
Ginebra- El Squba, el primer vehículo anfibio capaz de andar bajo el agua, es una de las grandes atracciones del Salón del Automóvil de Ginebra, que se celebra hasta el 16 de marzo, mientras la empresa suiza que lo ha diseñado espera vender la idea a algún constructor.
A primera vista, este pequeño auto de color blanco no difiere mucho de cualquier otro descapotable deportivo, excepto por la joven vestida con un traje de submarinista que anima la exhibición del coche.
Sin embargo, en una vista más detallada, se pueden apreciar dos pequeñas hélices camufladas en la parte posterior de la carrocería, destinadas a propulsar la máquina bajo la superficie.
A cada lado de las puertas laterales, como si se tratasen de espejos retrovisores, se encuentran unos pequeños propulsores que sirven para dirigir el coche cuando está sumergido.
Los ocupantes pueden respirar bajo el agua con unas máscaras de aire comprimido, cuyo depósito está integrado en el motor.
El vehículo, propulsado por motores eléctricos, con una autonomía de dos a tres horas, puede sumergirse hasta 10 metros. Sólo algunos vehículos militares pueden desplazarse sobre el agua, pero están obligados a permanecer en la superficie, puntualizó la empresa Rinspeed.
La ventaja del vehículo descapotable es que evita la fuerte presión que ejercería el agua sobre los cristales del automóvil cerrado. Además permite a los ocupantes subir a la superficie fácilmente en caso de problemas.
El patrón de Rinspeed, Frank Rinderknecht, es a su vez el diseñador del Squba, y ya tenía en su cabeza el diseño de un coche anfibio desde que vio, en los años 70, la película de James Bond, “La espía que me amó”.
Rinderknecht aseguró haber recibido “muchas demandas” de constructores para poder realizar el proyecto, aunque se negó a revelar a qué precio podría vender el invento.
Según su diseñador, los futuros clientes del Squba podrían ser “gente a la que le gusten los juguetes” y que quieran equipar su yate con uno de estos vehículos.
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