· Gerardo Salazar Chávez, del Instituto de Biología de la UNAM, dijo que ello se debió a los diversos huracanes e incendios, además de la deforestación incontrolada y la migración
· Desapareció el hábitat más diverso de México, el bosque nublado enano del Parque Nacional Lagunas de Montebello, en Chiapas, advirtió
· Se conocen mil 300 especies de orquídeas en el país, de las que alrededor del 40 por ciento son endémicas, indicó
En la última década, desapareció el hábitat de orquídeas más diverso del país, el bosque nublado enano del Parque Nacional Lagunas de Montebello, Chiapas. Se estima que al menos 24 especies de esa familia de plantas ya desaparecieron del territorio nacional, advirtió el investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Gerardo Salazar Chávez.
Ello se debió, explicó, a los diversos huracanes e incendios, además de la deforestación incontrolada y la migración, entre otros problemas; ya no existe esa comunidad, donde era posible encontrar hasta 200 especies de orquídeas en una hectárea de bosque.
Desde el punto de vista económico, las orquídeas forman parte de un comercio mundial de plantas ornamentales. Hay naciones como Tailandia o entidades como California, Florida y Hawai en Estados Unidos, en los que una porción importante de los ingresos proviene de la venta de flores. Holanda es famosa no sólo por la exportación de tulipanes, sino también de orquídeas, apuntó.
Las estimaciones recientes indican que hay al menos 25 mil especies de orquídeas en el mundo, es decir, esta familia incluye alrededor del 10 por ciento de la diversidad de plantas del planeta. Tan sólo el Distrito Federal tiene unas 30 especies nativas, aseveró.
Aunque la proporción de orquídeas que se sabe se han extinguido o están en peligro de desaparecer es pequeña comparada con la diversidad conocida, muchas poblaciones que no están en inminente riesgo lo estarán pronto si continúan presentándose factores como la deforestación incontrolada y la extracción ilegal para su venta, sobre todo en las calles y mercados de las grandes ciudades del país, comentó.
Además, el comercio ilícito está acabando con este recurso sin beneficiar a las comunidades rurales, que en teoría deberían ser sus poseedoras. Esta venta ilegal, agregó, sobre todo para el mercado nacional no controlado, afecta a muchas poblaciones.
Incluso, recalcó el biólogo de la UNAM, algunas especies de amplia distribución que se podían encontrar por millones en los bosques de encinos del centro del territorio, como la Flor de mayo (Laelia speciosa), se extraen a tasas alarmantes y llegará un momento en que podrían desaparecer por completo si no se hace algo al respecto.
De hecho, una especie mexicana vistosa e importante en lo cultural, es la Laelia gouldiana o monjita, que sólo se conoce en la región de Meztitlán, Hidalgo, es apreciada por campesinos locales, que la utilizan para adornar altares en las festividades del Día de Muertos. Se cultiva en los traspatios de las casas, pero no se le conoce en la naturaleza. Probablemente ya no existe en condiciones silvestres, dijo, pero los pobladores de la zona la han mantenido en condiciones de semi-cultivo y por eso no sucumbió.
Por otro lado, afirmó, hay aproximadamente media docena de especies, algunas de las más vistosas y económicamente deseables, sin poblaciones viables, es decir, quedan plantas en la naturaleza, pero son tan pocas que ya no pueden perpetuar sus poblaciones debido a que el número de los ejemplares es demasiado pequeño para ser localizadas por los polinizadores y no existe “reclutamiento” de individuos jóvenes.
Salazar Chávez, quien durante más de 20 años se ha dedicado al estudio de esta familia, informó que el número de orquídeas conocidas en el país es de aproximadamente mil 300, de las cuales 40 por ciento son endémicas (es decir, no se encuentran viviendo naturalmente en ningún otro lugar). Una característica sobresaliente de la orquideoflora mexicana es, precisamente, la alta proporción de especies exclusivas. Pocas regiones del mundo tienen niveles similares de endemismo, como Sudáfrica, el sudeste de Brasil y Madagascar.
Por ello, explicó que una de las principales líneas de investigación que se ha venido desarrollando en el Instituto de Biología es entender cómo se originó esta diversidad, es decir, de dónde proviene el gran número de especies que conforman la orquideoflora de México.
Algunos estudios en curso indican que la flora de orquídeas es de origen híbrido, es decir, se compone de un contingente sudamericano con relaciones amazónicas o andinas y otro de origen norteño, probablemente siendo un relicto de la flora tropical que cubrió gran parte del Hemisferio Norte durante el periodo Terciario.
Estas formas de vida tienen una función en el ambiente, pues participan en numerosas interrelaciones con los animales que las polinizan, hongos con los que forman micorrizas, bacterias, otras plantas y el hombre. Es importante implementar acciones para conservar esta diversidad a fin de conocerla y aprovecharla, como un recurso renovable que contribuya al desarrollo de las comunidades en cuyas tierras se encuentra esta riqueza, concluyó.
· Desapareció el hábitat más diverso de México, el bosque nublado enano del Parque Nacional Lagunas de Montebello, en Chiapas, advirtió
· Se conocen mil 300 especies de orquídeas en el país, de las que alrededor del 40 por ciento son endémicas, indicó
En la última década, desapareció el hábitat de orquídeas más diverso del país, el bosque nublado enano del Parque Nacional Lagunas de Montebello, Chiapas. Se estima que al menos 24 especies de esa familia de plantas ya desaparecieron del territorio nacional, advirtió el investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Gerardo Salazar Chávez.
Ello se debió, explicó, a los diversos huracanes e incendios, además de la deforestación incontrolada y la migración, entre otros problemas; ya no existe esa comunidad, donde era posible encontrar hasta 200 especies de orquídeas en una hectárea de bosque.
Desde el punto de vista económico, las orquídeas forman parte de un comercio mundial de plantas ornamentales. Hay naciones como Tailandia o entidades como California, Florida y Hawai en Estados Unidos, en los que una porción importante de los ingresos proviene de la venta de flores. Holanda es famosa no sólo por la exportación de tulipanes, sino también de orquídeas, apuntó.
Las estimaciones recientes indican que hay al menos 25 mil especies de orquídeas en el mundo, es decir, esta familia incluye alrededor del 10 por ciento de la diversidad de plantas del planeta. Tan sólo el Distrito Federal tiene unas 30 especies nativas, aseveró.
Aunque la proporción de orquídeas que se sabe se han extinguido o están en peligro de desaparecer es pequeña comparada con la diversidad conocida, muchas poblaciones que no están en inminente riesgo lo estarán pronto si continúan presentándose factores como la deforestación incontrolada y la extracción ilegal para su venta, sobre todo en las calles y mercados de las grandes ciudades del país, comentó.
Además, el comercio ilícito está acabando con este recurso sin beneficiar a las comunidades rurales, que en teoría deberían ser sus poseedoras. Esta venta ilegal, agregó, sobre todo para el mercado nacional no controlado, afecta a muchas poblaciones.
Incluso, recalcó el biólogo de la UNAM, algunas especies de amplia distribución que se podían encontrar por millones en los bosques de encinos del centro del territorio, como la Flor de mayo (Laelia speciosa), se extraen a tasas alarmantes y llegará un momento en que podrían desaparecer por completo si no se hace algo al respecto.
De hecho, una especie mexicana vistosa e importante en lo cultural, es la Laelia gouldiana o monjita, que sólo se conoce en la región de Meztitlán, Hidalgo, es apreciada por campesinos locales, que la utilizan para adornar altares en las festividades del Día de Muertos. Se cultiva en los traspatios de las casas, pero no se le conoce en la naturaleza. Probablemente ya no existe en condiciones silvestres, dijo, pero los pobladores de la zona la han mantenido en condiciones de semi-cultivo y por eso no sucumbió.
Por otro lado, afirmó, hay aproximadamente media docena de especies, algunas de las más vistosas y económicamente deseables, sin poblaciones viables, es decir, quedan plantas en la naturaleza, pero son tan pocas que ya no pueden perpetuar sus poblaciones debido a que el número de los ejemplares es demasiado pequeño para ser localizadas por los polinizadores y no existe “reclutamiento” de individuos jóvenes.
Salazar Chávez, quien durante más de 20 años se ha dedicado al estudio de esta familia, informó que el número de orquídeas conocidas en el país es de aproximadamente mil 300, de las cuales 40 por ciento son endémicas (es decir, no se encuentran viviendo naturalmente en ningún otro lugar). Una característica sobresaliente de la orquideoflora mexicana es, precisamente, la alta proporción de especies exclusivas. Pocas regiones del mundo tienen niveles similares de endemismo, como Sudáfrica, el sudeste de Brasil y Madagascar.
Por ello, explicó que una de las principales líneas de investigación que se ha venido desarrollando en el Instituto de Biología es entender cómo se originó esta diversidad, es decir, de dónde proviene el gran número de especies que conforman la orquideoflora de México.
Algunos estudios en curso indican que la flora de orquídeas es de origen híbrido, es decir, se compone de un contingente sudamericano con relaciones amazónicas o andinas y otro de origen norteño, probablemente siendo un relicto de la flora tropical que cubrió gran parte del Hemisferio Norte durante el periodo Terciario.
Estas formas de vida tienen una función en el ambiente, pues participan en numerosas interrelaciones con los animales que las polinizan, hongos con los que forman micorrizas, bacterias, otras plantas y el hombre. Es importante implementar acciones para conservar esta diversidad a fin de conocerla y aprovecharla, como un recurso renovable que contribuya al desarrollo de las comunidades en cuyas tierras se encuentra esta riqueza, concluyó.
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