La Asamblea fue el mecanismo “para ese cambio profundo, radical y rápido de las estructuras vigentes en paz, en democracia y constitucionalmente”, resaltó el mandatario en declaraciones a la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER).
Puntualizó que para hacerlo de esa forma se requería esa Asamblea Nacional Constituyente que dramáticamente y radicalmente cambiase la institucionalidad en este país, "porque lo que hizo la Constitución del 98 fue institucionalizar el neoliberalismo".
Correa alertó que la nueva carta magna será sólo una parte de la transformación necesaria, pues se necesita modificar también las relaciones de poder en este territorio andino.
Hace falta además un cambio de mentalidad de las personas, lo cual es más difícil; “el cambio cultural, pero ese es el desafío del desarrollo y eso no se puede hacer a través de decreto”, enfatizó.
El jefe de Estado señaló que tampoco se puede caer en la ingenuidad de “que se puede cambiar a este país con todas sus estructuras, las injustas y tan complejas sin captar el poder político”.
Por ello, recalcó la necesidad de contar con dirigentes ejemplares, pues “con el ejemplo de todos se puede ir mejorando las prácticas políticas en el país”.
En tal sentido, destacó que el socialismo del Siglo XXI reconoce y recupera el fundamental rol del Estado para el desarrollo.
Se requiere de una acción colectiva para lograr la justicia social requerida; superar los simplismos de la competencia, del egoísmo convertido en la máxima virtud individual y social y promover la acción colectiva y la planificación.
Detalló que “la acción colectiva, a nivel social se realiza a través de su representación institucional que es el Estado”.
Correa ratificó que el modelo socialista del Siglo XXI prioriza el trabajo sobre el capital y defendió la necesidad de alcanzar la justicia social, lo cual significa acabar con la creciente desigualdad, agravada en los países latinoamericanos.
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