* Reconoció la integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Patricia Olave Castillo
· Cada vez más difíciles, las condiciones del mercado laboral mexicano, señaló
* Un millón de jóvenes se incorporan cada año a la Población Económicamente Activa, pero sólo se crean entre 400 mil y 500 mil nuevos empleos, refirió
En México, los cambios estructurales vinculados a la forma como se reproducen e invierten los capitales, las necesidades de abaratamiento de los costos y la competencia en el ámbito internacional, han propiciado que las condiciones del mercado laboral sean cada vez más difíciles, reconoció la investigadora de la UNAM, Patricia Olave Castillo.
La integrante del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), reveló que la precariedad en los trabajos, la falta de seguridad en el empleo, la pérdida del poder adquisitivo del salario, las condiciones en las relaciones contractuales y la disminución de las prestaciones son algunos de los factores que han influido en esa situación.
Cada año aproximadamente un millón de jóvenes se incorporan a la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que en el país se generan entre 400 mil y 500 mil nuevos empleos; “siempre tenemos un remanente que se va sumando a una población inactiva”.
La especialista, quien trabaja en la investigación Transformación productiva y cambios en el mercado laboral: el caso de México, explicó que en los últimos años el país ha pasado de tener una industria automotriz fuerte, que se conectaba al sector nacional, a una armadora y a una maquila, que ha afectado al mercado laboral.
En México, durante el periodo del modelo de sustitución de importaciones, los ejes de la acumulación reposaron en actividades como la industria automotriz, la farmacéutica y la petroquímica, que arrastraban al resto. Pero con la crisis y el agotamiento de ese esquema, se dio un viraje hacia el modelo exportador.
Sin embargo, además de la apertura de los mercados, se importaron autos extranjeros, y se hizo a un lado la economía de escala. Por ejemplo, si antes las llantas se compraban a una empresa nacional, se empezaron a importarse de Pakistán.
Además del sector automotriz, en muchas otras actividades se ha producido el fenómeno de la “maquilización” casi por completo, como el electrónico, cuando hace algunos años era una de las ramas con mayor fortaleza en el país.
Las grandes empresas o las transnacionales, precisó, vienen a México sólo para aprovechar la mano de obra barata, pero ni siquiera los componentes son de origen nacional, porque antes demandaban partes o elementos hechos en el territorio.
No obstante, hoy día llega todo de fuera, sólo para armar y ensamblar. Las firmas se instalan en el territorio porque tienen exenciones fiscales, materia prima a buen precio y mano de obra barata. Todo ello ha modificado la composición y la demanda de la fuerza laboral.
Estos cambios estructurales, subrayó Olave, han afectado el mercado del trabajo, en un contexto neoliberal sin regulación, y aunque en los hechos todavía no se ha aprobado la reforma laboral, funciona en la práctica.
Por otro lado, comentó que desde hace varios años, sobre todo con la reestructuración de la deuda externa, el país arrastra la contención salarial, que ha propiciado una caída brutal del salario real de 70 u 80 por ciento.
La economista de la UNAM, señaló que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no ha mejorado la cantidad ni la calidad de las fuentes de empleo.
Con la desprotección del Estado, un grueso de las empresas quebraron, porque no pudieron sobrevivir a las condiciones del mercado, que también se tradujo en desempleo. Las ganadoras fueron los grandes consorcios o aquellas que se fusionaron con el capital extranjero, y un pequeño número de nacionales exportadoras.
Olave Castillo comentó que la tendencia es que esta condición se irá profundizando. Tendría que haber un giro importante, con la aplicación de algún tipo de regulación o de una política económica distinta, como el caso de Brasil, Argentina, Chile y Paraguay, concluyó.
· Cada vez más difíciles, las condiciones del mercado laboral mexicano, señaló
* Un millón de jóvenes se incorporan cada año a la Población Económicamente Activa, pero sólo se crean entre 400 mil y 500 mil nuevos empleos, refirió
En México, los cambios estructurales vinculados a la forma como se reproducen e invierten los capitales, las necesidades de abaratamiento de los costos y la competencia en el ámbito internacional, han propiciado que las condiciones del mercado laboral sean cada vez más difíciles, reconoció la investigadora de la UNAM, Patricia Olave Castillo.
La integrante del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), reveló que la precariedad en los trabajos, la falta de seguridad en el empleo, la pérdida del poder adquisitivo del salario, las condiciones en las relaciones contractuales y la disminución de las prestaciones son algunos de los factores que han influido en esa situación.
Cada año aproximadamente un millón de jóvenes se incorporan a la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que en el país se generan entre 400 mil y 500 mil nuevos empleos; “siempre tenemos un remanente que se va sumando a una población inactiva”.
La especialista, quien trabaja en la investigación Transformación productiva y cambios en el mercado laboral: el caso de México, explicó que en los últimos años el país ha pasado de tener una industria automotriz fuerte, que se conectaba al sector nacional, a una armadora y a una maquila, que ha afectado al mercado laboral.
En México, durante el periodo del modelo de sustitución de importaciones, los ejes de la acumulación reposaron en actividades como la industria automotriz, la farmacéutica y la petroquímica, que arrastraban al resto. Pero con la crisis y el agotamiento de ese esquema, se dio un viraje hacia el modelo exportador.
Sin embargo, además de la apertura de los mercados, se importaron autos extranjeros, y se hizo a un lado la economía de escala. Por ejemplo, si antes las llantas se compraban a una empresa nacional, se empezaron a importarse de Pakistán.
Además del sector automotriz, en muchas otras actividades se ha producido el fenómeno de la “maquilización” casi por completo, como el electrónico, cuando hace algunos años era una de las ramas con mayor fortaleza en el país.
Las grandes empresas o las transnacionales, precisó, vienen a México sólo para aprovechar la mano de obra barata, pero ni siquiera los componentes son de origen nacional, porque antes demandaban partes o elementos hechos en el territorio.
No obstante, hoy día llega todo de fuera, sólo para armar y ensamblar. Las firmas se instalan en el territorio porque tienen exenciones fiscales, materia prima a buen precio y mano de obra barata. Todo ello ha modificado la composición y la demanda de la fuerza laboral.
Estos cambios estructurales, subrayó Olave, han afectado el mercado del trabajo, en un contexto neoliberal sin regulación, y aunque en los hechos todavía no se ha aprobado la reforma laboral, funciona en la práctica.
Por otro lado, comentó que desde hace varios años, sobre todo con la reestructuración de la deuda externa, el país arrastra la contención salarial, que ha propiciado una caída brutal del salario real de 70 u 80 por ciento.
La economista de la UNAM, señaló que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no ha mejorado la cantidad ni la calidad de las fuentes de empleo.
Con la desprotección del Estado, un grueso de las empresas quebraron, porque no pudieron sobrevivir a las condiciones del mercado, que también se tradujo en desempleo. Las ganadoras fueron los grandes consorcios o aquellas que se fusionaron con el capital extranjero, y un pequeño número de nacionales exportadoras.
Olave Castillo comentó que la tendencia es que esta condición se irá profundizando. Tendría que haber un giro importante, con la aplicación de algún tipo de regulación o de una política económica distinta, como el caso de Brasil, Argentina, Chile y Paraguay, concluyó.
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