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14 abril 2008

PROVOCA LA MALNUTRICIÓN ALTERACIONES EN EL APRENDIZAJE Y LA MEMORIA

· Afecta al hipocampo, relacionado con esas tareas, dijo la investigadora del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Sofía Yolanda Díaz Miranda

· Los animales con carencias alimenticias registran días de retraso en el desarrollo encefálico y en la integración de las conexiones nerviosas, apuntó

· La desnutrición explica la muerte anual de 13 millones de niños en el mundo, alrededor de 26 mil al día; si el infante no es atendido antes de los cinco años, dijo, los efectos son irreversibles, alertó

La malnutrición afecta a la estructura cerebral conocida como hipocampo, primer eslabón del proceso de aprendizaje y de la consolidación de la memoria, descubrió la investigadora del Instituto de Neurobiología (INB) de la UNAM, Sofía Yolanda Díaz Miranda.

También los animales con carencias alimenticias registran días de retraso en el desarrollo encefálico y en la integración de las conexiones nerviosas. Además, si son crónicas, sobreviven pero no tienen un buen desempeño cognitivo y no poseen una calidad adecuada de progreso intelectual. "Así se observa en las ratas, que aprenden una conducta, pero poseen una memoria lábil" o poco estable, explicó.

La experta explicó que la desnutrición es la carencia de cantidades necesarias de proteínas, vitaminas, carbohidratos, grasas y sales, para el crecimiento y mantenimiento del organismo.

Pero, aclaró, no es la misma in utero que en la lactancia. Por lo general, en la segunda es más dañina, incluso, que cuando el individuo carece de nutrientes desde antes de nacer y a lo largo de toda la vida. Estos datos son graves si se trasladan a la población humana.

El Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Ayuda a la Infancia (UNICEF) calcula que la desnutrición explica cada año en el mundo la muerte de 13 millones de niños, alrededor de 26 mil al día. Si el infante no es atendido o rehabilitado antes de los cinco años, dijo, los efectos son irreversibles: habrá un subdesarrollo en la capacidad intelectual y una mayor propensión a enfermedades, entre ellas, las gastrointestinales, como la diarrea, que acarrea pérdida de electrolitos, y anemias.

Además, esa condición puede ser un factor de riesgo para la diabetes. En México, hay 10 millones de menores de cinco años, de los que cuatro millones padecen algún grado de carencia y 40 millones de mexicanos en edad adulta padecen las consecuencias de haberla experimentado en la infancia.

Hay gordos mal nutridos, quienes sufren alteraciones en la calidad de vida. La incapacidad de reconocer qué alimentos hacen falta en la dieta diaria, propicia que se coma por apetito y no por hambre.

Un animal con estas características tiene el sueño desfasado, despierta más tarde. En las escuelas no se ha considerado que los infantes desnutridos inician su ritmo circadiano después de las 12 horas, no a las 7 u 8 de la mañana, y que su atención está retardada.

La doctora por la Facultad de Ciencias de la UNAM y ex investigadora en la Worcester Foundation for Experimental Biology de Boston, Estados Unidos, explicó que en los modelos experimentales de malnutrición solo se les deja el seis por ciento de la caseína –principal proteína de la leche materna– de la alimentación de los roedores que debe ser del 23 por ciento. Eso provoca que sean hasta 50 ó 60 por ciento más pequeñas que las ratas bien alimentadas.

A pesar de que la disminución en el tamaño del cerebro con esta carencia es mucho menor, del cinco o seis por ciento, el efecto ocurre a nivel neuronal y es distinto en las diferentes estructuras encefálicas, sobre todo en el sistema límbico, donde se halla el hipocampo, principal relevo neuronal para la adquisición y consolidación de la memoria; estos efectos pueden ser de largo plazo.

En ese sistema radican las emociones, las motivaciones y la forma de respuesta de un individuo al medio que le rodea. Si hay un mal sustrato anatómico o alteraciones, el individuo no será fácilmente adaptable.

Con esta insuficiencia, según las observaciones de la científica y su equipo, se produce reducción en el volumen de las llamadas fibras musgosas, densidad de espinas, contactos sinápticos y cambios correlacionados con el decremento en el aprendizaje espacial. "La disminución del volumen del hipocampo en el animal crónico mal nutrido no implica que no aprenda o no adquiera información; sí lo hace, pero su memoria no se consolida".

En los experimentos, se observa un retardo cognitivo. La rata tiene hábitos nocturnos y prefiere estar en una caja oscura. Cuando recibe un choque, reacciona abandonando ese lugar “seguro”. Al día siguiente, si recuerda bien la experiencia previa, entonces no debe pasar al espacio sin luz para no recibir otra descarga, si lo hace –como ocurre con las malnutridas–, significa un problema grave de memoria.

La experta, cuyos trabajos en este rubro han recibido más de 850 citas en la literatura científica internacional, destacó que dos de las estructuras del sistema nervioso, el bulbo olfatorio y el hipocampo, son las únicas donde se presenta neurogénesis, inclusive en los adultos.

En el laboratorio, relató, se desarrollan modelos donde la malnutrición tiene efectos en la memoria y el aprendizaje, y produce deficiencias en la producción y comunicación de neurotransmisores, tanto excitatorios como inhibitorios, fundamentalmente en el sistema límbico.

Los universitarios se han percatado que la peor de las situaciones es contar con los nutrientes necesarios antes de nacer, y luego registrar carencias en la lactancia, porque propicia que el organismo se desestabilice.

Por el contrario, si hay crías mal alimentadas en la gestación, pero rehabilitadas al nacimiento, se tiene oportunidad de recuperación. Estas ratas se desarrollan bien, incluso aquellas que durante toda su vida han sido malnutridas, que aunque de menor peso corporal, tienen la oportunidad de un ajuste neuronal que les permite mayor sobreviviencia, de hecho alcanzan mayor longevidad, expuso Díaz Miranda.

Como parte de la investigación, también se hacen estudios de histología, donde se aprecia la respuesta plástica de las células, tanto a nivel celular como subcelular, es decir, del funcionamiento de los organelos celulares.

Al mismo tiempo, se realizan estudios a escala de ultra estructura neuronal para ver cómo éstas desarrollan patrones plásticos adaptativos provocados por la malnutrición. Ahí se observa que el sistema cerebral es plástico y cómo es capaz de adaptarse a la falta de nutrientes en el largo plazo, finalizó Sofía Díaz Miranda.

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