Mas a la hora de hablar de las 500 empresas que determinan en la economía y los servicios, la lógica y la justicia de la ecuación desaparecen del vocabulario del hombre mejor conocido por su prominencia física que por ser discípulo de Francisco Gil Díaz , el anterior secretario de Hacienda que diseñó y operó los fideicomisos para que Vicente Fox Quesada dispusiera de monumentales recursos públicos sin dar cuenta a nadie.
A ese puñado de corporativos empresariales, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público devolverá, a partir del próximo viernes, 44 por ciento de la recaudación del Impuesto al Valor Agregado, es decir: 149 mil 849 millones 700 mil pesos, frente a 75 mil 325 millones 200 mil pesos, devueltos en 2005.
Arturo González de Aragón puso el dedo en la llaga que supura por todos lados, en el Informe de Resultados de la Cuenta Pública de 2005, a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, al sostener que Hacienda devolvió a 10 grandes contribuyentes (Wal-Mart, Bimbo y cinco automotrices) más de 17 mil millones de pesos por concepto de IVA. En tanto que 100 consorcios pagaron 7 mil 500 pesos al año de IVA e Impuesto Sobre la Renta. Entre los beneficiarios de Gil Díaz, mencionó a 50 grandes contribuyentes --con ingresos superiores a 500 millones de pesos anuales-- que pagaron 74 pesos de impuestos, mientras otros 50 cubrieron a Hacienda 67 pesos de IVA.
Con esos paraísos fiscales para los dueños de México y los compadres del grupo gobernante, es normal que 88 por ciento de los mexicanos se oponga al establecimiento del IVA en alimentos, 89 por ciento al de las medicinas y 77 por ciento a libros, de acuerdo a la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky que dirige Roy Campos Esquerra .
Pero el imponente funcionario de Hacienda reconoce y asume como si nada la gigantesca devolución de impuestos a los dueños de México. “Es completamente lógico que aquellas que más recaudan impuestos por su actividad exportadora o por su vocación de estar en sectores que están sujetos a tasa cero o que hayan hecho inversiones, reciban el mayor porcentaje de devoluciones”.
No sólo defendió Carstens la “plena legalidad de las devoluciones” sino que estableció: “Hasta donde nosotros podemos ver no hay ningún viso de alguna irregularidad”. Y a reglón seguido enarboló sin ruborizarse una reforma fiscal que se sustente “en los principios básicos de cualquier régimen tributario equitativo”.
Mientras tanto, José Ángel Gurría Treviño plantea --desde la presidencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos-- establecer “canastas básicas de productos” exentos del IVA, sobre todo frutas, verduras y leguminosas, lo que abriría la puerta a la aplicación generalizada del gravamen a productos enlatados y envasados.
A diferencia del “presidente Fox”, como obsequiosamente lo llamó Felipe de Jesús Calderón Hinojosa , éste aprendió muy bien y rápido que no es con bravuconadas ni con campañas mediáticas denigratorias, como las realizadas por la otrora pareja presidencial, como se construyen los consensos legislativos.
El cambio anterior no es poca cosa para unas derechas gobernantes ensoberbecidas, engalladas y que frecuentemente parecieran dispuestas por las buenas o por las malas, más por la vía de los hechos que por los establecidos jurídicamente, que sus programas y políticas de gobierno se impongan, ignorando la voluntad ciudadana --como en la reciente despenalización del aborto por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal--,. articulando alianzas con grupos fundamentalistas, e ignorando lo inocultable: la naturaleza minoritaria del gobierno del michoacano.
Fuente: Eduardo Ibarra Aguirre, Machete Arte.
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