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México requiere un Plan Nacional de Energía, con un órgano técnico de gobierno, además de un nuevo régimen fiscal para la industria petrolera y autonomía de gestión, sostuvo el académico de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, José Ángel Gómez Cabrera.
Al participar en la última mesa de ponencias libres del Debate Universitario sobre la Reforma Energética –moderada por el secretario Académico de la Coordinación de la Investigación Científica, Jorge Gil Mendieta–, informó que el gobierno no tiene más opción que apostarle a las fuentes de energía, renovables y no renovables, porque sólo así se logrará la seguridad energética del país.
En la ponencia Seguridad energética y medio ambiente, el ingeniero petrolero y jubilado de Pemex, detalló que para alcanzarlo, se requiere ahorro de energía y optimización de los pozos petroleros.
También, dijo que es necesario aprovechar el gas metano de las minas de carbón, emprender acciones para una mejor interacción con el medio ambiente, reducir las emisiones de gas de efecto invernadero e impulsar medidas de adaptación a los efectos del cambio climático.
El integrante del Centro de Estudios Europeos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Iván Antonino Sosa Espinoza, expuso –en documento presentado a la mesa–, que el sector energético mexicano se enfrenta al desafío de la modernización, que debe pasar por el aspecto institucional, técnico y por el desarrollo de nuevas capacidades de producción.
Uno de los elementos más importantes para garantizar la seguridad energética en el país, agregó, es contar con diferentes tipos de energía y no concentrar la dependencia en uno o dos tipos; la diversificación exige un esfuerzo por el desarrollo de otras fuentes.
En la ponencia La seguridad energética, desafíos para el Estado mexicano, Sosa Espinoza recalcó que la seguridad requiere una estrategia integral expresada en forma de política energética del Estado mexicano, coherente y consciente de los retos y desafíos a superar.
Por su parte, el académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, David Franco Martínez, mencionó que en la actualidad se considera que el aumento en el consumo de energía es de alrededor del dos por ciento anual, tasa que se mantendrá al menos hasta el 2020.
Los combustibles fósiles suministran cerca del 80 por ciento de la producción y consumo total de energía y el dióxido de carbono proveniente de la combustión de productos derivados del petróleo es la principal fuente de contaminación, sobre todo del aire, que agudiza con el calentamiento global.
Además, la energía nuclear aporta alrededor del seis por ciento de la generación mundial, pero afronta problemas como manejo de residuos, desechos radiactivos y el desmantelamiento de plantas obsoletas, refirió en el trabajo Energía y medio ambiente.
En su momento, Eduardo Cuevas Carpintero, integrante del Ocean Integrated Solutions, S.C. de Ensenada, Baja California, sostuvo que es indispensable detener las iniciativas de reforma y aplazar su dictamen hasta no tener una evaluación detallada, técnica y administrativa del sector energético, especialmente de Pemex.
En ella, expuso, se podrá observar qué se hace con la renta petrolera y a cuánto asciende; sin embargo, explicó que no sería su único fin porque con el estudio, se podrían obtener las herramientas para el desarrollo futuro.
En el auditorio Alfonso García Robles del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el integrante del Programa Universitario México Nación Multicultural, Juan Mario Pérez Martínez, en la ponencia Pueblos Indios y la Reforma Petrolera, mencionó que la iniciativa está llena de confusiones y ambigüedades.
Para los pueblos indígenas la propuesta resulta indignante, sobre todo porque en sus territorios se encuentra la inmensa mayoría de las reservas energéticas, no sólo los mantos de reserva y gas. En estas zonas también se han construido las principales presas a los que se suman los proyectos eólicos, indicó.
Así pues, las regiones indígenas se constituyen en el corazón energético del país, aunque, el Estado no ha cumplido con la distribución de las utilidades de los mismos; esos grupos siguen siendo los más pobres de este país, concluyó.
México requiere un Plan Nacional de Energía, con un órgano técnico de gobierno, además de un nuevo régimen fiscal para la industria petrolera y autonomía de gestión, sostuvo el académico de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, José Ángel Gómez Cabrera.
Al participar en la última mesa de ponencias libres del Debate Universitario sobre la Reforma Energética –moderada por el secretario Académico de la Coordinación de la Investigación Científica, Jorge Gil Mendieta–, informó que el gobierno no tiene más opción que apostarle a las fuentes de energía, renovables y no renovables, porque sólo así se logrará la seguridad energética del país.
En la ponencia Seguridad energética y medio ambiente, el ingeniero petrolero y jubilado de Pemex, detalló que para alcanzarlo, se requiere ahorro de energía y optimización de los pozos petroleros.
También, dijo que es necesario aprovechar el gas metano de las minas de carbón, emprender acciones para una mejor interacción con el medio ambiente, reducir las emisiones de gas de efecto invernadero e impulsar medidas de adaptación a los efectos del cambio climático.
El integrante del Centro de Estudios Europeos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Iván Antonino Sosa Espinoza, expuso –en documento presentado a la mesa–, que el sector energético mexicano se enfrenta al desafío de la modernización, que debe pasar por el aspecto institucional, técnico y por el desarrollo de nuevas capacidades de producción.
Uno de los elementos más importantes para garantizar la seguridad energética en el país, agregó, es contar con diferentes tipos de energía y no concentrar la dependencia en uno o dos tipos; la diversificación exige un esfuerzo por el desarrollo de otras fuentes.
En la ponencia La seguridad energética, desafíos para el Estado mexicano, Sosa Espinoza recalcó que la seguridad requiere una estrategia integral expresada en forma de política energética del Estado mexicano, coherente y consciente de los retos y desafíos a superar.
Por su parte, el académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, David Franco Martínez, mencionó que en la actualidad se considera que el aumento en el consumo de energía es de alrededor del dos por ciento anual, tasa que se mantendrá al menos hasta el 2020.
Los combustibles fósiles suministran cerca del 80 por ciento de la producción y consumo total de energía y el dióxido de carbono proveniente de la combustión de productos derivados del petróleo es la principal fuente de contaminación, sobre todo del aire, que agudiza con el calentamiento global.
Además, la energía nuclear aporta alrededor del seis por ciento de la generación mundial, pero afronta problemas como manejo de residuos, desechos radiactivos y el desmantelamiento de plantas obsoletas, refirió en el trabajo Energía y medio ambiente.
En su momento, Eduardo Cuevas Carpintero, integrante del Ocean Integrated Solutions, S.C. de Ensenada, Baja California, sostuvo que es indispensable detener las iniciativas de reforma y aplazar su dictamen hasta no tener una evaluación detallada, técnica y administrativa del sector energético, especialmente de Pemex.
En ella, expuso, se podrá observar qué se hace con la renta petrolera y a cuánto asciende; sin embargo, explicó que no sería su único fin porque con el estudio, se podrían obtener las herramientas para el desarrollo futuro.
En el auditorio Alfonso García Robles del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el integrante del Programa Universitario México Nación Multicultural, Juan Mario Pérez Martínez, en la ponencia Pueblos Indios y la Reforma Petrolera, mencionó que la iniciativa está llena de confusiones y ambigüedades.
Para los pueblos indígenas la propuesta resulta indignante, sobre todo porque en sus territorios se encuentra la inmensa mayoría de las reservas energéticas, no sólo los mantos de reserva y gas. En estas zonas también se han construido las principales presas a los que se suman los proyectos eólicos, indicó.
Así pues, las regiones indígenas se constituyen en el corazón energético del país, aunque, el Estado no ha cumplido con la distribución de las utilidades de los mismos; esos grupos siguen siendo los más pobres de este país, concluyó.
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