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30 noviembre 2006

Caricatura sin monitos ::: Colaboración de Francisco :::

Ausencia...

A Cronos, por regalarnos el 30 de noviembre.

En estos momentos -en que para muchos mexicanos se viven simplemente los resultados de la ausencia de responsabilidad habida durante seis años- en la que se supone la más alta tribuna del país, lo único que no está ausente, es la seguridad. Vamos, los grandes centros de reclusión del país como son La Palma y Puente Grande, en donde se encuentran encerrados los delincuentes más peligrosos, se podrían comparar con cajas de seguridad de un banco.

En el congreso, viven hacinados, elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP), elementos de la Marina y están coordinados por los elementos de elite del Estado Mayor Presidencial. Imagine como estará la cosa, que si en el resto de la ciudad hubiese un ventarrón, allí, ni siquiera el aire pasaría.

Cuando se priva de la libertad hasta para ir al baño, es indicativo que algo no anda bien. El suprimir la garantía constitucional de libre transito en la casa donde nacen las leyes, no es otra cosa que garantizar el estado de excepción o si usted lo quiere planteado más profanamente, el reconocimiento del alarmante momento que vivimos en nuestra querida republica, o mejor dicho, lo que de ella quede.
Es muy lamentable, escuchar las voces, de lo que se supone es, una parte del trípode en donde descansa el estado de derecho que nos rige. El razonamiento expresado, sale con un tufo derivado del cólico, que en este caso en concreto se manifiesta a través de la diarrea verbal de los señores. Ahora entiendo el porque, la gran ausente, la política, no ha querido que la vean junto a estos peladitos.

Esto, es producto de la irresponsabilidad de su esposo, el poder. Que no tuvo empacho en dejar de darnos su presencia durante todo el sexenio. Pero no confundir por favor con represión, el tercero en discordia. Hablo del manejo adecuado de la facultad de mandar, con astucia e inteligencia. Que por cierto, fueron otras que no pasaron lista en el diario acontecer nacional. Ni siquiera se le vio por aquí, al viejo barrigón del sentido común. Ese al menos, pudo ayudar en mucho. Es más, el librero donde tenia sus tratados de inteligencia, quedo convertido, en ropero para faldas.

En el concierto de la paradoja, hoy, treinta de noviembre, al final llegamos. Pero, no es el verdadero final. Porqué, en esta sincronía desafinada, hasta el final nos regala su desprecio y cancela su asistencia.

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