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24 agosto 2007

Los sindicatos y la lucha por la democracia obrera y comunitaria

Víctor Manuel Gómez Ramírez
Rebelión

Todos los sindicatos, al igual que todos los aparatos de control del Estado Burgués, mantienen una estructura antidemocrática cuyo objetivo es impedir que las mayorías tomen decisiones en beneficio de las mismas. Los "charros" sindicales y los burócratas de cualquier laya basan en estas estructuras su "poder", un ejemplo de ello lo tenemos en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), cuyos dirigentes, sin pena, aún pueden nombrar en forma vitalicia a Elba Esther Gordillo. Un individuo en complicidad con los líderes seccionales controla una organización de más de un millón de trabajadores y por supuesto los recursos económicos producto de las cuotas sindicales.

Estas estructuras de control se caracterizan por ser verticales o piramidales, arriba se asientan los dirigentes, y en ocasiones, como sucede en los sindicatos blancos, los patrones, siendo estos los espacios desde donde se deciden las políticas que debiendo ser en beneficio de los trabajadores, terminan afectándolos negativamente. Este ha sido el papel de las direcciones de la CTM, CROC, CROM, etc. No debe de sorprendernos la crisis y descomposición que hoy viven estos aparatos.

Como respuesta han surgido diversas luchas por eliminar estas formas de control. La del magisterio oaxaqueño en 1980 representó y continúa representando una de las iniciativas más importantes por sacudirse el control de los "charros", sin embargo, a 27 años de iniciado este proceso, los grupos políticos que al inicio jugaron un papel progresivo, ahora se han transformado en grupos de interés convirtiéndose en el obstáculo principal para avanzar en este proceso de democratización.

No solo son los gobiernos quienes desean destruir a las organizaciones sindicales que se oponen a sus planes antipopulares, también los grupos de interés burocratizados terminan siendo aliados de las políticas del gobierno y la burguesía, pues terminan por oponer sus intereses de grupo o individuales, a los intereses del conjunto de los trabajadores. Una muestra de la descomposición de estas grupos la encontramos en la autonombrada Sección 59, integrada por diferentes grupos que alguna ves se reclamaron de izquierda y democráticos, hoy abiertamente se reconocen seguidores de Ulises Ruiz. Hay que estar verdaderamente podridos para apoyar a quien es señalado como el autor intelectual del asesinato de ciudadanos oaxaqueños.

Pero lamentablemente, este es el camino que siguen los demás grupos de interés que aún se mantienen en la 22, que como lo están demostrando, les resulta imposible pensar en función de los intereses del conjunto del gremio educador. El movimiento magisterial popular nos demostró la ausencia de una dirección honesta y confiable, no solo en el sector magisterial sino en todos los sectores que participaron en la lucha, y esta ha sido la garantía para que URO se mantenga, aunque sumamente debilitado, en la gubernatura del estado.

El magisterio, a pesar de la crisis de dirección y la descomposición de los grupos de interés, sigue siendo el eje central del movimiento por la democratización, no solo de si mismo y de los demás sindicatos, sino también para implantar una verdadera democracia obrera y comunitaria en Oaxaca.

Un primer paso para desarrollar este proceso debe ser el de romper con las estructuras caducas y decadentes que impide su desarrollo, y retomar la propuesta surgida en el Primer Congreso de la CNTE de crear unos estatutos democráticos, no es posible democratizar a la SNTE si no se pone el ejemplo de lo que debe ser un sindicato democrático basado en estructuras horizontales y orientado por direcciones colegiadas o consejos nombrados desde la base. Estas iniciativas, y todas las que surjan, debe discutirse fraternalmente con los sindicatos que luchan por democratizarse.

Ante el cambio de dirección seccional en la 22, aún cuando faltan algunos meses, es necesario poner en la mesa de discusión el cambio de estatutos, no para que nos los autoricen los "charros", sino para ponerlos en práctica. Junto a lo anterior es necesario impulsar la construcción de una corriente democrática que integre a todas las compañeras y compañeros que durante el movimiento se destacaron como una verdadera vanguardia en la lucha, esta reorganización debe basarse en la aplicación estricta de los 20 principios rectores y de los principios acordados por la CNTE, enriqueciendo su orientación con un programa político y económico, que no solo levante las demandas del gremio, sino que retome las demandas de los demás sectores explotados y sometidos de la población y que se manifestaron en el movimiento.

Estas iniciativas pueden ser el punto de partida para recuperar la confianza de los padres de familia, del pueblo trabajador y mejorar su relación con el estudiantado. El magisterio democrático debe tener claro que la posibilidad de un cambio real también pasa por impulsar, aplicar y desarrollar una educación científica y popular en las nuevas generaciones. En este sentido es un acierto que los jóvenes conozcan la historia reciente y en particular la experiencia del movimiento magisterial y popular, pero estas iniciativas no debemos sacárnosla de la manga. Junto con la reorganización de la estructura sindical y reorientación política, es urgente rediseñar y reelaborar los métodos, contenidos y objetivos de la educación en general.

Es obvio que estas tareas exigen trabajo y estudio, pero de ponerlas en práctica o al menos intentarlo, con seguridad las nuevas generaciones valorarán nuestro esfuerzo, de no ser así, el veredicto de la historia y de nuestros hijos será; que fuimos unos cobardes que por comodidad y estulticia nos negamos a legarles un Oaxaca con libertad y justicia.

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Víctor Manuel Gómez Ramírez es Miembro del CC del Movimiento Al Socialismo (antes Partido Obrero Socialista) organización integrante de la APPO y Miembro de la Comisión de Prensa y Propaganda del CEAPPO

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