación del paisano de Tejupilco? Ah, tecnoburócratas pro-yankis: cuidado, mucho cuidado, que Tejupilco es México. (Este país.)

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