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22 mayo 2008

PETRÓLEO Y NARCOTRÁFICO

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

ISAAC ASIMOV LO cita en "El Libro de los Sucesos". Se trata de un héroe de la infantería de Marina de los Estados Unidos, cuya biografía es única en la historia de ese país: El general Smedley Butler, quien el 21 de agosto de 1931 pronunció, en una convención de la Legión Americana celebrada en New Britain, Connecticut, un discurso que no pierde vigencia:

"Ayudé a preparar Honduras para las compañías fruteras estadounidenses, en 1903. Colaboré para hacer a México, especialmente a Tampico, seguro para los intereses petroleros estadounidenses, en 1914. Cooperé para hacer de Haití y Cuba lugares decentes para que los muchachos del National City Bank cobraran ingresos. Llevé vida a la República Dominicana para el azúcar norteamericana, en 1916. En China, en 1927, ayudé a que la Standard Oil hiciera lo que le diera la gana sin ser molestada…"

En su libro denominado "La Guerra es un Negocio Ilegal" ("War is a Racket"), Butler reconoce asimismo que pasó la mayor parte de sus 33 años en la Marina de Estados Unidos, cual "un golpeador para favorecer a los grandes negocios, a Wall Street y a los banqueros. En pocas palabras, fui un gángster del capitalismo".

Y no pierde vigencia porque, lamentablemente, tal ha sido el papel al que las fuerzas armadas del país vecino del norte han sido reducidas. Hoy, como ayer en Tampico, juegan el papel de "hacer seguro" a Irak y el Medio Oriente para los intereses petroleros de Estados Unidos. Buscan lo mismo otra vez para México.

La puerta se les abre de par en par con la llamada "guerra al narcotráfico" y, particularmente, con el Plan México reducido a Iniciativa Mérida.

Lo peor es que, a diferencia de los sucesos resumido por Smedley Butler en el primer tercio del siglo XX, ahora que inicia el XXI ya no son directamente las fuerzas armadas formales de Estados Unidos las que se encargarían en nuestro país de dar seguridad a empresas petroleras directamente ligadas a los intereses económicos de la familia Bush, sino grupos paramilitares, mercenarios, a quienes la Casa Blanca, con la aquiescencia de Los Pinos, han asignado ese papel.

Empresas como Blackwater, cuya presencia en Irak ha sido cuestionada y condenada por la opinión pública estadounidense, aún por el Capitolio, debido a sus indiscriminados ataques mortales en contra de la población civil, sería la mayor beneficiaria de los recursos que ahora mismo se negocian en el Congreso de Estados Unidos para la Iniciativa Mérida.

Jeremy Scahill, periodista y autor del libro "Blackwater: El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo", asegura que "el Pentágono instó a la compañía que preside Erik Prince, un ex militar rico y muy conservador, a optar por un plan antidroga, para México y Colombia, con un presupuesto de 15 mil millones de dólares."

El periodista asevera que, de esta forma, el Gobierno de Washington busca garantizar su presencia en la región "sin dejar una huella militar".

Obviamente, la presencia de Blackwater aquí no sería exclusivamente para "asesorar" a las policías mexicanas en su "guerra" contra la delincuencia organizada, pues ya se ve que petróleo y narcotráfico forman parte de una misma estrategia, ¿o no?

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