Eduardo Ibarra Aguirre
Ditirámbicos resultaron los elogios y el apoyo de Ulises Ruiz Ortiz a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Y éste, con la emoción a flor de piel, correspondió: “La amistad se demuestra en el presupuesto”, dijo ante el gobernador oaxaqueño, acaso el más arcaico e intolerante del país, junto a Mario Marín Torres.
Muy contento regresó el economista y abogado de tierras oaxaqueñas, donde todo fue dispuesto para que ocho mil acarreados lo escucharan disciplinadamente y hasta lo ovacionaran. Para que no se repitiera el desencuentro de Tepetitlán, Hidalgo, en donde le exigieron que frene la polución de la presa Endhó. Los contaminados y enfermos comuneros no entienden de buenas maneras, mucho menos del diálogo y las leyes sobre las que tantas piezas oratorias pronuncia el marido de Margarita Zavala Gómez del Campo.
Sólo que la fiesta oaxaqueña, organizada por Ruiz Ortiz -experto mapache que ya los exporta al de la Revolución Democrática-, vino su compañero de partido pero no de sector, Manlio Fabio Beltrones Rivera, y la echó a perder, justamente en el tema de temas del sexenio de las manos limpias, el empleo y las leyes: la reforma energética.
Con sobrada claridad el senador y coordinador de los priístas en Xicoténcatl anunció el cambio de estrategia, que siempre no va a caminar con “todo el sistema PAN”, como bien lo denomina Cuauhtémoc Cardona Benavides, en materia petrolera.
Para el brillante experto en el drenaje profundo del sistema político mexicano, con la multitudinaria determinación, anunciada en el Zócalo, de establecer “comandos para combatir a cualquiera que trate de instrumentar una modernización de Pemex, es legítima, pero nosotros no la consideramos adecuada”; con las movilizaciones que “han prendido” pero las valoramos como un “peligro” para la “estabilidad del país”; con el error de Felipe Calderón de acudir a “cifras alteradas sobre las reservas de crudo” y a una “campaña mediática equivocada”; además de que “no le he escuchado una idea concreta” para la modernización de Petróleos Mexicanos; en ese contexto, el Revolucionario Institucional no puede dar la imagen de “un partido colaboracionista”, sino de una “oposición razonada”.
El viraje de los senadores priístas, anunciado por el sonorense, suscitó de inmediato la irritación de Francisco Labastida Ochoa y el respaldo de Emilio Gamboa Patrón. En tanto que una veintena de diputados tricolores se pronunciaron en contra de los contratos de servicios múltiples y de riesgo.
Suena convincente el razonamiento del sonorense, a quien se le atribuye un importantísimo papel para hacer viable el gobierno del michoacano de Morelia, pero precisamente por el protagonismo desempeñado por el Institucional, no faltó colega que preguntara: ¿Y a cambio de qué?
Beltrones Rivera exigió acabar con la ligereza con la que se entiende en muchas ocasiones la política. Y acaso no le falte razón, sobre todo en un medio abundante en portadores de micrófonos, grabadoras y libretas para dar vuelo a la frivolidad y el simplismo. Pero la trayectoria de los círculos dirigentes del Revolucionario, a partir del 1 de diciembre de 2000 y hasta hoy, acredita lo que tempranamente bautizó Luis Sánchez Aguilar como Prian y da amplio margen a la suspicacia.
Mientras tanto, a Santiago Creel Miranda sólo le quedó anunciar que buscará “el número de votos necesarios” para conformar una mayoría y sacar la reforma energética; a Héctor Larios Córdova defender la ridícula campaña de anuncios de Calderón Hinojosa; al senador Juan Bueno Torio frotarse las manos por los nuevos negocios de transportación con los que podría favorecer a su familia. Mas Cardona Benavides, el subsecretario de Enlace Legislativo del replegado Juan Camilo Mouriño Terrazo, les advierte lo obvio: estamos “un poquito atorados”.
Ditirámbicos resultaron los elogios y el apoyo de Ulises Ruiz Ortiz a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Y éste, con la emoción a flor de piel, correspondió: “La amistad se demuestra en el presupuesto”, dijo ante el gobernador oaxaqueño, acaso el más arcaico e intolerante del país, junto a Mario Marín Torres.
Muy contento regresó el economista y abogado de tierras oaxaqueñas, donde todo fue dispuesto para que ocho mil acarreados lo escucharan disciplinadamente y hasta lo ovacionaran. Para que no se repitiera el desencuentro de Tepetitlán, Hidalgo, en donde le exigieron que frene la polución de la presa Endhó. Los contaminados y enfermos comuneros no entienden de buenas maneras, mucho menos del diálogo y las leyes sobre las que tantas piezas oratorias pronuncia el marido de Margarita Zavala Gómez del Campo.
Sólo que la fiesta oaxaqueña, organizada por Ruiz Ortiz -experto mapache que ya los exporta al de la Revolución Democrática-, vino su compañero de partido pero no de sector, Manlio Fabio Beltrones Rivera, y la echó a perder, justamente en el tema de temas del sexenio de las manos limpias, el empleo y las leyes: la reforma energética.
Con sobrada claridad el senador y coordinador de los priístas en Xicoténcatl anunció el cambio de estrategia, que siempre no va a caminar con “todo el sistema PAN”, como bien lo denomina Cuauhtémoc Cardona Benavides, en materia petrolera.
Para el brillante experto en el drenaje profundo del sistema político mexicano, con la multitudinaria determinación, anunciada en el Zócalo, de establecer “comandos para combatir a cualquiera que trate de instrumentar una modernización de Pemex, es legítima, pero nosotros no la consideramos adecuada”; con las movilizaciones que “han prendido” pero las valoramos como un “peligro” para la “estabilidad del país”; con el error de Felipe Calderón de acudir a “cifras alteradas sobre las reservas de crudo” y a una “campaña mediática equivocada”; además de que “no le he escuchado una idea concreta” para la modernización de Petróleos Mexicanos; en ese contexto, el Revolucionario Institucional no puede dar la imagen de “un partido colaboracionista”, sino de una “oposición razonada”.
El viraje de los senadores priístas, anunciado por el sonorense, suscitó de inmediato la irritación de Francisco Labastida Ochoa y el respaldo de Emilio Gamboa Patrón. En tanto que una veintena de diputados tricolores se pronunciaron en contra de los contratos de servicios múltiples y de riesgo.
Suena convincente el razonamiento del sonorense, a quien se le atribuye un importantísimo papel para hacer viable el gobierno del michoacano de Morelia, pero precisamente por el protagonismo desempeñado por el Institucional, no faltó colega que preguntara: ¿Y a cambio de qué?
Beltrones Rivera exigió acabar con la ligereza con la que se entiende en muchas ocasiones la política. Y acaso no le falte razón, sobre todo en un medio abundante en portadores de micrófonos, grabadoras y libretas para dar vuelo a la frivolidad y el simplismo. Pero la trayectoria de los círculos dirigentes del Revolucionario, a partir del 1 de diciembre de 2000 y hasta hoy, acredita lo que tempranamente bautizó Luis Sánchez Aguilar como Prian y da amplio margen a la suspicacia.
Mientras tanto, a Santiago Creel Miranda sólo le quedó anunciar que buscará “el número de votos necesarios” para conformar una mayoría y sacar la reforma energética; a Héctor Larios Córdova defender la ridícula campaña de anuncios de Calderón Hinojosa; al senador Juan Bueno Torio frotarse las manos por los nuevos negocios de transportación con los que podría favorecer a su familia. Mas Cardona Benavides, el subsecretario de Enlace Legislativo del replegado Juan Camilo Mouriño Terrazo, les advierte lo obvio: estamos “un poquito atorados”.
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