• Banderas y niños héroes
• Lacritas legislativas...
Las leyes, como las telarañas, mi estimado, enmarañan al débil pero son quebradas por los más fuertes. Develando de nueva cuenta el sello de hipocresía de nuestros finísimos legisladores, ayer fue aprobada la controvertida reforma judicial no sin antes, y a última hora por la falta de los votos necesarios, suprimir el simpático artículo que le concedía un cheque en blanco a las autoridades policiacas para allanar domicilios bajo un frívolo argumento de percepción donde la vida de alguna persona corriera peligro inminente.
Y como el optimista respetable, millones de mexicanos y diversos organismos de derechos humanos realmente respetan la credibilidad y veneran a las policías federales, el polémico artículo 16 se fue... directo al nabo y sin escalas. No sin antes escuchar una cascada de barbaridades y estupideces defendiendo lo indefendible, cuando medio México sabe que aquí con la ley en la mano se confeccionan expedientes a la medida. La PGR es la academia de los traviesos sastres donde gracias al arraigo domiciliario —elevado peligrosamente ya a rango constitucional— es posible crear, desarrollar, inventar y concebir los actores de la gran tenebra jurídica para armar la obra maestra.
Y qué mejor premio, my friend, que permitirle los excesos al gobierno de Felipe Calderón para catear domicilios sin orden judicial, y ya luego viriguamos si bien haiga sido como haiga sido. Lo trascendente es diseminar ese delicado tufillo de autoritarismo que las lacritas legislativas ya habían comprado y que hace meses se respira en el volátil ambiente social y que, con la impunidad de una ley en la mano, desarrollar el lujurioso reventón.
Y no deja de llamar la atención cómo José Luis Santiago Vasconcelos se desgarró las vestiduras institucionales legaloides el día de ayer en una muy curiosita entrevista radiofónica con López-Dóriga, donde los argumentos para defender los impunes cateos fueron dignos de the fucking looney bin. Sobre todo cuando la historia ha mostrado que, sin órdenes judiciales estos pasados de lanza han hecho lo que les ha venido en gana con jurisprudencia whatever o no.
Quizá el hoy agobiado subprocurador aún tiene secuelas de ese ocurrente atentado que no ha sido puntualmente aclarado y que, con el paso del tiempo y sugestivas investigaciones, concede el gran beneficio de la original duda. Porque si a Vasconcelos le iban a dar flit con tres lanzacohetes L.A.W. calibre 66 modelo M72 A3, era para que el gobierno federal protegiera a su excelso funcionario y le diera su pasaporte with one way ticket para arroparlo de tales delicadas amenazas que suman varias en su espléndido paso por la PGR, ¿no cree? Porque eso de andar jugando con la bandera del compromiso como niño héroe desata... risas de incredulidad.
Idénticas a las generadas por nuestros vecinos con su inagotable sonsonete del terrorismo y el ocurrente caso de su seguridad nacional, cuando son los primeros responsables en la espléndida cadena de corrupción en el tráfico de armas. Mismas, my friend, que por obra y gracia divina cruzan la frontera y llegan a manos de los cárteles... y de esa revoltosa guerrilla que tiene cuentas pendientes por cobrar en... Oaxaca. Pero no se me distraiga y siga leyendo.
¿Qué opinan —hoy que se van a reunir funcionarios de ambos gobiernos— las autoridades estadunidenses sobre aquel juguetito decomisado en la capital calibre .50 y que es utilizado por sus fuerzas armadas? Porque ya va siendo hora que acepten su innegable responsabilidad en el colosal desmadre existente en el control y tráfico de armas de alto poder.
¿Por qué no, en aras de pavimentar el camino de la ayuda bilateral contra la organizada delincuencia, los güeritos no someten... su lado fronterizo, mi estimado, a estrictos controles tecnológicos para disminuir los márgenes en las travesuras del peligroso contrabando...? Seguro que gadgets sobran.
Un quid pro quo no caería mal en estos tiempos donde aquí soplan, digamos, vientos de altísimos cambios federales (Patricio Patiño fue uno de los chistosos botones) y allá transitan cambios... pero de régimen.
Un poco de good will sería bienvenido previo a que se originen delicados acontecimientos por la falta de sensibilidad y de controles en su mar de corrupción. A menos, my friend, que la pasividad norteamericana en este ilustre rubro tenga... otro tipo de simpática agenda.
• Lacritas legislativas...
Las leyes, como las telarañas, mi estimado, enmarañan al débil pero son quebradas por los más fuertes. Develando de nueva cuenta el sello de hipocresía de nuestros finísimos legisladores, ayer fue aprobada la controvertida reforma judicial no sin antes, y a última hora por la falta de los votos necesarios, suprimir el simpático artículo que le concedía un cheque en blanco a las autoridades policiacas para allanar domicilios bajo un frívolo argumento de percepción donde la vida de alguna persona corriera peligro inminente.
Y como el optimista respetable, millones de mexicanos y diversos organismos de derechos humanos realmente respetan la credibilidad y veneran a las policías federales, el polémico artículo 16 se fue... directo al nabo y sin escalas. No sin antes escuchar una cascada de barbaridades y estupideces defendiendo lo indefendible, cuando medio México sabe que aquí con la ley en la mano se confeccionan expedientes a la medida. La PGR es la academia de los traviesos sastres donde gracias al arraigo domiciliario —elevado peligrosamente ya a rango constitucional— es posible crear, desarrollar, inventar y concebir los actores de la gran tenebra jurídica para armar la obra maestra.
Y qué mejor premio, my friend, que permitirle los excesos al gobierno de Felipe Calderón para catear domicilios sin orden judicial, y ya luego viriguamos si bien haiga sido como haiga sido. Lo trascendente es diseminar ese delicado tufillo de autoritarismo que las lacritas legislativas ya habían comprado y que hace meses se respira en el volátil ambiente social y que, con la impunidad de una ley en la mano, desarrollar el lujurioso reventón.
Y no deja de llamar la atención cómo José Luis Santiago Vasconcelos se desgarró las vestiduras institucionales legaloides el día de ayer en una muy curiosita entrevista radiofónica con López-Dóriga, donde los argumentos para defender los impunes cateos fueron dignos de the fucking looney bin. Sobre todo cuando la historia ha mostrado que, sin órdenes judiciales estos pasados de lanza han hecho lo que les ha venido en gana con jurisprudencia whatever o no.
Quizá el hoy agobiado subprocurador aún tiene secuelas de ese ocurrente atentado que no ha sido puntualmente aclarado y que, con el paso del tiempo y sugestivas investigaciones, concede el gran beneficio de la original duda. Porque si a Vasconcelos le iban a dar flit con tres lanzacohetes L.A.W. calibre 66 modelo M72 A3, era para que el gobierno federal protegiera a su excelso funcionario y le diera su pasaporte with one way ticket para arroparlo de tales delicadas amenazas que suman varias en su espléndido paso por la PGR, ¿no cree? Porque eso de andar jugando con la bandera del compromiso como niño héroe desata... risas de incredulidad.
Idénticas a las generadas por nuestros vecinos con su inagotable sonsonete del terrorismo y el ocurrente caso de su seguridad nacional, cuando son los primeros responsables en la espléndida cadena de corrupción en el tráfico de armas. Mismas, my friend, que por obra y gracia divina cruzan la frontera y llegan a manos de los cárteles... y de esa revoltosa guerrilla que tiene cuentas pendientes por cobrar en... Oaxaca. Pero no se me distraiga y siga leyendo.
¿Qué opinan —hoy que se van a reunir funcionarios de ambos gobiernos— las autoridades estadunidenses sobre aquel juguetito decomisado en la capital calibre .50 y que es utilizado por sus fuerzas armadas? Porque ya va siendo hora que acepten su innegable responsabilidad en el colosal desmadre existente en el control y tráfico de armas de alto poder.
¿Por qué no, en aras de pavimentar el camino de la ayuda bilateral contra la organizada delincuencia, los güeritos no someten... su lado fronterizo, mi estimado, a estrictos controles tecnológicos para disminuir los márgenes en las travesuras del peligroso contrabando...? Seguro que gadgets sobran.
Un quid pro quo no caería mal en estos tiempos donde aquí soplan, digamos, vientos de altísimos cambios federales (Patricio Patiño fue uno de los chistosos botones) y allá transitan cambios... pero de régimen.
Un poco de good will sería bienvenido previo a que se originen delicados acontecimientos por la falta de sensibilidad y de controles en su mar de corrupción. A menos, my friend, que la pasividad norteamericana en este ilustre rubro tenga... otro tipo de simpática agenda.
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