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05 febrero 2008

NO EXISTE UN PLAN CONTRA LA CRISIS ESTADOUNIDENSE

Mario Di Costanzo
Secretario de la Hacienda Pública
Gobierno Legítimo

Resulta totalmente absurdo, que la SHCP de Agustín Carstens haya modificado a la baja las expectativas de crecimiento económico para 2008 de 3.5% a 2.7% sin haber modificado sustancialmente los demás indicadores macroeconómicos del país, así por ejemplo el menor crecimiento esperado, ya no es consistente con la inflación esperada, la cual permaneció sin modificación aún y a pesar de que el crecimiento en los EUA será menor y la inflación en ese país será mayor debido al efecto de los precios internacionales del petróleo.

Así vemos que los Programas de Inversión e Infraestructura recientemente anunciados por Felipe Calderón no son “nuevos” ya que prácticamente la totalidad de ellos, ya estaban contemplados en el Presupuesto para 2008, que fue aprobado en el mes de noviembre del año pasado por los diputados.

Por ello, el impacto de los Programas Anunciados, sobre el empleo y el crecimiento económico será prácticamente nulo, y los 600 mil empleo que se proyecta generar para 2008, serán imposibles de alcanzar.

Hay que recordar que los Criterios de Política Económica, también llamados Marco Macroeconómico, constituyen las proyecciones de los principales indicadores macroeconómicos sobre los cuales se hacen las estimaciones de ingresos y gastos públicos, por ello de la consistencia y veracidad que tengan las proyecciones macroeconómicas dependerá el comportamiento de las finanzas públicas y de la economía en general.

Más aún y cuando parece que con excepción de los altos niveles en el precio del petróleo, la mayoría de las condiciones económicas que enfrento la economía norteamericana a principios del sexenio anterior se están repitiendo, pero estas son aún peores que durante el primer trienio de Vicente Fox.

Así podemos darnos cuenta que entre 2001 y 2003, mientras que el crecimiento promedio de la economía estadounidense fue de apenas 2.0%, la economía mexicana registró un crecimiento de apenas el 1%, y la generación de empleo fue negativa, ya que si comparamos los asegurados en el IMSS entre 2001 y 2003 se observa que estos disminuyeron en 39 mil 413 personas.

Lo anterior a pesar de que entre 2001 y 2003, la economía mexicana tuvo ingresos excedentes por concepto de petróleo por aproximadamente 80 mil millones de pesos y el gobierno realizó una inversión pública en esos tres años por casi 400 mil millones de pesos.

Es un hecho que desde que Calderón anuncio la incorporación de Agustín Carstens, como el encargado de su Programa Económico, se generaron diversas reacciones y opiniones en prácticamente todos los sectores económicos y políticos del país y si bien es cierto que en los círculos financieros del poder, la designación del ex Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), causó buenos comentarios, también planteo fuertes críticas por parte de analistas y académicos, que manifestaron duramente su inconformidad al señalar que, Felipe Calderón se supedito nuevamente a las instrucciones del FMI y de Roberto Hernández.

Lo cierto es, que desde que Carstens tomó el control de las finanzas del país se ha dedicado a aplicar la misma estrategia que su antecesor su antecesor Francisco Gil Díaz, por ello la economía mexicana sigue enfrentando el principal problema del sexenio foxista, es decir, falta de crecimiento y de empleo.

De esta manera Carstens al aplicar las mismas medidas económicas que se vienen aplicando desde principios de la administración foxista , no ha podido ni podrá obtener resultados diferentes a los que hasta ahora se han obtenido.

Es pertinente recordar, que también durante la gestión de Agustín Carstens como Subsecretario de Hacienda del gobierno foxista (2001-2003), se logró la aprobación por parte del Congreso de la llamada Reforma Financiera y buena parte de la Reforma Fiscal, pero también, sin lugar a dudas fue durante la primera mitad del sexenio, cuando se obtuvo un menor crecimiento económico.

De esta manera se observa que la situación se repite, ya que Carstens, aparentemente ha logrado obtener “un parche fiscal” con la mal llamada “Reforma Fiscal de Calderonista” , sin embargo hasta ahora, nada muestra que la economía mexicana pueda retornar al camino del crecimiento y del empleo.

Lejos de eso se observa que durante el 2007 la economía mexicana de acuerdo con los datos reportados en los Criterios de Política Económica apenas registró un crecimiento de 3.3%, cifra que se compara desfavorablemente con el 4.7% registrado en el 2006.

Cabe destacar que para 2007 los empleos generados disminuyeron en más 139 mil personas con respecto de los empleos generados durante el 2006 y de acuerdo a los cifras dadas a conocer por Agustín Carstens la generación de empleos será aún más precaria para el 2008, al ser inferior en más de 239 mil puestos de trabajo con relación a 2006.

Más aún la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos y las consecuencias que esta ha tenido sobre los mercados financieros y económicos estadounidense hacen prever que resultara prácticamente imposible que los norteamericanos se salven de una recesión en el 2008, lo que sin duda alguna traerá consecuencias desastrosas para nuestro país.

Por ello el propio Fondo Monetario Internacional ha advertido que se espera un menor crecimiento mundial y a revisado a la baja tanto el crecimiento de los EUA como de la economía mundial en general.

A esto se añade que si bien es cierto que un precio elevado del petróleo es conveniente para nuestras finanzas públicas, también lo es, que en la medida en que estos máximos históricos en los precios de este energético se mantengan, el costo de muchas materias primas que no son producidas en nuestro país, se empezaran a incrementar y con ello empezaremos a “importar inflación” que acelerará aún mas el crecimiento de los precios y que se combinará con los altos precios de los alimentos.

Finalmente es importante señalar que el único camino para mitigar los efectos de la recesión estadounidense, nuestra economía debe modificar sus condiciones estructurales, y para ello se debe de ejercer un combate frontal contra los monopolios, aplicar un programa de austeridad en el gobierno que libere recursos que permitan establecer un programa de incentivos fiscales para empresas, así como un programa emergente de subsidios a los productores agropecuarios y de nueva inversión en sectores como el de la energía y la infraestructura.

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