Pese a que en muchas instancias no se acordó el inicio de dicha acción, aproximadamente 50 mil escuelas suspendieron actividades mientras que en otras se convocó a reuniones de maestros y administrativos afectados para preparar su integración al paro de forma paulatina.
En Michoacán pararon de manera indefinida más de 7,500 escuelas. En Zacatecas fueron cerrados dos mil 800 planteles; mil 200 en Chiapas y 800 en Morelos. Los maestros de un número indeterminado de escuelas se sumaron al paro en el estado de México.
Entre las instituciones cerradas en el DF fueron, entre otras, la Vocacional 3, el Colegio de Bachilleres de Ciudad Azteca, el Tecnológico de Nezahualcóyotl y la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón.
En el estado de Guerrero también hubo cierres de miles de escuelas que involucraron al 50 % del profesorado, todos integrantes de la CETEG y algunos del PRI.
El Consejo General de Huelga (formado por el STUMAN, SITUAM, IPN y otras organizaciones) exigieron al Gobierno Federal que estableciera una mesa de diálogo para tratar este problema.
Mientras tanto, diversas acciones se fueron desarrollando a lo largo y ancho del país. En Baja California Sur se realizó una marcha dirigida al Congreso del Estado, la cuál obtuvo buena respuesta y apoyo, lo cual llevó a que se tomara el edificio de la Sección 3 del SNTE y la implantación de un plantón.
Todo esto da pie al inicio de una nueva etapa de resistencia la cual no terminó con el paro del 2 de mayo, sino que es el momento de unidad de la clase trabajadora y de quienes día con día trabajan para lograr mejores condiciones de vida pero que al mismo tiempo sienten que éstas se alejan a causa de un gobierno farsante que sólo busca enriquecer más a unos cuantos a costa de lo que es de otros.
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