· El becario del CCA de la UNAM, Manuel Suárez Lastra, indicó que es contradictorio que al tiempo que se expanden las urbes, los empleos se ubican en enclaves económicos
· El nuevo poblamiento terminará consumiendo más tiempo para llegar a los puntos laborales, mayor congestionamiento y de emisiones vehiculares, dijo
El crecimiento desmedido de las zonas habitacionales, la concentración de empleos en los centros de las ciudades y los grandes traslados que debe recorrer la gente para llegar a su trabajo, reflejan la ausencia de una política urbana en el país, aseguró el becario posdoctoral del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, Manuel Suárez Lastra.
Resulta contradictorio que al tiempo que se expanden las urbes, señaló, los empleos se sigan ubicando en los enclaves económicos y “se expulse a los alrededores a la población que antes vivía ahí”.
Ello se traducirá, recalcó el experto, en que los nuevos pobladores de las zonas metropolitanas terminarán consumiendo más tiempo para llegar a los puntos laborales, lo que implica mayor congestionamiento, mayores emisiones vehiculares y pérdida de tiempo.
Suárez Lastra reiteró que se carece de una estrategia regional de crecimiento urbano que atienda esta situación, pues normalmente, o se realiza algún arreglo en el transporte o en los usos de suelo, pero nunca en ambos.
Al respecto, citó que en esta capital, en 13 años aumentaron los tiempos de traslado casi al doble. Antes eran entre 45 o 60 minutos, dependiendo el lugar, y ahora van a más de dos horas, en promedio.
El especialista del CCA en Geografía urbana y en movilidad residencial y accesibilidad, subrayó que la clave radica en saber a qué densidad desarrollar un área, pues “lo ideal” serían entre 120 y 200 habitantes por hectárea.
En este punto, ejemplificó con el caso europeo, donde pagan a los trabajadores los tiempos que usan de su hogar al trabajo. Si laboran ocho horas, más otras cuatro de transporte, se aumenta el sueldo. En este sentido, recalcó la necesidad de implementar una política nacional de urbanización para el manejo adecuado de espacios, tiempos de traslado y distribución de la población.
El problema central, aclaró, no es la zona metropolitana sino los aledañas, es decir, las metrópolis periféricas. “Esta área ya no crece tanto ni tan rápido, sino las que están a un ritmo más acelerado son las ciudades de alrededor”.
Lugares como Puebla, Tlaxcala y Apizaco, destacó, son casi de igual tamaño de la Ciudad de México en términos de superficie, pero con la quinta parte de la población. Son “problemas gravísimos, porque, por un lado, no se aprovecha bien la extensión y, por otra, quienes acaban más perjudicados son los pobladores de escasos recursos, que terminan ubicados en las zonas marginadas”.
El académico con posgrado de Geografía, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, indicó que no sólo debe haber políticas públicas locales, sino de planeación regional, pues así se evitaría el desarrollo “a saltos”, es decir, edificando zonas habitacionales en medio de la nada. “El problema no es construir viviendas, sino cómo y en dónde”.
Para concluir, el integrante del Departamento de Físico-Química Atmosférica del CCA, urgió a crear un programa multidisciplinario, que atienda las necesidades de cada sector de la población, pues hasta hoy, la planeación ha ido por detrás del proceso.
· El nuevo poblamiento terminará consumiendo más tiempo para llegar a los puntos laborales, mayor congestionamiento y de emisiones vehiculares, dijo
El crecimiento desmedido de las zonas habitacionales, la concentración de empleos en los centros de las ciudades y los grandes traslados que debe recorrer la gente para llegar a su trabajo, reflejan la ausencia de una política urbana en el país, aseguró el becario posdoctoral del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, Manuel Suárez Lastra.
Resulta contradictorio que al tiempo que se expanden las urbes, señaló, los empleos se sigan ubicando en los enclaves económicos y “se expulse a los alrededores a la población que antes vivía ahí”.
Ello se traducirá, recalcó el experto, en que los nuevos pobladores de las zonas metropolitanas terminarán consumiendo más tiempo para llegar a los puntos laborales, lo que implica mayor congestionamiento, mayores emisiones vehiculares y pérdida de tiempo.
Suárez Lastra reiteró que se carece de una estrategia regional de crecimiento urbano que atienda esta situación, pues normalmente, o se realiza algún arreglo en el transporte o en los usos de suelo, pero nunca en ambos.
Al respecto, citó que en esta capital, en 13 años aumentaron los tiempos de traslado casi al doble. Antes eran entre 45 o 60 minutos, dependiendo el lugar, y ahora van a más de dos horas, en promedio.
El especialista del CCA en Geografía urbana y en movilidad residencial y accesibilidad, subrayó que la clave radica en saber a qué densidad desarrollar un área, pues “lo ideal” serían entre 120 y 200 habitantes por hectárea.
En este punto, ejemplificó con el caso europeo, donde pagan a los trabajadores los tiempos que usan de su hogar al trabajo. Si laboran ocho horas, más otras cuatro de transporte, se aumenta el sueldo. En este sentido, recalcó la necesidad de implementar una política nacional de urbanización para el manejo adecuado de espacios, tiempos de traslado y distribución de la población.
El problema central, aclaró, no es la zona metropolitana sino los aledañas, es decir, las metrópolis periféricas. “Esta área ya no crece tanto ni tan rápido, sino las que están a un ritmo más acelerado son las ciudades de alrededor”.
Lugares como Puebla, Tlaxcala y Apizaco, destacó, son casi de igual tamaño de la Ciudad de México en términos de superficie, pero con la quinta parte de la población. Son “problemas gravísimos, porque, por un lado, no se aprovecha bien la extensión y, por otra, quienes acaban más perjudicados son los pobladores de escasos recursos, que terminan ubicados en las zonas marginadas”.
El académico con posgrado de Geografía, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, indicó que no sólo debe haber políticas públicas locales, sino de planeación regional, pues así se evitaría el desarrollo “a saltos”, es decir, edificando zonas habitacionales en medio de la nada. “El problema no es construir viviendas, sino cómo y en dónde”.
Para concluir, el integrante del Departamento de Físico-Química Atmosférica del CCA, urgió a crear un programa multidisciplinario, que atienda las necesidades de cada sector de la población, pues hasta hoy, la planeación ha ido por detrás del proceso.
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