Nunca mi afán ha sido alarmar a alguien en mal sentido, pero si es importante preocuparnos y tomar medidas como sociedad para ver en realidad el fondo del asunto. Yo creo que todo comienza con la mala distribución de la riqueza y la paciencia que le tenemos a los malos gobiernos, al menos en México así parece ser. Debemos estar atentos porque este tipo de noticias son de las que más afectan a las clases marginadas, hagamos pues lo que necesitamos hacer: CONSTITUIR GOBIERNOS DEL PUEBLO, CON LA GENTE, QUE SEAN CAMPESINOS, OBREROS Y LAS PERSONAS LOS QUE TENGAN EL CONTROL DE SU TIERRA Y NO MÁS LOS DUEÑOS DEL CAPITAL.
Tambores de guerra, tambores de hambre
El hambre amenaza la estabilidad de 37 países en el mundo. En México, la vida se ha encarecido un 30 por ciento por el incremento en los precios de los alimentos
CIUDAD DE MÉXICO, México.- La batalla contra el hambre se está perdiendo y mata a 5 millones de niños anualmente, el equivalente a la población infantil de México entre los 5 y 9 años de edad. Sin una bala disparada, el fantasma del hambre cobra víctimas que apenas alcanzan a lanzar un lamento.
La palabra hambre comienza a ponerse en las agendas de algunos países con una lentitud sorprendente frente a una crisis que avanza y se hace presente en cada vez más hogares del mundo.
De Chile a Egipto, entre Haití y Vietnam, una misma causa ha llevado a miles de personas a salir a la calle: la crisis generada por el alza sin precedentes de los alimentos básicos.
De acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas, a lo largo del 2007 el precio global de los alimentos se elevó en un 40 por ciento; si esta cifra es desalentadora, un reciente informe del Banco Mundial eleva a nivel de alarma la situación pues asegura que en los últimos 36 meses el costo de los alimentos en general se disparó un 83 por ciento.
Estos datos se reflejan en la vida cotidiana en muchos países cuando salimos de compras y notamos que los precios del pan, el arroz, de productos derivados de maíz, de leche, aceite y soya entre otros alimentos básicos, han elevado su precio en los últimos tres meses.
Los cereales, principales protagonistas de esta crisis, incrementarán su costo un 56 por ciento este año según el informe “Perspectivas de cosechas y situación alimentaria” elaborado por la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).
El hambre tan mortal como la guerra El momento de las advertencias se acabó pues en los países más pobres de América Latina, Asia y, por supuesto, África, la estabilidad social está amenazada.
En América Latina 52.4 millones de personas pasan hambre. De acuerdo al cifras de la FAO, en 2004 unos 5.3 millones de mexicanos viven hambrientos.
Son precisamente los sectores más pobres los que reciben el impacto directo del incremento en los precios de los alimentos. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el incremento promedio de los alimentos en la canasta básica en México ronda el 5.2 por ciento.
En tanto que de acuerdo al Instituto Mexicano de la Competitividad el alza de precios de lo alimentos básicos afectó en 30 por ciento el bienestar social de los mexicanos más pobres que actualmente destinan un 30 por ciento de sus ingresos en este tipo de alimentos.
Pero la desesperación y el encarecimiento de los alimentos, que continuará durante 2008, cobra ya sus primeras víctimas.
Haití, el país más pobre de América Latina, saldó con cuatro muertos y más de 20 heridos dos días de disturbios por el alza en productos básicos durante la primera semana de abril.
El problema sigue creciendo afectando a países con sistemas políticos más estables. Es el caso de Honduras, en donde seis policías y un soldado resultaron heridos en una protesta protagonizada por obreros, campesinos y estudiantes que salieron a la calle para exigir al gobierno del presidente Manuel Zelaya, imponer un control de precios para detener el alza al costo de la vida entre otras cosas.
En tanto que en Perú y Argentina, los presidentes Alan García y Cristina Fernández, han tenido que afrontar protestas y huelgas contra el alza de los precios de productos de primera necesidad
. Y es que no en todos los hogares se sufre igual. Por ejemplo, un estadounidense pobre se gasta en promedio 18 por ciento de su salario en alimentación en tanto que un vietnamita utiliza el 65 por ciento sin embargo, un nigeriano debe usar hasta un 73 por ciento de su salario mensual para alimentarse.
Más bocas, menos producción Según las previsiones de la FAO, las reservas mundiales de cereales caerán a su nivel más bajo en 25 años con 405 millones de toneladas en 2007-2008, 21 millones de toneladas por debajo del nivel ya reducido del año anterior.
Las causas son múltiples y van desde el incremento de los precios en los combustibles hasta el calentamiento global.
Los altos precios del petróleo, cuyas cotizaciones alcanzan nuevo record a diario, elevan los costos de la producción de los alimentos en tanto que la misma FAO reconoce que la producción mundial de cereales esta condicionada a las condiciones climáticas que actualmente son irregulares en todo el mundo.
El calor extremo en Europa, las sequías en África, el deshielo de los Polos, el frío en Asia, las fuertes lluvias e inundaciones en América, han destruido millones de hectáreas encareciendo la producción de alimentos.
La elaboración de biocombustibles a partir del maíz presiona también los precios de los alimentos, sobre todo en países como Estados Unidos donde los subsidios más importantes se dan para la producción de etanol, provocando que los campesinos prefieran sembrar maíz industrial y no para alimentación.
A pesar de la disminución en las tasas de crecimiento poblacional en muchos países del mundo, la economía globalizada, la ampliación de la esperanza de vida y las sociedades consumistas presionan la producción de alimento en el mundo.
Esta población de economías emergentes como China, India, México y Brasil, entre otros, conforme generan riqueza y programas de asistencia social amplían sus patrones de consumo.
Según un informe de la Oficina de Información Poblacional con sede en Washington los países con economías emergentes crecen a un ritmo tres veces más acelerado que los países en desarrollo.
Para 2050 la India superará a China como país más poblado, con 1628 millones de habitantes contra 1437 millones en China.
En consecuencia, presenciamos una demanda global de alimentos en aumento, un requerimiento que actualmente se encuentra muy por encima de la oferta. Cada vez somos más, y requerimos más.
Por cierto, solo este año habrá que añadir los 78.5 millones de personas que se sumarán a la población mundial y que, a la brevedad, necesitarán alimentación.
Una amenaza por las buenas A principios de abril el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dimensionaron la crisis que ya es un hecho.
De acuerdo a Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, unos 100 millones de personas sufren ya esta crisis alimentaria en el mundo por lo que se necesitan, con urgencia, 500 millones de dólares para que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU atienda la emergencia.
Por su parte, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, advirtió que todos los logros alcanzados hasta hoy para reducir la pobreza puede destruirse muy rápidamente por la crisis de los precios de los alimentos.
Por su parte Jacques Diouf, director de la FAO y Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas, aseguraron que otros 100 millones de personas se “sumergirán en la miseria” en los países de bajos ingresos a causa de la crisis alimentaria por lo que urgieron a los líderes mundiales a tomar decisiones rápidamente.
Finalmente es nuevamente el director de la FAO quien dimensiona el problema a nivel global. “Hay 37 países que se enfrentan a crisis alimentarias, si no se interviene a tiempo para limitar los daños estos países no tendrán ninguna esperanza”.
Pero el futuro con esperanza no se alcanza con buenas intenciones.
La falta de alimentos amenaza a cien millones de personas
La carestía de los alimentos amenaza como un "tsunami silencioso" con sumir en el hambre a cien millones de personas, según denunció hoy en Londres el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.
EFE "La inseguridad alimentaria no sólo supone una amenaza para el hambre, también para la paz y la seguridad", dijo la jefa del PMA, Josette Sheeran, en una rueda de prensa en Londres, donde hoy participa en una reunión de expertos convocada por el primer ministro británico, Gordon Brown, para analizar esta crisis.
Una crisis que el PMA no duda en definir como el mayor desafío al que ha hecho frente en sus 45 años de historia y que, como explicó Sheeran, afecta a la labor de esa agencia de la ONU de dos formas: encareciendo y, por tanto, reduciendo la ayuda que puede prestar y obligándola a congelar algunos programas.
Así el PMA, con las mismas contribuciones que en junio pasado, ahora puede proporcionar un 40 por ciento menos de ayuda, debido a que alimentos como el arroz, el trigo o el maíz prácticamente han doblado su precio en los últimos meses.
Tras ese incremento se encuentran factores como el alza del precio del petróleo, el boom de los biocombustibles, el aumento de la demanda en los países en desarrollo y el cambio climático, que causa más inundaciones y sequías.
El PMA, que había previsto para 2008 un presupuesto de 2.900 millones de dólares para prestar ayuda a más de 70 millones de personas en alrededor de 80 países, ya hizo en febrero pasado una petición de emergencia de 500 millones de dólares a sus donantes para mantener sus proyectos ante las últimas subidas de los precios de la comida.
Pero ese agujero se ha agrandado hasta los 755 millones de dólares, subrayó Sheeran, quien era secretaria adjunta de Estado de Asuntos Económicos y Agrícolas de EEUU antes de ocupar el máximo cargo del PMA.
"Ésta es la nueva cara del hambre, los millones de personas que no estaban en una categoría urgente por hambre hace seis meses pero que ahora lo están", dijo la jefa del PMA, que también ha comparecido ante la comisión de Desarrollo Internacional del Parlamento británico.
Como consecuencia de esta situación, el PMA ha tenido que tomar la "dolorosa" decisión de suspender un programa de alimentación escolar destinado a 450.000 niños en Camboya, que empezaba en mayo próximo, a menos que se logre financiación a tiempo.
Pero hay otros programas de ayuda amenazados en todo el mundo.
Para hacer frente a ese nuevo "tsunami", "que afecta a un mayor número de personas en todos los continentes", la comunidad internacional debe, a juicio de Sheeran, dar la misma "respuesta global" que a la tragedia causada por el maremoto que sacudió en 2004 el sudeste asiático, dejando 250.000 muertos.
"Necesitamos el mismo tipo de acción y generosidad", dijo la jefa del PMA, que abordará la situación con un plan de trabajo en tres fases.
A corto plazo, tratará de lograr financiación para programas de ayuda amenazados; a medio plazo, ofrecerá su capacidad logística para redes de distribución y, a largo plazo, apoyará una reforma de las políticas y asesorará a los gobiernos embarcados en programas de desarrollo agrícola.
Sheeran apostó igualmente por la colaboración con otros agentes, como otras agencias de la ONU, el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), ONGs y gobiernos de todo el mundo para hacer frente a la crisis.
En la reunión convocada en Londres por Brown también toman parte representantes del Banco de Desarrollo Africano, de las organizaciones no gubernamentales Oxfam y Save the Children, así como de empresas privadas, como la cadena de supermercados Sainsbury's.
En unos comentarios divulgados por su residencia oficial de Downing Street, antes de la reunión, el primer ministro británico pidió hoy una acción internacional para atajar el aumento de los precios de los alimentos e insistió en que afrontar el problema del hambre en el mundo es un "desafío moral".
Tambores de guerra, tambores de hambre
El hambre amenaza la estabilidad de 37 países en el mundo. En México, la vida se ha encarecido un 30 por ciento por el incremento en los precios de los alimentos
CIUDAD DE MÉXICO, México.- La batalla contra el hambre se está perdiendo y mata a 5 millones de niños anualmente, el equivalente a la población infantil de México entre los 5 y 9 años de edad. Sin una bala disparada, el fantasma del hambre cobra víctimas que apenas alcanzan a lanzar un lamento.
La palabra hambre comienza a ponerse en las agendas de algunos países con una lentitud sorprendente frente a una crisis que avanza y se hace presente en cada vez más hogares del mundo.
De Chile a Egipto, entre Haití y Vietnam, una misma causa ha llevado a miles de personas a salir a la calle: la crisis generada por el alza sin precedentes de los alimentos básicos.
De acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas, a lo largo del 2007 el precio global de los alimentos se elevó en un 40 por ciento; si esta cifra es desalentadora, un reciente informe del Banco Mundial eleva a nivel de alarma la situación pues asegura que en los últimos 36 meses el costo de los alimentos en general se disparó un 83 por ciento.
Estos datos se reflejan en la vida cotidiana en muchos países cuando salimos de compras y notamos que los precios del pan, el arroz, de productos derivados de maíz, de leche, aceite y soya entre otros alimentos básicos, han elevado su precio en los últimos tres meses.
Los cereales, principales protagonistas de esta crisis, incrementarán su costo un 56 por ciento este año según el informe “Perspectivas de cosechas y situación alimentaria” elaborado por la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).
El hambre tan mortal como la guerra El momento de las advertencias se acabó pues en los países más pobres de América Latina, Asia y, por supuesto, África, la estabilidad social está amenazada.
En América Latina 52.4 millones de personas pasan hambre. De acuerdo al cifras de la FAO, en 2004 unos 5.3 millones de mexicanos viven hambrientos.
Son precisamente los sectores más pobres los que reciben el impacto directo del incremento en los precios de los alimentos. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) el incremento promedio de los alimentos en la canasta básica en México ronda el 5.2 por ciento.
En tanto que de acuerdo al Instituto Mexicano de la Competitividad el alza de precios de lo alimentos básicos afectó en 30 por ciento el bienestar social de los mexicanos más pobres que actualmente destinan un 30 por ciento de sus ingresos en este tipo de alimentos.
Pero la desesperación y el encarecimiento de los alimentos, que continuará durante 2008, cobra ya sus primeras víctimas.
Haití, el país más pobre de América Latina, saldó con cuatro muertos y más de 20 heridos dos días de disturbios por el alza en productos básicos durante la primera semana de abril.
El problema sigue creciendo afectando a países con sistemas políticos más estables. Es el caso de Honduras, en donde seis policías y un soldado resultaron heridos en una protesta protagonizada por obreros, campesinos y estudiantes que salieron a la calle para exigir al gobierno del presidente Manuel Zelaya, imponer un control de precios para detener el alza al costo de la vida entre otras cosas.
En tanto que en Perú y Argentina, los presidentes Alan García y Cristina Fernández, han tenido que afrontar protestas y huelgas contra el alza de los precios de productos de primera necesidad
. Y es que no en todos los hogares se sufre igual. Por ejemplo, un estadounidense pobre se gasta en promedio 18 por ciento de su salario en alimentación en tanto que un vietnamita utiliza el 65 por ciento sin embargo, un nigeriano debe usar hasta un 73 por ciento de su salario mensual para alimentarse.
Más bocas, menos producción Según las previsiones de la FAO, las reservas mundiales de cereales caerán a su nivel más bajo en 25 años con 405 millones de toneladas en 2007-2008, 21 millones de toneladas por debajo del nivel ya reducido del año anterior.
Las causas son múltiples y van desde el incremento de los precios en los combustibles hasta el calentamiento global.
Los altos precios del petróleo, cuyas cotizaciones alcanzan nuevo record a diario, elevan los costos de la producción de los alimentos en tanto que la misma FAO reconoce que la producción mundial de cereales esta condicionada a las condiciones climáticas que actualmente son irregulares en todo el mundo.
El calor extremo en Europa, las sequías en África, el deshielo de los Polos, el frío en Asia, las fuertes lluvias e inundaciones en América, han destruido millones de hectáreas encareciendo la producción de alimentos.
La elaboración de biocombustibles a partir del maíz presiona también los precios de los alimentos, sobre todo en países como Estados Unidos donde los subsidios más importantes se dan para la producción de etanol, provocando que los campesinos prefieran sembrar maíz industrial y no para alimentación.
A pesar de la disminución en las tasas de crecimiento poblacional en muchos países del mundo, la economía globalizada, la ampliación de la esperanza de vida y las sociedades consumistas presionan la producción de alimento en el mundo.
Esta población de economías emergentes como China, India, México y Brasil, entre otros, conforme generan riqueza y programas de asistencia social amplían sus patrones de consumo.
Según un informe de la Oficina de Información Poblacional con sede en Washington los países con economías emergentes crecen a un ritmo tres veces más acelerado que los países en desarrollo.
Para 2050 la India superará a China como país más poblado, con 1628 millones de habitantes contra 1437 millones en China.
En consecuencia, presenciamos una demanda global de alimentos en aumento, un requerimiento que actualmente se encuentra muy por encima de la oferta. Cada vez somos más, y requerimos más.
Por cierto, solo este año habrá que añadir los 78.5 millones de personas que se sumarán a la población mundial y que, a la brevedad, necesitarán alimentación.
Una amenaza por las buenas A principios de abril el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial dimensionaron la crisis que ya es un hecho.
De acuerdo a Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, unos 100 millones de personas sufren ya esta crisis alimentaria en el mundo por lo que se necesitan, con urgencia, 500 millones de dólares para que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU atienda la emergencia.
Por su parte, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan, advirtió que todos los logros alcanzados hasta hoy para reducir la pobreza puede destruirse muy rápidamente por la crisis de los precios de los alimentos.
Por su parte Jacques Diouf, director de la FAO y Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas, aseguraron que otros 100 millones de personas se “sumergirán en la miseria” en los países de bajos ingresos a causa de la crisis alimentaria por lo que urgieron a los líderes mundiales a tomar decisiones rápidamente.
Finalmente es nuevamente el director de la FAO quien dimensiona el problema a nivel global. “Hay 37 países que se enfrentan a crisis alimentarias, si no se interviene a tiempo para limitar los daños estos países no tendrán ninguna esperanza”.
Pero el futuro con esperanza no se alcanza con buenas intenciones.
La falta de alimentos amenaza a cien millones de personas
La carestía de los alimentos amenaza como un "tsunami silencioso" con sumir en el hambre a cien millones de personas, según denunció hoy en Londres el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.
EFE "La inseguridad alimentaria no sólo supone una amenaza para el hambre, también para la paz y la seguridad", dijo la jefa del PMA, Josette Sheeran, en una rueda de prensa en Londres, donde hoy participa en una reunión de expertos convocada por el primer ministro británico, Gordon Brown, para analizar esta crisis.
Una crisis que el PMA no duda en definir como el mayor desafío al que ha hecho frente en sus 45 años de historia y que, como explicó Sheeran, afecta a la labor de esa agencia de la ONU de dos formas: encareciendo y, por tanto, reduciendo la ayuda que puede prestar y obligándola a congelar algunos programas.
Así el PMA, con las mismas contribuciones que en junio pasado, ahora puede proporcionar un 40 por ciento menos de ayuda, debido a que alimentos como el arroz, el trigo o el maíz prácticamente han doblado su precio en los últimos meses.
Tras ese incremento se encuentran factores como el alza del precio del petróleo, el boom de los biocombustibles, el aumento de la demanda en los países en desarrollo y el cambio climático, que causa más inundaciones y sequías.
El PMA, que había previsto para 2008 un presupuesto de 2.900 millones de dólares para prestar ayuda a más de 70 millones de personas en alrededor de 80 países, ya hizo en febrero pasado una petición de emergencia de 500 millones de dólares a sus donantes para mantener sus proyectos ante las últimas subidas de los precios de la comida.
Pero ese agujero se ha agrandado hasta los 755 millones de dólares, subrayó Sheeran, quien era secretaria adjunta de Estado de Asuntos Económicos y Agrícolas de EEUU antes de ocupar el máximo cargo del PMA.
"Ésta es la nueva cara del hambre, los millones de personas que no estaban en una categoría urgente por hambre hace seis meses pero que ahora lo están", dijo la jefa del PMA, que también ha comparecido ante la comisión de Desarrollo Internacional del Parlamento británico.
Como consecuencia de esta situación, el PMA ha tenido que tomar la "dolorosa" decisión de suspender un programa de alimentación escolar destinado a 450.000 niños en Camboya, que empezaba en mayo próximo, a menos que se logre financiación a tiempo.
Pero hay otros programas de ayuda amenazados en todo el mundo.
Para hacer frente a ese nuevo "tsunami", "que afecta a un mayor número de personas en todos los continentes", la comunidad internacional debe, a juicio de Sheeran, dar la misma "respuesta global" que a la tragedia causada por el maremoto que sacudió en 2004 el sudeste asiático, dejando 250.000 muertos.
"Necesitamos el mismo tipo de acción y generosidad", dijo la jefa del PMA, que abordará la situación con un plan de trabajo en tres fases.
A corto plazo, tratará de lograr financiación para programas de ayuda amenazados; a medio plazo, ofrecerá su capacidad logística para redes de distribución y, a largo plazo, apoyará una reforma de las políticas y asesorará a los gobiernos embarcados en programas de desarrollo agrícola.
Sheeran apostó igualmente por la colaboración con otros agentes, como otras agencias de la ONU, el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), ONGs y gobiernos de todo el mundo para hacer frente a la crisis.
En la reunión convocada en Londres por Brown también toman parte representantes del Banco de Desarrollo Africano, de las organizaciones no gubernamentales Oxfam y Save the Children, así como de empresas privadas, como la cadena de supermercados Sainsbury's.
En unos comentarios divulgados por su residencia oficial de Downing Street, antes de la reunión, el primer ministro británico pidió hoy una acción internacional para atajar el aumento de los precios de los alimentos e insistió en que afrontar el problema del hambre en el mundo es un "desafío moral".
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