Por: Gastón Pardo
El sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el de la Universidad metropolitana o el de la UNAM deben convertirse en instrumentos de una educación sana 160 mil jóvenes aspirantes se presentaron a principios de julio en la Universidad Nacional de México a presentar el examen de admisión, de cuya aprobación depende su ingreso a una de las varias carreras universitarias. Sólo 14 600 pasaron el examen, es decir, ni siquiera la décima parte.
Cuando este rechazo masivo tenía lugar en el pasado, los rechazados contaban con la Escuela superior de Economía, del Instituto Politécnico Nacional como desahogo de la frustración del examen de admisión no aprobado. En la ESE encontraban refugio esos jóvenes aunque fuera al precio de de una vocación asimismo frustrada. Pero este sacrificio era menor que la de puertas cerradas.
Una vez que el Politécnico entró en la dinámica neoliberal en el gobierno de Vicente Fox, la ESE dejó de ser el pivote que restara presión a la olla express y desde hace siete años, fecha en que se fundó la Universidad autónoma de la Ciudad de México por la decreto del regente de la capital mexicana Andrés Manuel López Obrador, este centro ha pasado de albergar a 300 alumnos a recibir 10 mil, es decir, empezó a dar cabida a rechazados de la UNAM cuando esta comenzó a enviar a la calle a aspirantes a ser profesionales.
Este es el círculo vicioso en el que el capitalismo mexicano, monstruoso esencialmente, hace caer a los jóvenes de México. Esto sin contar con la incapacidad de la administración panista de acomodar en un empleo de calidad a 1 200 000 jóvenes demandantes de trabajo que aparecen cada año. Sólo la cuarta parte encuentra empleo si bien en condiciones precarias. El salario mínimo ronda los 50 pesos, es decir, un poco más de 3 euros, lo que significa un insulto a un ser viviente.
Pero además del rechazo neoliberal por parte de gobiernos del PAN, del PRI y del PRD a los jóvenes en la universidad 'progresista' fundada por López Obrador, 'trabaja' un tarado que se llama Raúl Villegas, quien ha formado una camarilla de anormales como él, que son quienes deciden quién ingresa y quien no en calidad de alumno o de profesor. Cada vez que los integrantes de esa camarilla oyen hablar del sindicato de trabajadores de la UACM se ponen a temblar porque sin duda es esa fuerza sindical la única que puede mediatizar a papanatas como Villegas en su papel decisorio, así en el reclutamiento de personal académico y administrativo como de los alumnos de nuevo ingreso. Villegas dice estar apoyado por el rector de la UACM en sus indiscutibles medidas enfermizas.
Es tradicional en la historia del sistema educativo mexicano que la secretaría de educación pública, por ejemplo, decida el destino que deberá llevar el 50 por ciento de las plazas disponibles cada año por el presupuesto. A la institución educativa le corresponde decidir el destino de la otra mitad de las plazas. Esto acabaría con la hegemonía burocrática de irresponsables como Raúl Villegas.
El sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el de la Universidad metropolitana o el de la UNAM deben convertirse en instrumentos de una educación sana 160 mil jóvenes aspirantes se presentaron a principios de julio en la Universidad Nacional de México a presentar el examen de admisión, de cuya aprobación depende su ingreso a una de las varias carreras universitarias. Sólo 14 600 pasaron el examen, es decir, ni siquiera la décima parte.
Cuando este rechazo masivo tenía lugar en el pasado, los rechazados contaban con la Escuela superior de Economía, del Instituto Politécnico Nacional como desahogo de la frustración del examen de admisión no aprobado. En la ESE encontraban refugio esos jóvenes aunque fuera al precio de de una vocación asimismo frustrada. Pero este sacrificio era menor que la de puertas cerradas.
Una vez que el Politécnico entró en la dinámica neoliberal en el gobierno de Vicente Fox, la ESE dejó de ser el pivote que restara presión a la olla express y desde hace siete años, fecha en que se fundó la Universidad autónoma de la Ciudad de México por la decreto del regente de la capital mexicana Andrés Manuel López Obrador, este centro ha pasado de albergar a 300 alumnos a recibir 10 mil, es decir, empezó a dar cabida a rechazados de la UNAM cuando esta comenzó a enviar a la calle a aspirantes a ser profesionales.
Este es el círculo vicioso en el que el capitalismo mexicano, monstruoso esencialmente, hace caer a los jóvenes de México. Esto sin contar con la incapacidad de la administración panista de acomodar en un empleo de calidad a 1 200 000 jóvenes demandantes de trabajo que aparecen cada año. Sólo la cuarta parte encuentra empleo si bien en condiciones precarias. El salario mínimo ronda los 50 pesos, es decir, un poco más de 3 euros, lo que significa un insulto a un ser viviente.
Pero además del rechazo neoliberal por parte de gobiernos del PAN, del PRI y del PRD a los jóvenes en la universidad 'progresista' fundada por López Obrador, 'trabaja' un tarado que se llama Raúl Villegas, quien ha formado una camarilla de anormales como él, que son quienes deciden quién ingresa y quien no en calidad de alumno o de profesor. Cada vez que los integrantes de esa camarilla oyen hablar del sindicato de trabajadores de la UACM se ponen a temblar porque sin duda es esa fuerza sindical la única que puede mediatizar a papanatas como Villegas en su papel decisorio, así en el reclutamiento de personal académico y administrativo como de los alumnos de nuevo ingreso. Villegas dice estar apoyado por el rector de la UACM en sus indiscutibles medidas enfermizas.
Es tradicional en la historia del sistema educativo mexicano que la secretaría de educación pública, por ejemplo, decida el destino que deberá llevar el 50 por ciento de las plazas disponibles cada año por el presupuesto. A la institución educativa le corresponde decidir el destino de la otra mitad de las plazas. Esto acabaría con la hegemonía burocrática de irresponsables como Raúl Villegas.
2 comentarios:
Con sorpresa he leido la nota de Gast�n Pardo, que no me explico pues hasta ayer lo consideraba un buen amigo. Yo no tengo cargo alguno en la UACM, menos podr�a decidir qui�n entra a trabajar o estudiar en esta universidad, por lo tanto no tengo ning�n grupo de incondicionales, ni me explico su repentino encono, como no sea por su avanzada locura. Que lamentable
Prof. Ra�l Villegas D�valos
Amigos y lectores de Revoluciones:
En lo único que estoy de acuerdo con gastón pardo (así en minúsculas) es en el titulo de su mensaje "La política educativa del gobierno del PAN es genocida" y eso en parte, pues no le podemos llamar "política educativa" a los procedimientos y manera de operar de la actual administración federal y pasadas en materia educativa, pero bueno, ese seria otro debate y para otro momento. Quiero decir que como creador de Revoluciones y responsable de todo lo que aquí se publica, a mi me consta que las falacias del señor pardo hacia el Dr. Raúl Villegas no son ciertas. En el semestre 2008-I que ya concluyó en la UACM el profesor Villegas impartió una de las asignaturas que corresponden a la licenciatura de Ciencia Política que actualmente curso junto con más personas en la UACM plantel Del Valle. El señor pardo miente y me preocupa que ataque de manera cobarde al profesor Villegas, una gran persona dentro y fuera de las aulas. No hay ningún argumento para que pardo tenga razón en lo que dice, es más el profesor Villegas es de las personas que más preocupación han mostrado para que en la UACM se sigan recibiendo a más jóvenes para nuevo ingreso. No quisiera darle tantas vueltas al asunto, me parece que los calificativos de "tarado", "anormales", más bien aplican para personas como pardo que de la noche a la mañana expresan falacias (no argumentos) ad hominem que nada que ver con el libre pensamiento y razonamiento humano. Como estudiante y como joven conciente en resistencia repruebo de manera categórica el texto de pardo y esperamos que los sitios que han publicado su "artículo" también cuiden la objetividad de los escritos de este señor que de verdad como ya lo dijo el profesor Villegas sólo demuestra la locura de este señor gastón pardo. Lamentable.
Atte. Samuel García
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