POR CUANTO HICISTE MALDITA SERAS
ENTRE TODAS LAS BESTIAS Y ENTRE TODOS LOS ANIMALES DEL CAMPO;
SOBRE TU PECHO ANDARAS Y COMERAS POLVO
TODOS LOS DIAS DE TU VIDA.
Genesis 3:14
Maciel |
Cuando por fin me armé de valor para decirles que no sentía llamado alguno para consagrarme como ellas, mandaron todas a apagar los reflectores, los halagos, el cariño y la empatía. Regresé a mi carácter de forastera.
A los 14 años, ciertas cosas tienen tremendo valor, como el reconocimiento y la admiración de los adultos; ellas fingieron por mucho tiempo quererme y respetarme, pero todo se acabó de golpe cuando me negué a viajar en el verano al centro vocacional.
Con los años, he ido acomodando mejor este episodio; ahora, me parece claro que la legión está entrenada para el reclutamiento de adolescentes. Conocen sus típicos anhelos y sus miedos, curan sus dudas ensalzando el fervor religioso. Es muy fácil encariñarse con ellas, vulnerarse, contarles los poquitos secretos de primera juventud porque, sí, muchas consagradas son adorables. Por eso fue tan difícil aceptar que tiendan, por formación, al chantaje moral y a la manipulación.
Ése había sido mi único contacto con los Legionarios de Cristo. Luego vinieron las acusaciones de pederastia en contra de Marcial Maciel, su fundador. Los testimonios contundentes de sus víctimas y la exposición pública de su dolor, mohoso de tanta oscuridad y encierro, me desconcertaron. Ocho ex legionarios denunciaron detalladamente cómo, cuándo y dónde habían sido abusados sexualmente por Maciel.
Creí que esto significaría un cisma al interior del movimiento. Por amor a la verdad, a la justicia y a la persona humana o, bien, por amor a Marcial Maciel, consagradas y sacerdotes legionarios, simpatizantes, empresarios, alumnos y alumnas alertarían sobre la importancia de una exhaustiva investigación de cada caso.
Sin embargo, calló el acusado y callaron sus seguidores. Dijeron que, como Cristo, cargaba su cruz con resignación. Las víctimas, exhaustas, fueron ignoradas en su dolor, pero el Padre Maciel, sin embargo, recibió calurosos aplausos en sus siguientes apariciones públicas.
¿Cómo puedes estar segura de su inocencia?, le he preguntado reiteradas veces a una muy querida amiga integrante de Regnum Christi. Me sorprende su temple, su férrea formación, incluso su silencio cuando se le acaban los argumentos para defender a su entrañable fundador. Le expongo otros casos de sacerdotes pedófilos, casos igualmente bloqueados por la jerarquía clerical, y ella asiente. Sí, cree que es posible que un sacerdote llegue a esos excesos, pero, parafraseo, "nunca alguien tan bueno, con tantas palabras de esperanza".
La ingenuidad con que muchos fieles respaldan a sus sacerdotes, especialmente en el caso de Maciel, me recuerda la historia vergonzosa y ridícula que los mismos legionarios sostuvieron con "Betito", el niño vidente que prometió la aparición de un manantial y de la Virgen María el 2 de agosto de 2007 en la sierra de Arteaga. Con inversiones millonarias, empresarios e integrantes del movimiento, como Salinas Pliego (APRO, agosto 2007) apoyaron las locuaces premoniciones del hoy desaparecido "Betito".
El coctel es embriagador. Primero, tenemos sacerdotes pésimamente formados. Segundo, tenemos una feligresía fantasiosa, mal formada, fanática, que antes que la verdad y la justicia prefiere sacudir sus imágenes sagradas en los altares.
Y tercero, tenemos una jerarquía más preocupada por juntar el dinero para las indemnizaciones de las víctimas -que tan sólo en Los Ángeles ascendió hace año y medio a 660 millones de dólares-, que por desarticular la cadena de aberraciones.
Aunque Benedicto XVI lo condenó a una vida de silencio y penitencia, canceló el curso de las investigaciones canónicas so pretexto de su vejez y de su estado de salud. Marcial Maciel murió cobijado en su silencio imperturbable. Una comodidad que no merece un sospechoso de pederastia.
La propia Iglesia católica alienta a la impunidad, al favoritismo, a la caridad condicionada; la jerarquía invita, con su cobardía, a que los sacerdotes pederastas se sientan protegidos por las arcas católicas y la red de complicidad clerical.
Cuántos crímenes se siguen cometiendo en nombre de Jesús.
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