• Las uñas de Felipe
• Los USW y una elección
No existe delito, mi estimado, que no tenga antecedente. Con el verano a la vuelta de la esquina (thank God), la temperatura sube, cual simpática bolita, en los ánimos de la distintiva clase política donde unos tratan de llevar agua a su desacreditado molino, como los priistas que ya hacen cuentas alegres en su listado de chantajes para aprobar el chisguete energético presidencial. Y en esa distinguida lista se encuentra la política social de Felipe, quien el pasado viernes ante su gabinete legal, ampliado y varios funcionarios de alto nivel (de disfuncionalidad neuronal) sacó las uñas y (¡grrrr...!) regaló una bola de divertidos tubazos en un muy extraño acto de (evidente desesperación) improvisado discurso entre grotescos gestos, manotazos y muecas ante varias miradas de (what the fuck... are we losing him?!) pasmo y sorpresa.
El inédito como cínico discurso, my friend, le resta toda credibilidad cuando se está rodeado de secretarios cuyas desvergonzadas trayectorias en estos accidentados 18 meses son botones de que la impunidad, la complicidad y el amiguismo son las únicas cartas de presentación y… supervivencia. De qué rayos se queja exasperado Calderón si no ha sido capaz de poner el ejemplo en la casa que, afirma... está limpiando. Con todo y la excesiva inundación de spots oficiales –que hacen palidecer la época foxista—, este régimen y su Gymboree no terminan de convencer en el poder... del no poder.
Ahí estuvieron animados el tesorito superpoderoso de Bucareli y el impresentable secretario del Trabajo (sucio), Javier Lozano Alarcón, como modelos de este sexenio. Como muestras de la elasticidad de la ética y flexibilidad de la ley.
Y para abonar su granito de arena, México continúa en estos aciagos tiempos siendo ejemplo de las desproporciones de algunos empresarios que se quieren pasar de lanzas y, tarde o temprano, terminan en el banquillo de los acusados señalados como the genuine lawbreakers.
The authentic crooks, yes?
En esa lista, amable lector, estuvo Ricardo Salinas Pliego y sus empresas acusadas por la divertida SEC (Security Exchange Comission) de conspirar para violar las leyes estadunidenses en uno de esos cardiacos culebrones de cuello blanco financieros que involucró a Tv Azteca y Azteca Holdings alrededor de varias transacciones donde apareció la controvertida Unefon y Nortel, ¿se acuerda…?
Hoy, ese caso podría parecer un juego de ingenuas matatenas comparado al sorprendente agandalle de Germán Larrea y Grupo México con el asunto de Asarco, que ya es noticia con el atractivo juicio que se lleva a cabo en su contra en Brownsville, Texas.
Larrea, según interesantes documentos, atropelló con dolo, alevosía y ventaja varias leyes de mercado norteamericanas para beneficiar a sus empresas con la pequeñísima salvedad de que el brazo de aquella ley no tarda en darle más de un escalofriante susto. Sobre todo porque la palabra fraude, my friend, aparece en más de una acreditada investigación y ese tipo de transacciones serán siempre ejemplo de castigo, sanción y… escarmiento.
Grupo México tiene pésima reputación en países donde mantiene operaciones aunque en este sexenio su impune lema sea coopelas o… cuello.
Contrario a otros consorcios donde empresa y sindicatos van de la mano —el reciente ejemplo de los acuerdos entre ArcelorMittal, la principal compañía siderúrgica mundial y todos sus sindicatos integrados a la FITIM, donde se establecieron principios mínimos para la seguridad y la salud de los trabajadores firmados el pasado 3 de junio por la Federación Europea de Trabajadores Metalúrgicos, los United Steelworkers presidido por el talentoso Leo Gerard y la misma FITIM—, y en los cuales rigen los principios de un verdadero diálogo social y respeto mutuo, el asunto de Larrea y sus complicidades con la STyPS en contra, ya no digamos la autonomía sindical, sino de su líder Gómez Urrutia, son temas que ocupan y preocupan al sindicalismo mundial.
Y sí, aunque no lo parezca, los tiempos están llegando para que hierva la olla de presión internacional. Sobre todo cuando cada voto será crucial en una elección como la del próximo residente de la Casa Blanca. Y es ahí, my friend, donde los intereses de los USW entrarán en escena.
So chill...
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