DE LA BRONCA A LA
PROTESTA POPULAR
*Editorial del periódico Estrella Roja Nº 53, Julio de 2008
Las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora y el pueblo pobre se derrumban junto al descreimiento de las masas populares frente al curso del Gobierno antinacional y antipopular de Cristina Kirchner.
El hambre, la inflación, la súper explotación, la desocupación y la entrega de la soberanía nacional, emergen para quebrar el espinazo del discurso oficial.
La inestabilidad económica argentina, profundizada por el desgaste político de la gestión actual, comienza a desgajar las profundas limitaciones del camino trazado por el kirchnerismo.
El crecimiento de la deuda externa (pública y privada) registró un aumento de alrededor del 14%, sin contar a los bonistas que quedaron fuera del canje de deuda. Asimismo, los intereses por vencimientos, según lo "renegociado" luego del default, están atados al PBI y a la inflación, agravando el cuadro.
El marketing oficial, anclado en el "Chau al FMI", se posa aún expectante ante el BID, Banco Mundial, Club de París y demás organismos usureros. ¿Por qué expectante? Porque el mantenimiento creciente del precio de los commodities aún le dan oxígeno a los K para mantener algunos niveles de renegociación de la dependencia y para mantener el modelo económico cimentado estratégicamente en la agro exportación. Pero el profundo entrelazamiento del modelo con el desarrollo de la crisis financiera internacional en marcha, profundiza aún más la perspectiva de crisis en el plano nacional. Ya en el periódico Estrella Roja Nº 53 afirmábamos: "…los precios de las materias primas marchan de la mano de la nubosa crisis financiera internacional. Es decir, que las históricas cifras de superávit fiscal y de las Reservas en el Banco Central, van entrelazadas con el desarrollo de la crisis del imperialismo norteamericano, y por tanto de China…"
Esta crisis que se va gestando al interior del modelo K tiende no sólo a agudizar las contradicciones interburguesas (como se desarrollaron en el conflicto del campo), sino principalmente a atacar brutalmente las pésimas condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo. Los "cuentos" redistributistas, el anuncio de la formación del Fondo de Redistribución Social, el aviso de construcción de hospitales, viviendas sociales y caminos rurales, no son más que un nuevo parche a la crisis y un canto de sirena.
No podemos olvidar que previamente a la disputa intercapitalista entre el Gobierno y el campo, cuando por ejemplo a fines del año pasado las retenciones alcanzaban un 35 % con Néstor Kirchner de Presidente, este conjunto de anuncios no estaban en la agenda del Gobierno, ni siquiera en los discursos demagógicos populistas.
En este esquema, la inflación, además de ser un emergente del modelo de acumulación capitalista, se convierte en un brutal impuesto extra para los trabajadores. Los salarios que van a paso de tortuga en comparación al aumento de precios, afectan al conjunto de la clase, principalmente a los diferentes sectores bajo formas de trabajos precarizados y desocupados. El hambre y la pobreza se constituyen en la verdadera foto del paisaje del "país en serio".
DE LA BRONCA A LA PROTESTA POPULAR:
Las graves problemáticas de las masas trabajadoras y populares no sólo no se han resuelto, sino que se agravan a límites aterradores. La inflación, el hambre, los salarios por debajo del valor de la canasta familiar, el trabajo precarizado, la súper explotación, la desocupación, y la falta de salud, educación y viviendas dignas, son el escenario de vida de la mayoría de nuestros compatriotas.
La profundización de la crisis económica y política, la agudización de las contradicciones interburguesas por las porciones de la "torta" y el crecimiento de los ataques a los intereses y reivindicaciones del pueblo trabajador, nos sitúan en un período donde hay que definir claras políticas donde no hay lugar para especulaciones, oportunismos de "parcela" o cálculos electorales. Articular la Resistencia Popular por las reivindicaciones políticas y sociales más urgentes y necesarias de las amplias mayorías ocupa un lugar trascendental para intervenir en la realidad política nacional. Pasar de la justa bronca ante tanta inhumanidad e injusticias, a la construcción de la PROTESTA POPULAR, para luchar por aumento salarial, por trabajo genuino, por salud, educación y viviendas dignas, contra el hambre y la pobreza. Este necesario trayecto de resistencia debe encontrar a cada revolucionario, a cada luchador, en el propio seno de la clase trabajadora y el pueblo, trabajando consecuentemente para organizar en los diferentes niveles sociales y políticos, de masas y de vanguardia, para encauzar la rebeldía popular, cualificar la lucha y avanzar en la acumulación de fuerzas multilaterales.
Asimismo, debemos potenciar la necesaria construcción de alternativa política patriótica y antiimperialista, por la construcción del socialismo como única salida real, bajo un claro programa de salvación nacional, que aúne esfuerzos de los dispersos sectores que componen las fragmentada Resistencia Popular.
Ante los umbrales de una profunda crisis es preciso prepararse para tiempos de ofensiva política, para avanzar con audacia y decisión.
PROTESTA POPULAR
*Editorial del periódico Estrella Roja Nº 53, Julio de 2008
Las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora y el pueblo pobre se derrumban junto al descreimiento de las masas populares frente al curso del Gobierno antinacional y antipopular de Cristina Kirchner.
El hambre, la inflación, la súper explotación, la desocupación y la entrega de la soberanía nacional, emergen para quebrar el espinazo del discurso oficial.
La inestabilidad económica argentina, profundizada por el desgaste político de la gestión actual, comienza a desgajar las profundas limitaciones del camino trazado por el kirchnerismo.
El crecimiento de la deuda externa (pública y privada) registró un aumento de alrededor del 14%, sin contar a los bonistas que quedaron fuera del canje de deuda. Asimismo, los intereses por vencimientos, según lo "renegociado" luego del default, están atados al PBI y a la inflación, agravando el cuadro.
El marketing oficial, anclado en el "Chau al FMI", se posa aún expectante ante el BID, Banco Mundial, Club de París y demás organismos usureros. ¿Por qué expectante? Porque el mantenimiento creciente del precio de los commodities aún le dan oxígeno a los K para mantener algunos niveles de renegociación de la dependencia y para mantener el modelo económico cimentado estratégicamente en la agro exportación. Pero el profundo entrelazamiento del modelo con el desarrollo de la crisis financiera internacional en marcha, profundiza aún más la perspectiva de crisis en el plano nacional. Ya en el periódico Estrella Roja Nº 53 afirmábamos: "…los precios de las materias primas marchan de la mano de la nubosa crisis financiera internacional. Es decir, que las históricas cifras de superávit fiscal y de las Reservas en el Banco Central, van entrelazadas con el desarrollo de la crisis del imperialismo norteamericano, y por tanto de China…"
Esta crisis que se va gestando al interior del modelo K tiende no sólo a agudizar las contradicciones interburguesas (como se desarrollaron en el conflicto del campo), sino principalmente a atacar brutalmente las pésimas condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo. Los "cuentos" redistributistas, el anuncio de la formación del Fondo de Redistribución Social, el aviso de construcción de hospitales, viviendas sociales y caminos rurales, no son más que un nuevo parche a la crisis y un canto de sirena.
No podemos olvidar que previamente a la disputa intercapitalista entre el Gobierno y el campo, cuando por ejemplo a fines del año pasado las retenciones alcanzaban un 35 % con Néstor Kirchner de Presidente, este conjunto de anuncios no estaban en la agenda del Gobierno, ni siquiera en los discursos demagógicos populistas.
En este esquema, la inflación, además de ser un emergente del modelo de acumulación capitalista, se convierte en un brutal impuesto extra para los trabajadores. Los salarios que van a paso de tortuga en comparación al aumento de precios, afectan al conjunto de la clase, principalmente a los diferentes sectores bajo formas de trabajos precarizados y desocupados. El hambre y la pobreza se constituyen en la verdadera foto del paisaje del "país en serio".
DE LA BRONCA A LA PROTESTA POPULAR:
Las graves problemáticas de las masas trabajadoras y populares no sólo no se han resuelto, sino que se agravan a límites aterradores. La inflación, el hambre, los salarios por debajo del valor de la canasta familiar, el trabajo precarizado, la súper explotación, la desocupación, y la falta de salud, educación y viviendas dignas, son el escenario de vida de la mayoría de nuestros compatriotas.
La profundización de la crisis económica y política, la agudización de las contradicciones interburguesas por las porciones de la "torta" y el crecimiento de los ataques a los intereses y reivindicaciones del pueblo trabajador, nos sitúan en un período donde hay que definir claras políticas donde no hay lugar para especulaciones, oportunismos de "parcela" o cálculos electorales. Articular la Resistencia Popular por las reivindicaciones políticas y sociales más urgentes y necesarias de las amplias mayorías ocupa un lugar trascendental para intervenir en la realidad política nacional. Pasar de la justa bronca ante tanta inhumanidad e injusticias, a la construcción de la PROTESTA POPULAR, para luchar por aumento salarial, por trabajo genuino, por salud, educación y viviendas dignas, contra el hambre y la pobreza. Este necesario trayecto de resistencia debe encontrar a cada revolucionario, a cada luchador, en el propio seno de la clase trabajadora y el pueblo, trabajando consecuentemente para organizar en los diferentes niveles sociales y políticos, de masas y de vanguardia, para encauzar la rebeldía popular, cualificar la lucha y avanzar en la acumulación de fuerzas multilaterales.
Asimismo, debemos potenciar la necesaria construcción de alternativa política patriótica y antiimperialista, por la construcción del socialismo como única salida real, bajo un claro programa de salvación nacional, que aúne esfuerzos de los dispersos sectores que componen las fragmentada Resistencia Popular.
Ante los umbrales de una profunda crisis es preciso prepararse para tiempos de ofensiva política, para avanzar con audacia y decisión.
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