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28 junio 2007

Desigualdad social, problema vigente hasta nuestros días

La desigualdad social existe en el interior del aula, de la escuela, de la comunidad. Hay que combatirla tajantemente ahí donde se dé
Sylvia Schmelkes


Recuerdo que cuando asistí a la secundaria me encantaba la idea de saber que no solo me impartirían clases, sino que tendría la oportunidad de elegir un taller en donde podría desarrollar mis habilidades. Taquimecanografía, productos alimenticios, cultura de belleza, electrónica, mecánica automotriz y carpintería, eran algunos de los talleres que eran impartidos.

Para pertenecer a uno de los talleres era necesario aplicar un examen diagnóstico a los estudiantes. Francamente, puse todo de mi parte para no ser aceptada en el taller de taquimecanografía, pues no era de mi agrado. Sin embargo, no fue así cuando llegué al taller de carpintería, sabía que tenía habilidades y que me agradaba la idea de aprender todo lo relacionado con ese taller. Lamentablemente, cuando mencionó el director los resultados en el patio frente de todos los estudiantes, escuche mi nombre, di un paso al frente, y en seguida hizo mención del taller en el que había sido aceptada; taquimecanografía.

Más tarde me entere que mis resultados en el taller de carpintería habían sido si no excelentes si buenos; pero que al profesor no le agradaba mucho la idea de trabajar en un taller para hombres con una mujer. Resulta curioso, pero aun en los talleres existían diferencias de sexos, pues si un hombre se encontraba en productos alimenticios era marcado por el resto de los tres años de secundaria que le esperaban. Además, si una mujer formaba parte de un taller comúnmente ocupado por hombres, era tratada de una manera diferente. Muchas ocasiones de la presión que sentían ambos géneros preferían abandonar el taller y pedir el cambio a otro que según para ellos era acorde a lo que fueran.

¿Qué pretendo indicar? Simplemente que el problema de la desigualdad sigue tan vigente en pleno siglo XXI. Si no lo creen, simplemente contemplemos nuestro alrededor y lo único que veremos es desigualdad en el hogar, desigualdad en el trabajo, desigualdad en la escuela, desigualdad en el grupo de amigos, desigualdad y más desigualdad. Sin embargo, qué se comprende con esta palabra, simplemente que no eres igual a “x” o “y” cosa o persona.

Lamentablemente, los seres humanos no nos hemos puesto a pensar en qué nos hace diferentes realmente de otros. O si la idea de que somos desiguales es algo cierto o algo meramente de la problemática de aceptar que hombre y mujer tienen algo en común y que sabiendo qué es pueden llegar a saber como desarrollarlo y poder ayudarse ambos para un crecimiento mutuo. Francamente no lo sé. Pero si de algo estoy segura, es que grandes hombres y mujeres han sido (metafóricamente hablando) una flama que ha sido apagada por otros que se creen de mayor rango por su posición social o económica.

Considero que nuestro país solo avanzará cuando la desigualdad entre los hombres pase a ser más que uno de los problemas enlistados en una hoja que jamás se le de respuesta. Sino cuando tú y yo tomemos la decisión de romper con esas diferencias, de ver a esa otra persona sin importar diferencias de color, de sexo, de religión, de economía o de clase social como lo que es: un ser humano.

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