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20 mayo 2008

Romper con el FMI y con el TLCAN, única solución para México: Michel Chossudovsky


Entrevista


Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte provocan la pobreza en México
Autor de numerosas publicaciones e investigaciones económicas internacionales, entre ellas “La Globalización de la pobreza”, el economista canadiense Michel Chossudovsky está de paso en México para participar en diversos foros de discusión para el desarrollo de nuestro país y llega a las siguientes conclusiones: “es necesario que México rompa con el Fondo Monetario Internacional y con el TLCAN, si de verdad quiere ser un país desarrollado, con justicia social e independiente”.

Expresa que “han sido las recetas neoliberales y monetaristas del FMI y del Banco Mundial, las que han llevado a México al estancamiento económico y el establecimiento de un estado de pobreza permanente de su población”.

Respecto de los daños que está causando el TLCAN a los campesinos mexicanos, dice que es urgente que el gobierno desconozca y denuncie el capitulo agropecuario del TLCAN, para salvar a la clase campesina del país: “simplemente debe declararse que no entra maíz de Estados Unidos y al mismo tiempo apoyar a los campesinos para producir localmente lo que demanda el mercado, y punto”.

“De otra manera, de persistir la apertura total del mercado agropecuario, se cambiará toda una cultura de cultivos nacionales, con siglos de tradición, que tendrán efectos muy negativos en lo económico, lo social y lo cultural”.

Chossudovsky dice que las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial destruyeron varias veces a la economía de Argentina, a la de Perú y Ecuador, a la de Venezuela y a la de Brasil y mantuvieron en el caos a muchos países de Sudamérica como Bolivia y de Centroamérica como Guatemala, Nicaragua, Panamá; y ahora tienen en la parálisis económica a México, que paradójicamente es un país rico, petrolero y sin embargo tiene en la quiebra a muchos sectores, entre ellos a los campesinos, a los pequeños comerciantes y a los pequeños y medianos empresarios”.

Ahora todo en México, o casi todo, es de empresas transnacionales: restaurantes, cadenas de autoservicio, franquicias de todo tipo, y ahora la situación viene a agravarse, por el hecho de tanto el FMI como el Banco Mundial y las grandes empresas petrolera norteamericanas y españolas como Halliburton, Exxon, y Repsol, junto con el sector financiero de Wall Street y los departamentos del Tesoro y de Energía de los Estados Unidos, presionan al gobierno mexicano para que privatice la industria petrolera y la industria eléctrica mexicanas”.

“No podría cometerse un error más grave que ese, porque la propiedad sobre el petróleo y el sector energético, constituye una de las pocas garantías que tiene el pueblo mexicano para lograr un desarrollo económico y social rápido e independiente, siempre y cuando se apliquen las políticas económicas adecuadas por parte del gobierno mexicano.

Michel Chossudovsky dice que las compañías petroleras transnacionales harán todo lo posible por adueñarse del petróleo mexicano. “No hay que olvidar que hay una guerra en Afganistán y otra guerra en Irak con fines de apropiación de grandes reservas de petróleo y gas; entonces, se pregunta, ¿qué no harán las transnacionales para adueñarse del petróleo mexicano?”.

“LA GLOBALIZACION DE LA POBREZA”

Chossudovsky hace hincapié en que hay un reacomodo de la economía mundial en el que los países poderosos y ricos se aprovechan de la pobreza de los países subdesarrollados para mantener ese estado de cosas y todavía hacer más grandes las diferencias entre los países pobres y los países ricos.

“Los pueblos pobres se pelean por el establecimiento en su territorio de maquiladoras y otras fabricas aunque les paguen la vigésima parte de lo que gana un trabajador en los Estados Unidos; incluso los chinos están ganando salarios muy bajos, para poder mantener su nivel de competitividad”.

El escritor canadiense opina que “es el momento en que México dé un salto hacia adelante en busca de su desarrollo, con justicia social, con base en el poder económico que le da su riqueza petrolera” y concluye: “pero no hay que olvidar la necesidad urgente de una serie de políticas económicas que permitan la redistribución de la riqueza nacional, y un impulso para el mejoramiento social en la salud en la educación y en la cultura de los mexicanos, que es un pueblo que por su esfuerzo y valentía permanente merece llegar a una mejor situación de vida”.

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