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26 junio 2007

Embustes de Reforma Fiscal Calderonista

Alfabeto, sí. Pan del alma. Ha dicho muy bien el presidente, en una manifestación que, más que un decreto, parece un grito humano. Pero, al lado, y antes, pan del cuerpo; algo de bienestar, algo de alegría en el vivir físico. (…) En nuestro pueblo, como en todos, hay, pues, características y cualidades posibles o latentes, que aún no se han revelado por las estrechas circunstancias de angustia vital en que nos desenvolvemos hasta ahora (Alfonso Reyes, 1944).

Alfonso Reyes nos recuerda algo de lo que está pasando con la actual iniciativa de Reforma Fiscal del Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, que ingresó el pasado miércoles 20 de junio a la Cámara de Diputados. La línea oficial suena aún Foxista: “nuestra reforma fiscal sacará a millones de mexicanos de su miseria y pobreza, ésta es la última oportunidad del país”.

Una posible interpretación a dicho anuncio es la siguiente: nuestra propuesta es la efectiva así que apruébenla pero ya; el Congreso se aplica a presentar otras iniciativas o corregir la plana a ésta. Sin embargo, para generar mejores elementos de juicio comentaremos algunos de los cambios que contienen las siete iniciativas de la Reforma Fiscal.

Una sorpresa fue que la propuesta no este proponiendo cobrar IVA a medicinas ni a alimentos, del mismo modo no contiene cambios sustanciales para mejorar los ingresos del gobierno y por lo tanto la capacidad financiera para atender las crecientes necesidades de la población no aumenta, es decir el Impuesto Sobre la Renta permanece sin alteraciones.

Las declaraciones de los funcionarios de Hacienda plantean que uno de los propósitos es despetrolizar las finanzas públicas, para lo cual dicen… “la reforma incrementará los ingresos por concepto de impuestos y de esta manera irán perdiendo importancia para las arcas públicas los ingresos por venta del petróleo”, esto se piensa obtener de la ampliación de la base de contribuyentes; sin embargo, nada de esto es previsible que ocurra, aunque sin duda es muy deseable.

¿Pero en qué consiste la iniciativa de Reforma Fiscal tan sonada desde hace semanas? Son varios los instrumentos que se están proponiendo sin embargo no es evidente que alguno de éstos vaya a tener efectos importantes o al grado que permitan un incremento sustancial de los ingresos públicos. El primero es el cobro de una tasa única (CETU, Contribución Empresarial de Tasa Ünica), que entraría en vigor sobre un monto del 16%, incrementándose al final del sexenio hasta en un 19%, el cual resulta del cálculo de restar compras y ventas y aplicar la tasa a las ganancias. En este punto argumentan que la tasa única no quiere decir que no se vayan a cobrar la totalidad de los impuestos a la tasa correspondiente, pero lo que se percibe es que se esté legalizando una disminución en el pago de impuestos. Además, el monto más importante de evasión (y elusión o la no declaración del ingreso real) de impuestos se realiza en las actividades empresariales, por lo tanto proponen otros instrumentos de recaudación.

Un segundo elemento de la Reforma Fiscal es el llamado impuesto a la informalidad, que consiste en el cobro del 2% a los depósitos bancarios que se realicen en efectivo por montos mayores a los 20 mil pesos mensuales. Aquellos que tengan la posibilidad de hacer transferencias electrónicas no estarán sujetos a este impuesto, desde luego las mayorías no acceden a esta posibilidad. Los Bancos se encargarían de cobrar dicha recaudación.

Habría que precisar que la mitad de los trabajadores de este país realizan sus actividades en el trabajo informal y que su número continúa incrementándose todos los días. El modelo económico no genera la cantidad suficiente de puestos de trabajo asalariado con prestaciones laborales, o sean los llamados empleos formales. Aparte de no crear empleos el modelo actual ha tenido un efecto destructor ya que ha llevado a la quiebra a las pequeñas empresas y ha cancelado año con año un sinnúmero de plazas de trabajo, estas plazas han sido reemplazadas parcialmente por empleos precarios a tiempo parcial, temporales, de alto riesgo y con salarios mínimos. Estas características son exactamente las que desean plasmar en la reforma laboral para eliminar, dicen, rigideces de mercado, con lo cual se eliminan los derechos de los trabajadores a aspirar a condiciones dignas de bienestar derivadas del trabajo.

Y ya, ni siquiera el mexicano común puede aspirar a ganar algún juego de azar y así atender temporalmente sus necesidades más inmediatas. La propuesta fiscal pone a consideración del Congreso de la Unión cobrar un 20% de impuestos a los juegos con apuestas.

Otro aspecto de esta propuesta es compartir la responsabilidad de la Secretaría de Hacienda con las entidades federativas en relación al cobro de impuestos. Se está contemplando en la iniciativa que los estados cobren impuestos especiales, hoy en día estos impuestos se cobran en los refrescos, las bebidas alcohólicas y los cigarros, por los casos más importantes. Habría que ver si los Secretarios de Finanzas en las entidades se suman a esta responsabilidad que han venido evadiendo; en caso de aceptar el compromiso tendríamos que ver en qué medida se incrementaría la burocracia fiscal y el grado de efectividad para incrementar los ingresos públicos.

Los objetivos de la reforma se convierten propaganda política, pero en éste caso, de tan mala forma que sin duda causarán irritación. Cuando Calderón se encontraba en campaña, prometió eliminar el impuesto sobre tenencias de autos, ahora en su iniciativa, la elimina pero dicho impuesto dejará de pagarse en junio de 2014, es decir, nos quiere ver la cara.

Argumentando el daño patrimonial, por las pintas y el mal aspecto urbano, en la iniciativa se contiene un incremento al impuesto de las pinturas en aerosol del 50%, quizá esto se deba por el incremento de la protesta social y por el hecho de que casi todas estas manifestaciones van en contra de este gobierno espurio,

De esta manera y hasta donde se ha dado a conocer la propuesta fiscal, no se asoman indicios de una despetrolización de las finanzas del gobierno, tampoco se espera que en los próximos años aumenten los ingresos públicos, toda vez que las medidas planteadas sólo servirán para compensar, en el mejor de los casos, el déficit público, que se calcula en 2.9% en todo el sexenio; y curiosamente la reforma sólo pretende recabar el 3% del PIB. Aunque ya argumentan los voceros de Hacienda que las inversiones se promoverán al no estar sujetas al pago de impuestos. La realidad es otra, más que promover el crecimiento económico, se debilitan las finanzas públicas, al tiempo que se fortalecen las ganancias privadas.

Los aspectos de la asignación del gasto no están contemplados en la propuesta por lo que no se está corrigiendo la carga del costo financiero del gobierno derivado de los rescates, ni la deuda contratada con particulares para la obra pública. ¿Acaso creen en verdad los de Hacienda que con programas sociales se combatirá la pobreza? Para todos es evidente que si la economía no crece tampoco lo harán los ingresos públicos, ni el número de empleos, ni los salarios. Y finalmente hubo mucho ruido para presentar, a fin de cuentas, otra miscelánea fiscal.

De hecho no es necesaria ninguna legislación, ni reforma fiscal, para incrementar la eficiencia en la recaudación y disminuir el costo administrativo de Hacienda y el SAT. Aunque estaría bien legislar penalmente la ineficiencia de los altos funcionarios ante la impunidad y los privilegios otorgados a las grandes empresas, como quedó confirmado en la última revisión a la Cuenta de la Hacienda Pública , donde se exhibieron los créditos fiscales a los empresarios, que reconocen que debían pagarse gran cantidad de impuestos, pero que a la fecha estos pagos no se han realizado ni existen anuncios de que vayan a cobrarse. ¿Cuál es la imperiosa necesidad de que deba realizarse la reforma estructural fiscal?

Taller de Economía Social y Políticas Públicas, Facultad de Economía de la UNAM

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