Por Samuel García
Actualmente hay tres temas que marcan el ritmo en la agenda política de México: PEMEX, la crisis de alimentos y el narcotráfico. En primer lugar debemos tener presente que es el Estado quien tiene el poder de regular la vida de los mexicanos y por lo tanto estos tres temas centrales que destacan en la actualidad mucho tienen que ver con lo que hace, lo que debe hacer o lo que ha dejado de hacer el Estado. También hay que entender muy bien que el Estado no lo conforman marcianos, tampoco extranjeros, sino que se compone por mexicanos, mujeres y hombres capacitados que trabajan en las diferentes instituciones a través de las cuales se establecen las normas que regulan a nuestra sociedad. Al menos en teoría los mexicanos contamos con el aparato necesario para que las cosas en nuestro territorio marchen de la mejor manera posible. De darse un buen funcionamiento en el país es obvio que ello se debe reflejar en la experiencia diaria de la ciudadanía.
Lamentablemente la vida diaria de millones de mexicanos es un tormento, unos tienen la capacidad de darse cuenta en que condiciones viven, otros aunque no lo ven, sí están sumergidos en una realidad complicada y que expresa sin lugar a dudas la ineficacia e inutilidad del actual Estado que ha sido incapaz de hacer que las cosas marchen bien en México. No es posible entender como en un país tan rico en recursos naturales como el nuestro, con un territorio grande y extenso, que cuenta con un pueblo noble y trabajador, sea uno de los países con peor crecimiento económico, con un número aproximado de 70 millones de mexicanos pobres, estando la mayoría de ellos sumergidos en la pobreza extrema. Ni que decir del pésimo sistema educativo, del mal servicio de salud, de las pésimas condiciones en las cuales se encuentran los servicios de electricidad, agua potable, gas, caminos, transporte y un largo etcétera. Puedo pasar largas horas redactando todas las cosas que hacen falta o que no funcionan correctamente en México, pero la verdad es que no tengo la intención de describir algo que podemos encontrar a nuestro alrededor en cualquier punto de la geografía nacional, a cualquier hora y en cualquier lugar, con la excepción desde luego de aquellos lugares donde habitan y hacen su vida tanto la clase dominante como la clase política, allí hay pocos o nulos problemas.
Es posible decir que vivimos en un lugar donde hay dos ‘México’, el que usted y yo enfrentamos en condiciones desfavorables cada día, y el que se han construido a su antojo los dueños del capital a costa de la desgracia del resto de la población y que disfrutan día a día en condiciones altamente favorables. ¿Cómo hemos de estar? Hasta nos damos el lujo de contar entre los nuestros con uno de los hombres más ricos del mundo, orgullosamente “mexicano”, don Carlos Slim, ejemplo de cómo ¡sí podemos! como mexicanos aspirar a lo grande, a lo mero bueno de la vida: ser de los más ricos y poderosos en el mundo entero. Con lo hasta aquí expresado puedo resumir la actual condición en la que se encuentra el Estado mexicano: pertenece a la propiedad privada y funciona correctamente para el beneficio de la clase alta, pero hace tiempo que dejo de ser un organismo público y por lo tanto no beneficia en nada al resto de la población. Un dato que debemos destacar es que la clase dominante no representa ni siquiera la mitad de un millón de los más de 120 millones de habitantes que tiene México; se estima que son únicamente no más de 70 familias las que controlan el 90% de la riqueza nacional, y al revisar nombres y apellidos de varios de los que ahora son parte de la clase privilegiada nos damos cuenta que son los mismos que desde el Porfiriato (1876-1911) han venido saqueando al país, dejando de ese modo a varias generaciones sin la posibilidad de vivir de manera digna y decorosa.
Asumo que ésta historia ya la conocen ustedes y que pueden inclusive describirla mucho mejor que yo, pero la pregunta obligada es: ¿hasta cuando vamos a permitir que las cosas sigan como están?, ¿cuándo realmente dejaremos de ser un pueblo oprimido y explotado?, ¿qué necesita suceder para que los mexicanos hagamos algo para mejorar nuestra condición de vida y conformar un Estado de los mexicanos y no propiedad de unos cuantos? Como señalaba al comenzar el presente texto, hay tres temas fundamentales de los cuales hoy se piensa y se dice mucho, pero más allá de que se digan o decidan cosas correctas en base a esos temas, no figuran en la agenda política (y probablemente tampoco en nuestra agenda personal, ni en nuestros finitos cerebros) tres temas que pueden ser vitales para la transformación de México: organización ciudadana, proyecto de autonomía-autogestión y revolución de las conciencias. En este texto sólo abordaré el primer punto, la organización ciudadana, los dos restantes los tocaré en futuros escritos que haga para Revoluciones.
Organización Ciudadana
Actualmente hay un gran número de brigadas por todo el país que alertan a la población sobre las consecuencias que puede traer para nuestro país el hecho de que se apruebe la propuesta de Reforma Energética que envió recientemente Felipe Calderón al Senado de la República. Dichas brigadas son parte del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo que encabeza el ciudadano Andrés Manuel López Obrador. El funcionamiento y los argumentos de dichas brigadas son correctos, pero una vez que he visto el éxito que están teniendo en el caso concreto del tema de PEMEX me pregunte a mi mismo: ¿y si alertáramos de igual forma a la sociedad, a nuestros vecinos y conocidos sobre un asunto de riesgo en nuestra colonia o barrio?
Creer que solamente debemos defender a PEMEX es una visión corta y limitada, debemos de ahora en adelante pensar en defender todo lo que nos pertenece: la misma estructura del gobierno, pasando por las delegaciones, municipios, ciudades, estados y llegando así al nivel federal. PEMEX es una empresa de todos los mexicanos, pero también al principio establecimos que el Estado es por y para los mexicanos ¡No es posible defender a PEMEX, ni cualquier otra propiedad de la nación sino tenemos los mexicanos el real control del Estado! ¿Se pone interesante el asunto verdad?
Aquí la ventaja que tenemos en la cuestión de la organización ciudadana es que cuando falla el servicio de alumbrado en las calles dentro de la colonia donde vivimos –por citar un ejemplo- no miramos si el vecino es amarillo, azul o tricolor, si es católico, protestante o ateo, por lógica se busca que el servicio de alumbrado sea el adecuado para todos y acudimos a las instancias correspondientes para que dicho PROBLEMA se SOLUCIONE, al menos eso es lo que debería pasar. Es probable que en donde vive usted no exista problema de alumbrado pero sí creo que debe existir algún otro problema, la seguridad contra la delincuencia, el servicio de drenaje y de agua potable, el pavimento, las áreas verdes, las condiciones (instalaciones y servicios) de las escuelas públicas y otro largo etcétera. No hay colonia, barrio o municipio que no tenga necesidades de primera mano, pero lo que ha pasado es que no ha existido unidad y unaminidad para solucionar los problemas básicos que pudiera enfrentar nuestra comunidad. Creemos que porque votamos y tenemos funcionarios públicos devengando un sueldo (por cierto, nuestra burocracia es de las mejores pagadas en todo el mundo aunque no entreguen buenos resultados), ellos son los que van a tener que resolver todos los problemas... lo harían si fueran maquinas, pero son personas que como usted y como yo también tienen una vida común, desde luego que se les paga y están capacitados para rendir al 100% y cumplir con su trabajo, pero no pueden estar en todo al mismo tiempo. La ausencia de la ciudadanía ha permitido que no solamente problemas básicos queden pendientes, sino que se incrementen también las problemáticas con asuntos de corrupción y de abuso de autoridad, por citar dos de los más frecuentes. Como nadie dice nada, los que ocupan cargos públicos y tienen acceso a los dineros del pueblo, se les hace fácil robar, no cumplir con su trabajo y generar así un círculo vicioso, que es semejante a un globo que va inflándose más y más de tal manera que cuando no resista más va a reventar por completo.
Estamos a tiempo para canalizar parte de nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en obtener una organización efectiva, donde no sobresalga otra cosa que no sea el trabajo en conjunto, pues también muchas veces en una empresa como está se puede dar únicamente el cambio de personajes en lo que respecta al ejercicio del poder, el clásico “quítate porque ahora voy yo” y sin haber cambiado las cosas de raíz. No se trata de eso, la organización ciudadana busca impulsar a líderes responsables pero estos a su vez buscan estar respaldados y constantemente supervisados por aquellos que les delegaron el poder, es un asunto de reciprocidad, la comunidad le da ciertas atribuciones a ciertos sujetos pero estos mismos se apoyan en la misma comunidad para tener un funcionamiento adecuado. Una vez que se logre articular a los miembros de la sociedad para poder mejorar nuestras condiciones de vida, no solamente estaremos listos para defender el petróleo sino que podremos defender lo ancho y lo largo que es México, todo lo que por ley le pertenece a los mexicanos y sin tener que recurrir a la violencia, que viene a ser lo mejor de todo.
Dicen que en el tamaño y tipo de visión que un hombre tiene se ve y se puede percibir el tamaño de la fe y confianza que tiene en si mismo. Considero que nuestro pueblo está pasando por un momento crucial, donde lo que dejemos de hacer traerá consecuencias graves y complicadas para presentes y futuras generaciones, pero lo peor no va ser eso que dejemos de hacer, sino aquello que ya estamos haciendo y que no nos damos cuenta no es lo suficiente para cambiar al país. Respeto y admiro el trabajo de las brigadas en defensa del petróleo, también respeto el liderazgo de López Obrador, pero me da la impresión que se puede y debe de hacerse más que lo que ahora se hace si en realidad la meta es, no luchar nada más por el poder, sino por una renovación total de nuestro país. Incluyo en mis sanas observaciones no solamente a este movimiento social, sino también al resto de organizaciones y fuerzas que buscan que las cosas en México cambien... también invito a mis amigos y compañeros discípulos de Jesucristo, cristianos ordinarios (no a los agentes religiosos), a que nos sumemos y le demos sabor a la organización que nuestra nación requiere.
El amor que se le tiene a un país, es un asunto como en los noviazgos: si nada más se dice pero no se demuestra, tal amor de nada sirve. Sea pues nuestro amor por México, amor por nosotros mismos y amor por los que nos rodean, dicho amor hay que expresarlo con acciones, manifestarlo con organización. Por muy cursi que suene pero es la verdad, ha faltado que amemos nuestra nación, en muchos casos ni estima por nosotros mismos tenemos por eso mismo nos hemos dejado humillar una y otra vez... pero ya basta, podemos cambiar la historia, es más, me atrevo a decir que ya la estamos cambiando pero sigue faltando una cosa y eso que falta ERES TÚ.
Saludos y que Dios les bendiga.
Actualmente hay tres temas que marcan el ritmo en la agenda política de México: PEMEX, la crisis de alimentos y el narcotráfico. En primer lugar debemos tener presente que es el Estado quien tiene el poder de regular la vida de los mexicanos y por lo tanto estos tres temas centrales que destacan en la actualidad mucho tienen que ver con lo que hace, lo que debe hacer o lo que ha dejado de hacer el Estado. También hay que entender muy bien que el Estado no lo conforman marcianos, tampoco extranjeros, sino que se compone por mexicanos, mujeres y hombres capacitados que trabajan en las diferentes instituciones a través de las cuales se establecen las normas que regulan a nuestra sociedad. Al menos en teoría los mexicanos contamos con el aparato necesario para que las cosas en nuestro territorio marchen de la mejor manera posible. De darse un buen funcionamiento en el país es obvio que ello se debe reflejar en la experiencia diaria de la ciudadanía.
Lamentablemente la vida diaria de millones de mexicanos es un tormento, unos tienen la capacidad de darse cuenta en que condiciones viven, otros aunque no lo ven, sí están sumergidos en una realidad complicada y que expresa sin lugar a dudas la ineficacia e inutilidad del actual Estado que ha sido incapaz de hacer que las cosas marchen bien en México. No es posible entender como en un país tan rico en recursos naturales como el nuestro, con un territorio grande y extenso, que cuenta con un pueblo noble y trabajador, sea uno de los países con peor crecimiento económico, con un número aproximado de 70 millones de mexicanos pobres, estando la mayoría de ellos sumergidos en la pobreza extrema. Ni que decir del pésimo sistema educativo, del mal servicio de salud, de las pésimas condiciones en las cuales se encuentran los servicios de electricidad, agua potable, gas, caminos, transporte y un largo etcétera. Puedo pasar largas horas redactando todas las cosas que hacen falta o que no funcionan correctamente en México, pero la verdad es que no tengo la intención de describir algo que podemos encontrar a nuestro alrededor en cualquier punto de la geografía nacional, a cualquier hora y en cualquier lugar, con la excepción desde luego de aquellos lugares donde habitan y hacen su vida tanto la clase dominante como la clase política, allí hay pocos o nulos problemas.
Es posible decir que vivimos en un lugar donde hay dos ‘México’, el que usted y yo enfrentamos en condiciones desfavorables cada día, y el que se han construido a su antojo los dueños del capital a costa de la desgracia del resto de la población y que disfrutan día a día en condiciones altamente favorables. ¿Cómo hemos de estar? Hasta nos damos el lujo de contar entre los nuestros con uno de los hombres más ricos del mundo, orgullosamente “mexicano”, don Carlos Slim, ejemplo de cómo ¡sí podemos! como mexicanos aspirar a lo grande, a lo mero bueno de la vida: ser de los más ricos y poderosos en el mundo entero. Con lo hasta aquí expresado puedo resumir la actual condición en la que se encuentra el Estado mexicano: pertenece a la propiedad privada y funciona correctamente para el beneficio de la clase alta, pero hace tiempo que dejo de ser un organismo público y por lo tanto no beneficia en nada al resto de la población. Un dato que debemos destacar es que la clase dominante no representa ni siquiera la mitad de un millón de los más de 120 millones de habitantes que tiene México; se estima que son únicamente no más de 70 familias las que controlan el 90% de la riqueza nacional, y al revisar nombres y apellidos de varios de los que ahora son parte de la clase privilegiada nos damos cuenta que son los mismos que desde el Porfiriato (1876-1911) han venido saqueando al país, dejando de ese modo a varias generaciones sin la posibilidad de vivir de manera digna y decorosa.
Asumo que ésta historia ya la conocen ustedes y que pueden inclusive describirla mucho mejor que yo, pero la pregunta obligada es: ¿hasta cuando vamos a permitir que las cosas sigan como están?, ¿cuándo realmente dejaremos de ser un pueblo oprimido y explotado?, ¿qué necesita suceder para que los mexicanos hagamos algo para mejorar nuestra condición de vida y conformar un Estado de los mexicanos y no propiedad de unos cuantos? Como señalaba al comenzar el presente texto, hay tres temas fundamentales de los cuales hoy se piensa y se dice mucho, pero más allá de que se digan o decidan cosas correctas en base a esos temas, no figuran en la agenda política (y probablemente tampoco en nuestra agenda personal, ni en nuestros finitos cerebros) tres temas que pueden ser vitales para la transformación de México: organización ciudadana, proyecto de autonomía-autogestión y revolución de las conciencias. En este texto sólo abordaré el primer punto, la organización ciudadana, los dos restantes los tocaré en futuros escritos que haga para Revoluciones.
Organización Ciudadana
Actualmente hay un gran número de brigadas por todo el país que alertan a la población sobre las consecuencias que puede traer para nuestro país el hecho de que se apruebe la propuesta de Reforma Energética que envió recientemente Felipe Calderón al Senado de la República. Dichas brigadas son parte del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo que encabeza el ciudadano Andrés Manuel López Obrador. El funcionamiento y los argumentos de dichas brigadas son correctos, pero una vez que he visto el éxito que están teniendo en el caso concreto del tema de PEMEX me pregunte a mi mismo: ¿y si alertáramos de igual forma a la sociedad, a nuestros vecinos y conocidos sobre un asunto de riesgo en nuestra colonia o barrio?
Creer que solamente debemos defender a PEMEX es una visión corta y limitada, debemos de ahora en adelante pensar en defender todo lo que nos pertenece: la misma estructura del gobierno, pasando por las delegaciones, municipios, ciudades, estados y llegando así al nivel federal. PEMEX es una empresa de todos los mexicanos, pero también al principio establecimos que el Estado es por y para los mexicanos ¡No es posible defender a PEMEX, ni cualquier otra propiedad de la nación sino tenemos los mexicanos el real control del Estado! ¿Se pone interesante el asunto verdad?
Aquí la ventaja que tenemos en la cuestión de la organización ciudadana es que cuando falla el servicio de alumbrado en las calles dentro de la colonia donde vivimos –por citar un ejemplo- no miramos si el vecino es amarillo, azul o tricolor, si es católico, protestante o ateo, por lógica se busca que el servicio de alumbrado sea el adecuado para todos y acudimos a las instancias correspondientes para que dicho PROBLEMA se SOLUCIONE, al menos eso es lo que debería pasar. Es probable que en donde vive usted no exista problema de alumbrado pero sí creo que debe existir algún otro problema, la seguridad contra la delincuencia, el servicio de drenaje y de agua potable, el pavimento, las áreas verdes, las condiciones (instalaciones y servicios) de las escuelas públicas y otro largo etcétera. No hay colonia, barrio o municipio que no tenga necesidades de primera mano, pero lo que ha pasado es que no ha existido unidad y unaminidad para solucionar los problemas básicos que pudiera enfrentar nuestra comunidad. Creemos que porque votamos y tenemos funcionarios públicos devengando un sueldo (por cierto, nuestra burocracia es de las mejores pagadas en todo el mundo aunque no entreguen buenos resultados), ellos son los que van a tener que resolver todos los problemas... lo harían si fueran maquinas, pero son personas que como usted y como yo también tienen una vida común, desde luego que se les paga y están capacitados para rendir al 100% y cumplir con su trabajo, pero no pueden estar en todo al mismo tiempo. La ausencia de la ciudadanía ha permitido que no solamente problemas básicos queden pendientes, sino que se incrementen también las problemáticas con asuntos de corrupción y de abuso de autoridad, por citar dos de los más frecuentes. Como nadie dice nada, los que ocupan cargos públicos y tienen acceso a los dineros del pueblo, se les hace fácil robar, no cumplir con su trabajo y generar así un círculo vicioso, que es semejante a un globo que va inflándose más y más de tal manera que cuando no resista más va a reventar por completo.
Estamos a tiempo para canalizar parte de nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en obtener una organización efectiva, donde no sobresalga otra cosa que no sea el trabajo en conjunto, pues también muchas veces en una empresa como está se puede dar únicamente el cambio de personajes en lo que respecta al ejercicio del poder, el clásico “quítate porque ahora voy yo” y sin haber cambiado las cosas de raíz. No se trata de eso, la organización ciudadana busca impulsar a líderes responsables pero estos a su vez buscan estar respaldados y constantemente supervisados por aquellos que les delegaron el poder, es un asunto de reciprocidad, la comunidad le da ciertas atribuciones a ciertos sujetos pero estos mismos se apoyan en la misma comunidad para tener un funcionamiento adecuado. Una vez que se logre articular a los miembros de la sociedad para poder mejorar nuestras condiciones de vida, no solamente estaremos listos para defender el petróleo sino que podremos defender lo ancho y lo largo que es México, todo lo que por ley le pertenece a los mexicanos y sin tener que recurrir a la violencia, que viene a ser lo mejor de todo.
Dicen que en el tamaño y tipo de visión que un hombre tiene se ve y se puede percibir el tamaño de la fe y confianza que tiene en si mismo. Considero que nuestro pueblo está pasando por un momento crucial, donde lo que dejemos de hacer traerá consecuencias graves y complicadas para presentes y futuras generaciones, pero lo peor no va ser eso que dejemos de hacer, sino aquello que ya estamos haciendo y que no nos damos cuenta no es lo suficiente para cambiar al país. Respeto y admiro el trabajo de las brigadas en defensa del petróleo, también respeto el liderazgo de López Obrador, pero me da la impresión que se puede y debe de hacerse más que lo que ahora se hace si en realidad la meta es, no luchar nada más por el poder, sino por una renovación total de nuestro país. Incluyo en mis sanas observaciones no solamente a este movimiento social, sino también al resto de organizaciones y fuerzas que buscan que las cosas en México cambien... también invito a mis amigos y compañeros discípulos de Jesucristo, cristianos ordinarios (no a los agentes religiosos), a que nos sumemos y le demos sabor a la organización que nuestra nación requiere.
El amor que se le tiene a un país, es un asunto como en los noviazgos: si nada más se dice pero no se demuestra, tal amor de nada sirve. Sea pues nuestro amor por México, amor por nosotros mismos y amor por los que nos rodean, dicho amor hay que expresarlo con acciones, manifestarlo con organización. Por muy cursi que suene pero es la verdad, ha faltado que amemos nuestra nación, en muchos casos ni estima por nosotros mismos tenemos por eso mismo nos hemos dejado humillar una y otra vez... pero ya basta, podemos cambiar la historia, es más, me atrevo a decir que ya la estamos cambiando pero sigue faltando una cosa y eso que falta ERES TÚ.
Saludos y que Dios les bendiga.
3 comentarios:
Estimado Samuel
Magnífico artículo. Pones en perspectiva la tarea que sigue. Organización.
Un abrazo solidario
Te dire que la manera en que cierras tu texto y al citar el "amor" puede como tu señalas que suene muy cursi, es mas te dire que en asuntos de amor no me ha ido nada bien, pero me has puesto a pensar que realmente a muchos como a mi nos va mal porque realmente no amamos el lugar donde vivimos ni lo que hacemos, entendiendo por amor que es sentir las cosas, valorarlas por lo que son y disfrutarlas al maximo. Convencer de eso a la gente va a costar pero organizados quizas la labor se facilite, buen articulo, se nota que andabas inspirado je je je...
No te digo por donde vivo pero te puedo decir que desde que tengo uso de razon en la zona donde vivo mi madre lleva pidiendo que un puente, que mas vigilancia de los de transito, etc y es cierto luego hay accidentes y pues uno no sabe cuando le va a tocar. Pero como lei en tu texto no se organiza nada, nos conformamos con desear, con quejarnos, con escupir para arriba y pues eso no esta bien, que bueno que jovenes como ustedes tengan esa vision de hacer mas que hablar, saludos a samuel autor del texto lo felicito
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