En breve, antes de finalizar el caluroso mes de abril que corre presuroso, un evento de singular importancia tendrá lugar en la sureña ciudad de Chilpancingo, Guerrero, donde se darán cita distintas expresiones académicas y políticas de todo el país que mantienen incólumes las certezas de la utilidad concreta que mantiene, que siempre tuvo y que nunca perdió, adecuadamente interpretado, el marxismo revolucionario en tanto que cardinal herramienta de análisis crítico y alternativo al capitalismo maduro y desplegado de nuestro tiempo y que lo revela como indefendible, ante el grosero crecimiento exponencial de la explotación, la desigualdad y la injusticia: el II Coloquio Nacional sobre la Obra de Marx en la Escena del Siglo XXI .
Un siglo y cuarto después de la muerte que sufriera el padre de la crítica de la economía política en 1883, Carlos Marx , legando a la posteridad cardinales aportes comprensivos referidos tanto a la génesis, como al desarrollo y la consolidación del capitalismo, considerado como un modo de producción históricamente determinado, su obra resurge como un revulsivo y poderoso antídoto contra sistémico y revolucionario, ante las reiteradas y reaccionarias definiciones que no cesan en su amnesia de postular al capitalismo (dándole la espalda a la realidad) como el último y más pertinente modo de producción histórico para el actual momento de exacerbada globalización que todo lo enajena.
Y esto debe ser referido, con más énfasis que nunca antes, porque, como lo sostiene Beatriz Bouvier , quien funge como Directora de Museo y Centro de Estudios Carlos Marx de la Fundación Friederich Ebert , con sede en la natal Treveris del Moro (apodo que sus amigos le endilgaran a Marx): “En la actualidad, donde más que de socialismo o de capitalismo se habla de globalización, los análisis económicos del revolucionario pensador recobran vigencia”. Prosiguiendo el mismo hilo argumental, el politólogo hamburgués, Klaus Corner , agrega que: “En muchos aspectos (Marx), describió de forma correcta las bases del sistema capitalista (…) aunque –sostiene- no previó el desarrollo de la sociedad en tiempos de crisis” .
Al respecto, quizás sus dos más representativos trabajos de una obra tan extensa como trascendental, sean el Manifiesto del partido comunista y El capital . Desde luego, estas dos afirmaciones son correctas en lo esencial, aunque no agoten ni remotamente el enorme caudal de sucesos que vinculados, estrecha o colateralmente con el elocuentemente demoledor pensamiento y discurso crítico de Marx, han acontecido a lo largo de los últimos 125 años de lucha de clases en el plano internacional. Si de un lado, su obra inconclusa conoció extraordinarios desarrollos en la filosofía, la historia, la misma economía o la política; de otro lado, las presuntas prácticas realizadoras en la realidad concreta y supuestamente sostenidas en su pensamiento, y que en los años 80 del siglo XX que se fue, determinaron que casi la mitad de la población mundial viviera en naciones que decían haberse inspirado en el marxismo, pero que sus resultados concluyeron contradictoriamente llevando a efecto prácticas que Marx hubiera abominado y que, en alguna ocasión, explica por qué Marx señalara, ante tendencias de ciertos alumnos suyos, que él “no era marxista” . Esto es necesario subrayarlo, pues la derecha sistémica, de ordinario, utiliza ésas dudosas prácticas para, inútilmente, tratar de refutar al padre de la crítica de la economía política y sus incontrovertibles verdades.
Hoy, 125 años después del deceso que determinó que los restos de Marx fuesen sepultados en el cementerio londinense de Hidegate , Inglaterra, es preciso desarrollar de manera plural un imaginativo ejercicio de valoración constructiva que posibilite la necesaria resignificación actualizadora del marxismo revolucionario , como un riquísimo acerbo de definiciones en extremo imprescindibles para la confrontación alter mundista de los de abajo, en nuestros días, contra la insaciable voracidad y las ganancias multimillonarias de las grandes firmas capitalistas globales, con fundamento en los penares explotados de los trabajadores del mundo entero y a favor de unos cuantos mega millonarios.
Por fortuna, a contrapelo de la insulsa liviandad que suele hacer tabla raza de la larga historia evolutiva del pensamiento crítico, del cual Marx es un inmejorable botón de muestra, no todos aquellos quienes con sensibilidad se interrogan sobre las alternativas, han tirado al niño con el agua sucia. A lo largo de las últimas décadas, cuando menos desde la larga y compleja crisis económica mundial que detonó con el advenimiento de la década de los 70 del siglo XX que se fue, tras el agotamiento del auge de la segunda posguerra mundial y el derrumbe del paradigma keynesiano del supuesto “Estado benefactor” que supuso la reestructuración capitalista neoliberal de funestas implicaciones para los trabajadores en todo el orbe, un complejo y rico plexo de pensadores, en todo el mundo, se han dado a la tarea de recoger la estafeta de continuidad histórica para reflotar al marxismo revolucionario como lo que realmente es: una poderosa herramienta para erigir el estandarte de la nueva revolución anticapitalista que viene, en todas partes, ante la creciente obsolescencia del capitalismo y sus apologistas .
El regulacionismo francés , el marxismo abierto de la escuela de Edimburgo, el obrerismo autonomista italiano y hasta el marxismo ecológico , por señalar apenas a unos cuantos cuerpos discursivos que han venido madurando, con fundamento en la importante herencia marxista, están tomando la palabra, para postular que el marxismo vive y demostrar que el trato que la derecha ignorante le ha dado al marxismo, como si de un perro muerto se tratase, se apenas basura ideológica que urge remontar. Ya veremos, en el Coloquio de Chilpancingo, cuán clara es esta certeza y de qué utilidad, para lo que se viene en forma imparable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario