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09 agosto 2007

El Agotamiento del Ciclo Electoral Mexicano

(Baja California, Oaxaca y Aguascalientes)

Alfredo Velarde

La desaseada y sumamente controversial conclusión de los procesos electorales más recientes en Baja California , Oaxaca y Aguascalientes , portan en las alforjas de su balance político inmediato, la dura constatación de una evidencia política que viene larvando, de lejos, los justificables y comprensibles escenarios de creciente descontento político radicalizado y que abarcan al conjunto de la geografía nacional: el agotamiento del ciclo electoral mexicano .

Tal desfondamiento, en su intrínseca gravedad, está terminando por dejar completamente exánime el presupuesto fundamental en que descansa la más elemental apologética de la inexistente democracia electoral: el recambio pacífico, legal y transparente del poder político representativo en el capitalismo, cosa que inapelablemente nunca sucede en México. Y si para eso sirven las elecciones, según dicta el ingenuo canon liberal, donde lo único que se renueva es el mismo poder económico y político hegemónico del neoliberalismo , no sólo la presunta democracia de fachada que sufrimos, sino la opresiva realidad económica que se agrava crecientemente para al menos las cuatro quintas partes de la sociedad mexicana, los resultados electorales en el país nos están indicando que hay que buscar otras rutas de transformación verdadera , donde los explotados y oprimidos puedan aspirar a hacerse de las riendas de su destino a favor de un auténtico poder popular que no emergerá de las urnas y que tendría que ser diferente a la dictadura oligarcocrática y nada consensual que padecemos.

Tildar como “elección democrática” , por ejemplo, la disputa bajacaliforniana por la gubernatura estatal entre el PAN de José Guadalupe Osuna , y el PRI de Jorge Hank Rhon , amén de una broma de mal gusto, supone evidenciar la pobre concepción que de la democracia tienen sus apologistas, que dejan de soslayo un hecho incontrovertible: que en la elección estatal (como en Oaxaca y Aguascalientes) triunfó el abstencionismo, dado que en la entidad 6 electores potenciales, de cada 10 registrados en el padrón estatal, simple y sencillamente no votó, porque las alternativas brillaron por su ausencia y es necesario ser suicida para acudir a votar por sus verdugos.

Haber tenido que decidir entre Osuna y Hank Rhon, es indudable, implicó para el electorado peninsular, una opción parecida a optar entre la silla eléctrica o la inyección letal para ser ejecutado. Esto es lo esencial . Lo demás es anecdótico, como las consabidas trapacerías mapaches de Hank-Paredes , por el PRI ; o la en otro tiempo inusitada alianza SNTE-PAN con las huestes magisteriales de Elba Esther , como operadora calderonista por excelencia, o más aún, la insustancial amén de ridícula decisión descerebrada, de última hora, de un tal “Dr. Simi” a favor del capo Hank Rhon, en millonarios desplegados insertos en la prensa nacional, ya a toro pasado. Como vemos, la realidad electoral mexicana, siempre ubicua en las antípodas de la democracia, concita el desinterés mientras la política se pudre y la sociedad desde abajo busca caminos menos tersos pero más creíbles.

En Oaxaca la historia no fue distinta. Ahí, las elecciones para la renovación del Congreso Local se caracterizaron por el encadenamiento del proceso a un estado de sitio con vigilancia extrema, en que se abstuvo de participar, nada menos, que el 77.10% del padrón, cosa que hizo ostensiblemente claro el obvio desinterés del electorado oaxaqueño en persistir jugando el juego del gato y el ratón , cuando de antemano eran claras las maniobras de la “Alianza que construye” (PRI y PVEM) para llevarse el carro completo que se afanará, ahora, a seguir convalidando un gobierno estatal de carceleros a favor del sátrapa gobernante inserto en el autismo del “aquí no pasa nada”. Ya veremos, en breve, los costos que ello traerá consigo y que obligará a la APPO , a replantear métodos y estrategias, pues algunos integrantes minoritarios, víctimas del fuego fatuo del electoralismo creyeron en la vía que el PRD propuso, con ceguera, para fingir que se “desfacía el entuerto”. Y no, falta lo que falta, por fuerza, por carriles extraelectorales, por mucho que algunos responsabilicen al EPR, con miopía, de la escasa respuesta en las urnas de parte de la oposición light y su incomprensión de las encadenadas elecciones mexicanas. ¡Qué poco recuerda cierto perredismo el “fraude computarizado de urnas transparentes”, de hace apenas un año en la elección federal por la presidencia de la república!

¿Y en Aguascalientes? ¡Volvió el dinosaurio que no estaba muerto, sino que andaba de parranda! Tras 12 años de ineptitud, la minoría sufragante optó por el corrupto priísmo redivivo para la alcaldía hidrocálida, en vez de la inutilidad insustancial del panismo que había colocado a la capital del estado en el limbo, y, aunque la gubernatura estatal panista finja lo contrario, la pérdida de la alcaldía aguascalentense y de la mayoría del Congreso Local, acaso prefigura la posibilidad indudable de la pérdida también de la gubernatura estatal, en el próximo turno electoral, por la nula capacidad del panismo estatal y que, en ese sentido como en otros, es idéntico al nacional.

¿Pero dónde están las alternativas? Sin duda, no en las contaminadas elecciones de paja que tenemos en un país rehén de la partidocracia, las sucias disputas en favor del poder por el poder mismo y de las corruptas elites corporativas del dinero que opera en contra de la sociedad. Y es que el reflejo de la descomposición política, ya nos está indicando la demostración de una nueva década perdida en materia de ingresos para los trabajadores, cuyas percepciones apenas alcanzaron el nivel de ingresos que se tenía en 1994, antes de la crisis del peso. De manera que la sociedad se empobrece más, mientras los ricos y poderosos se enriquecen a nuestras costillas y se ríen de nosotros con su fatuo juego electoral. ¿Hace falta argumentar por qué lanzarnos en pos de las alternativas extraelectorales?

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