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Por Benjamín Castro
El paralelo con Calderón
El 6 de mayo, Jacques Cheminade , líder del movimiento que comparte las ideas de Lyndon H. Larouche en Francia, dió a conocer una declaración política evaluando el significado del triunfo de Nicolás Sarkozy para Francia y para el mundo. Cheminade, quien también contendió por la presidencia, decidió declinar unas semanas antes de la elección para dar su apoyo a Ségolene Royal, la candidata socialista. Desde ese momento, Cheminade a explicado a los franceses y a su organización que la llegada de Sarkozy a la presidencia francesa significaba el " blairismo con salsa francesa", es decir, un gobierno al estilo Tony Blair en Inglaterra , aliado de los neoconservadores de Washington y partidario de un estado policiaco y de la guerra. Con la llegada de Sarkozy al poder ---y lo ha declarado así la propia Casa Blanca--- significa que Francia pasa a ser un aliado de la estrategia de "guerras preventivas" de Washington y de su "choque de civilizaciones" contra las naciones islámicas y las nuevas cruzadas y posteriormente, contra China, Rusia e India
Antes de eso, Sarkozy implementará un estado policiaco dentro de Francia. El que fuera un ministro de interior que "perseguía el crimen callejero pero protegía el crimen financiero ", según explica Cheminade, buscará algunas reformas internas que le permitan la implementación del estado policiaco y al mismo tiempo el que dentro del territorio francés se organicen algunas de las acciones militares de Washington (Perben II). Es decir, Sarkozy acabará con la tradición de independencia de Francia formada por Charles De Gaulle y pasará a ser uno más de los instrumentos de Dick Cheney y George Bush como también lo es, aunque en pequeño, el régimen de Felipe Calderón en México. Es un regreso de Francia a la era de Vichy, el regimen que se alió a Hitler en la Segunda Guerra Mundial. La Francia de Sarkozy será, a decir de Lyndon H Larouche: "La Francia de Vichy, que es como besarle el trasero a Hitler".
Por el lado económico y financiero --explica Cheminade---, Sarkozy es un instrumento de los fondos especulativos que actualmente tienen su base de operaciones en las Islas Caimán. Ellos pagaron su campaña del mismo modo en que financian en este momento a los principales aspirantes presidenciales del Partido Demócrata en los Estados Unidos. Pero no solo eso, Sarkozy fue ministro del presupuesto bajo el gobierno de Edouard Balladour y estableció el CAC, que facilita la penetración y el control de los fondos y bancos internaciones sobre el sistema financiero francés.
El electorado francés se movilizó este domingo para las elecciones. Las agencias de prensa reportan hasta un 86% de votación. Sarkozy ganó con el apoyo de la extrema derecha y de una parte del partido del también candidato Francois Bayrou. Pero en general es el electorado el que irracionalmente ha votado por una politica como la de Sarkozy sin entender siquiera lo que este representa.
La culpa de Segolene Royal en su propia derrota es mínima y muy grande de parte de sus amigos en el "elefante" del Partido Socialista, quienes como muchos otros partidos de izquierda en el mundo, se autoderrotaron por no romper con el perfil "anti autoritario" y la ideología 68 ochera que les impidió movilizarse y abrir el debate con la población sobre un proyecto económico y los demás grandes problemas nacionales. La falta de respuesta y de decisión frente a estos asuntos les hizo perder a una parte del electorado que buscaba precisamente eso.
Sin embargo, el gobierno de Sarkozy empezará de inmediato a lanzarse contra las garantías individuales y con medidas de austeridad económica y sacrificios contra la población. Ese proceso garantiza, explica Cheminade la movilización de importantes sectores del electorado que apoyó a Ségolene Royal y de los jóvenes de las grandes ciudades y de los suburbios que seguramente se movilizaran en contra de la cancelación de su futuro y contra la guerra, un fenómeno como el que esta ocurriendo en este momento en los Estados Unidos. Las próximas elecciones parlamentarias serán un reflejo de eso, asegura Cheminade, y su organización se dispone a intervenir en ellas.
El autor es miembro del Movimiento Internacional del economista Lyndon H. LaRouche.
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