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23 febrero 2008

¿OTRA "DECEPCIÓN" NACIONAL?

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

HAY COINCIDENCIAS Y diferencias muy notables en la alegoría futbolística con la que el director técnico de la Selección Mexicana en contra del narcotráfico, el señor Felipe Calderón, recién celebró en estadios regiomontanos supuestas victorias sobre su ya casi eterno rival.

Cronistas deportivos, sociólogos, literatos y cineastas se han ocupado prolijamente del tema. Hay textos donde se evidencia no sólo como el espectáculo futbolero ha servido para afianzar dictaduras como algunas padecidas en Argentina o, incluso, cómo ha sido que ante la decepción generalizada producto de quienes pateando un balón son incapaces de llevar al éxtasis del triunfo a sus seguidores, generan movimientos cual aquél del "¡que se vayan todos!", también en el país austral ahora gobernado por Cristina Fernández.

Los contrastes entre futbol y lucha en contra del narcotráfico, empero, son más profundos. Y por ende, desafortunados. Esta lucha, para empezar, no es un juego que dura 90 minutos y que se practica con mayor o menor eficacia en función de los aplausos de la afición ni de los errores o aciertos de un árbitro.

Peor aún, el fútbol no soluciona los problemas económicos, políticos o sociales de un país a golpe de penalti ni hace más grande la historia de una nación. Al mezclar política y fútbol, "deporte-espectáculo" que nos dicen semanalmente practica, el señor Calderón se ha quedado fuera de juego y su Selección Mexicana en contra del narcotráfico se mantiene en evidencia.

Desafortunada equivalencia que, me ilustra el psicoanalista José Antonio Lara Peinado –colaborador del Índice Político radiofónico— revela además curiosos semblantes del ocupante de Los Pinos:

"Lo que hace y dice el señor Felipe Calderón recibe técnicamente el nombre de comportamiento histriónico con rasgos esquizoides de personalidad. Es importante advertirlo, en tanto se trata de una persona que en teoría dirige los destinos de la nación.

"Las analogías que hace Calderón del narco y el futbol, además de ser desafortunadas no hablan sino de una regresión infantil, es decir, ante la incapacidad psíquica para abordar un problema tan grave, el sujeto se defiende asumiendo conductas y comportamientos regresivos infantiles (esquizoides) e histriónicos.

"Lo peor del caso es que si aparece ese comportamiento es para defenderse de una realidad que dista mucho de ser la que él pregona. Sostengo lo siguiente en tanto los comportamientos arriba mencionados aparecen cuando un sujeto no puede sostener una verdad. Utilizando el léxico de Calderón, sus actitudes y sus palabras parecieran ser un autogol, al autoexhibirse encontramos lo histriónico.

"La actitud risueña y el ponerse a jugar futbol con su esposa, mientras en México acontecen tantos problemas nos debe poner alertas en torno a preguntarnos cual es el estado psíquico de quien gobierna, y más aún debiera a ponernos a pensar que lo que dice Calderón no es lo que realmente desea, de tal manera que cuando dice que "vamos ganando", lo que en sí desea es que se vaya perdiendo, y eso sí es muy delicado."

Futbol y lucha en contra del narco. Ya leeremos las crónicas que, de tan repetidas, prácticamente están memorizadas: "… y los once de la "Decepción" Nacional se dejaron arrebatar el triunfo que tenían en sus manos..."

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