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29 octubre 2007

Chantaje, no

Nacionalizada por el presidente Cárdenas, con el mayor respaldo que una iniciativa gubernamental haya recibido en nuestra historia contemporánea, sostenida por el trabajo esforzado de técnicos y obreros de nuestra República, que resisten la embestida neoliberal que se afana por privatizarla, incrementada con la llegada de autodenominados gobiernos del “cambio” y el “empleo”, y ahora en manos de directivos incapaces, inexpertos y corruptos, Petróleos Mexicanos (Pemex) despliega a partir de esta semana, en diversos medios de comunicación, con excepción de Tribuna, lo que llama una “pauta publicitaria”.

La “estrategia” de sus “genios”, casi todos politiquillos de reciente factura, de coeficiente anoréxico y ambiciones obesas, es tan burda, simple, descarada e inútil, que por sí misma se descobija.

Se trata en realidad de una costosa campaña propagandística que saturará la mayor parte de los periódicos locales bajo cuota de una página a lo largo de 24 semanas, o sea un subsidio garantizado para lo que resta de este año y el primer trimestre del 2008.

Preguntamos a los directivos de Pemex: ¿qué bases, qué circunstancias, qué métodos aplican para fundamentar en términos de legalidad, transparencia institucional y congruencia gubernamental y política, lo que mañosamente llaman “pauta publicitaria”?

Inquirimos a los nuevos rectores de Pemex: ¿qué parámetros de publicidad, propaganda, circulación e influencia periodística sustentan la selección de los medios incluidos en su campaña?

Por nuestra parte, de entrada recordamos a los directivos de Pemex que para ser nuevos practicantes de las tácticas goebelianas de propaganda política se requieren al menos tres cosas: inteligencia, malicia y maldad, que a Goebels le sobraban, en tanto que los “genios” de la “pauta publicitaria” apenas muestran las dos últimas, porque el genio se los negó Natura.

De otro modo, antes de poner en marcha su campaña de propaganda política, un simple ejercicio de aritmética les habría confirmado que todos esos medios donde insertarán durante 24 semanas un mamotreto sin sentido, ni siquiera juntos suman el diez por ciento de la circulación y cobertura informativa de Tribuna, el líder desde hace muchos años, incluso desde que don Rudecindo Cantarell descubrió accidentalmente los efluvios de las chapopoteras marinas.

De eso precisamente es de lo que se trata. Tribuna conoce bien y a fondo la historia de la explotación del petróleo en aguas de la plataforma continental, y desde hace más de un cuarto de siglo ha venido dando registro puntual de los perjuicios que la actividad trajo a los habitantes de Ciudad del Carmen, como a los del resto del Estado:

Encarecimiento de bienes y servicios ante el espejismo de bonanza que sólo han disfrutado directivos y altos funcionarios de la paraestatal; prostitución y explotación femenina en todas sus variantes; incremento sostenido de la delincuencia y, ahora, presencia de bandas organizadas para delinquir; aumento incontrolable de la población flotante, particularmente de mexicanos y centroamericanos pobres que llegan a la Isla con la falsa esperanza de colocarse en Pemex o en alguna de las compañías que los explotan y ponen al servicio de la industria.

Tribuna es también el expediente más amplio y sólido de casi tres décadas de trato injusto, abusivo, legaloide y desleal del gobierno federal y de Pemex a Campeche y sus habitantes.

Injusticia federativa y sectorial que –también está en nuestras páginas– pudiera apenas revertirse en parte, en los albores del presente siglo, como resultado del Fondo de Participaciones por la Explotación Petrolera.

Eso no es todo.

Hace dos años, durante el gobierno del “cambio” del lenguafácil de Vicente Fox, Pemex trató de chantajear a Tribuna. Minimizar o de plano callar las denuncias que exigían justicia por la explotación petrolera en la que estaban inmersos el gobierno del estado y la sociedad.

Para ello utilizó a su jefe de Comunicación Social, Jorge Lomelí Delgadillo –cuando la dirección de la paraestatal estaba en manos de Raúl Muñoz Leos, sancionado económicamente y suspendido para ocupar puestos en el gobierno por la Secretaría de la Función Pública–, quien propuso a Tribuna un trato de verdaderos delincuentes, el mismo que ahora llaman “pauta publicitaria”, a cambio de darle la espalda a la exigencia campechana para que Pemex aporte mayores recursos para resarcir los daños ecológicos. No cedimos.

Ahora busca comprar espacios y censurar criterios de opinión, especialmente del autor Enrique Pastor Cruz Carranza, conocedor y víctima personal de la corrupción oficial.

Él, como todos nuestros columnistas y articulistas, seguirá ejerciendo su opinión sin cortapizas. En las páginas de Tribuna se estrelló el monstruo petrolero, y así seguirá.

Que quede claro, directivos de Pemex: no aceptamos chantajes de ningún tipo, no practicamos el contubernio, ni el cochupo. No somos afines al “cobras y te callas”.

Tribuna seguirá dando voz a quienes denuncian la injusticia, la ilegalidad, el abuso, la corrupción, la complicidad, el engaño, el atropello, la incapacidad, y hasta la estulticia, con o sin “pautas publicitarias”, máxime cuando desde instituciones y con sus recursos, que son los nuestros, se hagan campañas políticas disfrazadas o se entreguen “apoyos” que en realidad son dádivas.

Léase bien: en Tribuna decimos no al chantaje, sea cual fuere su causa y objetivo. No hay dinero que pueda cambiar nuestro compromiso con la verdad y la justicia, gracias a lo cual hemos mantenido nuestro liderazgo informativo y de opinión.

Qué tristes “genios”...

Dice la leyenda central de la nueva campaña propagandística de Pemex: “El México del futuro enfrenta nuevos retos”. Así es, el reto es vender Pemex para asegurar el futuro económico de las generaciones descendientes de unos cuantos. El reto inmediato es hacer campaña para la próxima contienda estatal y nacional con el dinero de todos. No vamos a permitirlo. Estaremos siempre atentos para denunciarlo cuantas veces sea necesario.

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