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30 agosto 2007

Ugalde y las parajodas de la vida

• Y ahora, Veracruz
• Felipe y su auditorio...

Conocer el pasado, mi estimado, es la única forma de deducir el futuro. El nocivo fruto que dejó el proceso electoral de 2006, semilla perversamente sembrada durante los comicios de 2000, está siendo cosechado por la endeble y vapuleada democracia mexicana.

El arcaico descubrimiento, my friend, de que con dinero baila el perro electorero ha sido escalado a otra fase donde la violencia, mediática y física, es parte del panorama previo a comicios de índole municipal, estatal o federal. La lección sobre la guerra sucia encaramada abiertamente en la campaña del miedo fue parteaguas en nuestro sistema democrático... que no tiene nada democrático. Desde el uso y abuso del poder presidencial para aniquilar al adversario, al abrumador espoteo denostando al rival, a los ríos de billete en cuyos caminos se crearon sociedades y simpáticas agrupaciones alternas a los partidos políticos para hacer travesuras y rebasar topes establecidos de campaña, desataron los demonios donde hoy, previo a cualquier elección donde se disputa el control de la zona y el poder, se han rebasado por completo los límites de la legalidad.

Yucatán, Baja California y ahora Veracruz son alarmantes botones donde no hay más ley que la del más fuerte. El explosivo juego de vencidas entre mandatarios estatales y el gobierno federal desenlaza una guerra donde aflora una combinación letal: dinero, plomo y los programas sociales.

Estos últimos utilizados para el chantaje contra los sectores más desprotegidos. Fidel Herrera enseñó, recientemente, el cobre ante el paso del huracán Dean, mientras el gobierno de Calderón continúa el envilecido camino pavimentado por la célebre pistolita educativa Josefina Vázquez Mota en la entonces Secretaría de Desarrollo Social.

Baja California fue escenario de original violencia y Veracruz, hoy, le disputa la nominación para el premio al cochinero electoral... ante la pasividad de las autoridades que no son árbitros... sino cómplices.

Hoy, también que los consejeros del ife (con minúsculas) hacen circo, maroma y piruetas mediáticas para salvar la credibilidad que en estos vertiginosos meses dilapidaron jugando al Tío Lolo ante los abusos apoyados y esgrimidos por Vicente Fox, ante el perverso juego de la oligarquía y ante el estupendo fallo del tepjf (con minúsculas también) donde resolvieron esos pasados de lanza —hoy perseguidos por traviesos fantasmas de corrupción– que el 2 de julio de 2006 se hicieron tantitas trampas, hubo tantitos votos de diferencia y la elección estuvo tantito en riesgo, qué tanto es tantito, pues.

Todo se vale.

Luis Carlos Ugalde emite llamados de auxilio aferrándose, no tanto al hue$o, mi estimado, sino a esa singular silla que da prestigio y reflector internacional, credibilidad, honorabilidad y un halo de transparencia al ser cabeza de los árbitros en un sistema codiciado en otros países y que nos cuesta a todos los mexicanos ambos ojos de la cara.

El consejero presidente del ife amenaza con que no renunciará, retando a los partidos políticos a quienes dejó, por un lado agraviados (PRD), para el otro dejó de ser conveniente (PRI) y para el último (PAN) es no sólo un pasivo sino peor: una triste ficha de cambio para efectuar los cambios que el país ¿urgentemente? necesita. Parajodas de la vida, ¿no cree?

La descomposición en varios ámbitos es entre vertiginosa y atropellada con rumbo definido a un grave y peligroso escenario. Los procesos electorales en puerta detonan alarmas sobre la delicada desintegración de la justicia, equidad e igualdad.

A unos días del (des)informe presidencial en el tianguis político, en una inexistente democracia como la nuestra, el trueque impune es el protagonista de la tragicomedia mexicana mientras seguimos estancados en un delicado pasado empalmado con un volátil presente, y ante un muy incierto futuro.

El problema es que la crisis está lejos de haber tocado fondo.

Aunque seguramente este domingo 2 de septiembre en su Auditorio Nacional, arropado entre alegres gritos azules, entre la gente nice y cursis presentaciones, my friend, Felipe entusiasmado venderá que no pasa nada...

Ajá. Hasta que pase.

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