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03 abril 2008

“Trabajamos como burras”, dice migrante empleada de limpieza

Por Leticia Puente Beresford/corresponsal

Tan pronto como llegué aquí, me puse a trabajar, pero no “como negra”, como decimos allá en México, sino como “burra”, dice una mujer mexicana empleada por “La polaca”, como nombra a la dueña de una agencia de limpieza.

Entrevistada el viernes santo, porque sólo trabajó medio día y guardando su anonimato porque está indocumentada, dice a Cimacnoticias que aún le falta pagar una parte de lo que le cobró el pollero por cruzarla hacia este país a través del desierto. Me dejó en “abonos” el viaje, comenta.

“A las cinco de la mañana ya están aquí por mí La polaca, la dueña de la agencia de limpieza. Limpio de tres a cuatro casas y por la noche dos oficinas diariamente. Todos los días. Sí, también los domingos. Bueno, los domingos y los sábados son puras oficinas.

Afirma que “por la necesidad, dejo que me dé lo que quiera. A veces son tres dólares la hora y otras cinco. Dice que porque lo hago rápido, sobre todo por las noches”.

Le pregunto si no le hace falta hablar inglés para su trabajo. “Para limpiar uno no tiene que hablar inglés, contesta, porque todos, o casi la mayoría de los productos, dicen en español para qué son. Y así, ni necesidad de preguntar”.

CÓMO LIMPIAR

Una casa la limpiamos entre tres, explica la mujer. El trabajo lo divide La polaca. A mí, como soy recién llegada, me tocan los baños. Tienen que quedar como espejos. Los peores, los más sucios, son los de las oficinas. Pareciera que no saben para qué son los baños. Pero en fin, ya me acostumbré, dice resignada.

Relata que llegó en enero y piensa irse a México a fin de año. “Esto es muy duro, afirma, sobre todo porque una no tienen con quién hablar. Lo primero que le dicen a una es no platicar con nadie. Y no decirle a nadie cuánto gana uno”.

Uno trabaja bastante, reflexiona en voz alta. “Le dije que a las cinco pasa por mí, pero cuando se enferma alguien de nosotras y son oficinas las que hay que limpiar, pasa a las cuatro de la mañana. Y ni modo de decirle que no, pues a uno le hace falta el dinero”.

-- ¿Por qué no cambia de trabajo?

-- ¿Cambiar de trabajo? Ni dónde. Tengo una conocida a la que le dan 30 dólares al día y ella sí que se mata. Ya ve, la necesidad y luego en tierras lejanas. Me comentaron de una casa, de vivir adentro. Pero se saben muchas historias que para qué le busca uno.

LA POLACA

Doy gracias a dios que me conectaron luego luego con esta polaca, señala la mujer. Es una canija, ella no hace nada. Solo nos transporta y cobra. Cada lunes me paga. Y los martes me pasa a dejar al envío (de dinero que hace a México). Así, que le estoy agradecida. Me espera y a seguir trabajando.

“¿Que si me da tiempo para comer? Si, cuando vamos en el coche. Ahí saca uno lo que trae. Pero no es bueno comer mucho, porque no se puede una mover luego. O le da sueño… Ya me acostumbré”, acepta.

UNOS DOLARITOS

Sobre su futuro, afirma: “de aquí a diciembre me dará para ahorrar unos dolaritos y a poner un negocito allá en el pueblo. Allá están mi mamá y mis tres hijos. Los extraño, pero saben que solo así comerán bien. Están en la escuela y, pues, qué le hace uno.

Y concluye: “Con tanto trabajo ni tiempo me da de llorarles. Esto es un sacrificio muy grande. ¿Que si me gustaría regresarme ya? No, no en este momento, si me voy ahorita, allá no tendría ni para comer…

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