Por: Teodoro Rentería Arróyave
Es de considerarse que el crimen organizado, consecuencia del narcotráfico, representa una problemática de carácter nacional y mundial.
De ahí el llamado a trabajar conjuntamente en materia de seguridad para vencer al gran flagelo de la humanidad que hizo el presidente Felipe Calderón Hinojosa, al participar en una sesión solemne del Congreso español.
Recinto, por cierto, en el cual hace 31 años no estaba presente un mandatario mexicano. Es de recordarse, en 1977, José López Portillo se convirtió en el primer presidente mexicano en realizar una visita a España, exacto cuando la nación ibera iniciaba su camino por la democracia, después de esa larga noche de 33 años, en que la sumió el dictador, Francisco Franco.
Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde, nacido en Ferrol, La Coruña, el 4 de diciembre de 1892 y muerto en Madrid, el 20 de noviembre de 1975, militar y dictador español, Jefe del Estado de España desde octubre de 1936 hasta su muerte en 1975. Implantó un régimen anti-liberal y corporativo, gobernó por decreto, suprimió libertades democráticas y derechos, simplemente fue un terrorista de estado.
La respuesta no se hizo esperar, el rey Juan Carlos Primero de España, le expresó al presidente mexicano el respaldo total del gobierno español en el combate contra el narcotráfico, y agradeció el apoyo de México en la lucha contra el terrorismo.
Por el contrario, ante el constante llamado al interior de nuestro país a los tres órdenes de gobierno, sólo se han obtenido respuestas imprecisas, por ello no vaya a resultar que la cooperación mundial se de y fracase en México por desinterés, negligencia o intereses inconfesables.
De Washington, llegó otra noticia en el mismo contexto de cooperación, sin los condicionamientos anteriores. La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una nueva versión de la Iniciativa Mérida la cual considera un lenguaje que insiste en la estricta salvaguarda de los derechos humanos, pero no condiciona los fondos a ningún tipo de reforma judicial.
Además, aumenta los fondos a un total de mil 600 millones de dólares a México, repartidos en tres años, así lo decidió la Cámara de Representantes con una votación de 311 legisladores a favor y 106 en contra, falta desde luego que la Iniciativa Mérida sea también avalada por el Senado estadounidense.
“Con esta autorización de la Iniciativa Mérida queremos demostrar el compromiso de nuestra nación de trabajar muy de cerca con nuestros vecinos del sur, de una forma sincera y a largo plazo para combatir juntos el tráfico ilegal de drogas y la violencia relacionada a ella”, aseguró el presidente del Comité de Exteriores, el demócrata Howard Berman.
Mientras esto ocurre en el exterior en nuestro país surgió una declaración cuando menos sorprendente, el procurador General de la República, Eduardo Mediana Mora, expuso que la violencia del narcotráfico en México todavía no llega a su nivel máximo, podría verse más y peor, pero la curva descendente comenzará hasta dentro de dos años.
El presidente Calderón Hinojosa, en días pasados había llamado la atención a sus colaboradores sobre el tema de la seguridad con frases severas, como la exigencia de “defender” su política, “actuar para que México deje de ser visto como un país de corrupción” y difundir las acciones del gobierno federal. Lo dicho: la cooperación mundial para enfrentar el flagelo cuando menos se mueve, y en México existe el constante peligro de que fracase, como ya apuntamos, por desinterés, negligencia o intereses inconfesables.
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