Por Cauhtémoc Ruiz (Mas)
Sobre Tabasco cayó el agua de las lluvias, pero no sólo esa agua, ni fue ella la que inundó y causó la catástrofe. El "factor determinante" de la tragedia fue el agua proveniente de la presa Peñitas , contenida durante el mes de octubre por la Comisión Federal de Electricidad para beneficiar a empresarios privados generadores de energía .
En el décimo mes del año se presentan las mayores precipitaciones pluviales en el sureste. Fue a fines de ese mes, pero hace ocho años, cuando Villahermosa también se inundó, si bien no con la furia de ahora. En aquella ocasión funcionarios estatales, como Mauricio Bonuet, llegaron a la conclusión que la inundación se debió a "la operación errónea o dolosa de los caudales procedentes de las presas que desaguan en el Grijalva". Culpó a la Comisión Nacional del Agua y a los operadores de las presas Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, por dejarlas llegar con mucho más agua de la requerida al mes de octubre.
Esta vez tanto la CFE como Conagua, ambas empresas federales dependientes de manera directa de las órdenes del presidente Calderón, dispusieron, primero, que se contuviera el agua de estas presas, para, como hemos dicho, favorecer a generadores privados de electricidad, y, después, cuando la presa Peñitas estaba a punto de estallar, la abrieron para que desfogara ¡dos mil metros de agua por segundo!
Dejemos que sea el propio director de la CFE , Alfredo Elías Ayub, quien nos dé una idea de lo que significa esta derrama de agua:
"para abastecerse, el Distrito Federal recibe 50 metros cúbicos de agua por segundo; (…) el desfogue de la presa Peñitas era de 2 mil metros cúbicos por segundo, y por la noche descendió a mil 500. Villahermosa está recibiendo 20 veces más agua que el DF". Corregimos su mala división: Villahermosa recibió de 30 a 40 veces más agua que la capital del país. Pero la primera tiene 2.2 millones de habitantes, mientras que la segunda tiene más de 20 millones, por lo que recibió de 300 a 400 veces más agua per cápita .
¡Cómo no iba a inundarse el 80% de Tabasco con semejante cantidad de agua que le echaron encima la CFE y la Conagua !
Hasta el gobernador Andrés Granier, educado en la "escuela" priista-panista-perredista de la sumisión ante el "señor Presidente", le dijo tímidamente a Calderón que el manejo de la hidroeléctrica "contribuyó enormemente a la desgracia... queremos que opere Peñitas y genere energía y riqueza a México, pero que podamos convivir con la presa". Aunque en esta última parte de su aseveración Granier miente o se equivoca. La operación de Peñitas no tiene como fin "generar energía y riqueza a México" (y si así fuera, nunca tendría que ser a costa del sufrimiento de los tabasqueños).
De acuerdo con el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, "el Comité Nacional de Estudios de la Energía , integrado por expertos…, denunció que la regulación del nivel en ese embalse y su desfogue periódico hubieran sido posibles si la CFE 'incrementara la generación de energía en forma permanente', pero eso atentaría contra el interés de los generadores privados. Conforme a la Constitución , tales operadores no podrían operar, pero una maniobra de Carlos Salinas abrió las puertas al capital privado en un área reservada al Estado. Sin embargo, los generadores privados se quejan de que su margen de utilidad es menor que el anunciado y por lo tanto se cuidó de no afectarlos más manteniendo el nivel de generación pública. Se trocó así el interés particular por el inmenso daño colectivo."
El director de la CFE sabía lo que pasaría al ordenar la contención del agua en la presa Peñitas , y, luego, la apertura, es decir, estaba conciente que con ello inundaría Tabasco, parte de Chiapas y que causaría la tremenda catástrofe ambiental y humanitaria que allá se sufren. Es muy probable que Elías Ayub haya consultado al presidente Calderón antes de hacerlo. Y si no fue así, él es un funcionario que depende directamente del presidente y de sus actos como funcionario tiene responsabilidad quien le encomendó el cargo. Calderón y Elías Ayub son, entonces, responsables de las calamidades tabasqueñas y de las de los chiapanecos de San Juan Grijalva, a quienes sepultó un cerro humedecido por las aguas de la presa Peñitas. Ambos actuaron como criminales en beneficio de los generadores privados de electricidad.
También en Chiapas
Lamentablemente la apertura de la presa Peñitas también tuvo efectos mortíferos en Chiapas. En las inmediaciones de la presa se desgajó un cerro que cayó sobre el Río Grijalva, en territorio chiapaneco, y sobre un caserío que padeció simultáneamente inundación causada por el súbito oleaje de esa gran corriente. Hoy 6 de noviembre los periódicos informan de cuando menos 16 muertos y de muchos "desaparecidos", sepultados muchos de ellos bajos cientos de toneladas de tierra, lodo y agua.
De lo que quepa de responsabilidad deben dar cuentas Calderón y sus subalternos de Conagua y de la CFE , responsables de la operación de la presa. Es decir, tienen responsabilidad penal y moral.
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