Buscar este blog

28 abril 2007

Despenalizar el debate

René Delgado

Si alguna iniciativa habría que promover es la de la despenalización del debate y el rescate del espacio democrático de los radicales que buscan vulnerarla.

Si algo hay que despenalizar en el país, es el debate político.

Desde hace tres años, el País vive inserto en un juego donde lo importante no es el tema a discusión sino la ocasión de asestar un golpe mortal al adversario y, así, en la ilusión, resolver el destino por los siglos de los siglos.

Lo peor de esa perversidad es que se presenta como la parte sustancial de la política, en el marco -desde luego- de la democracia y el Estado de derecho.

El padre de esa nueva forma de entender la política y la democracia lleva por nombre Vicente Fox que, ahora, la oposición venezolana quiere adoptar como su escudero. Un populista como antipopulista. Allá ellos, aquí se vive el desastre posfoxista.

Si, efectivamente, la democracia es asunto de moderados hace tiempo que éstos deberían rescatar ese espacio de los ultras y los radicales de un signo o de otro.

···

Los términos del debate sobre la despenalización del aborto avivaron esa tentación próxima al fascismo, donde al adversario se le toma por el enemigo y donde se anda por las calles con el cuchillo entre los dientes nomás pa' ver quién me contradice o con la tea encendida para inflamar a quien haya que quemar en leña verde.

Días confusos, donde la pasión diluyó a la razón, la creencia a la ciencia, el ruego al argumento y que, en su vértigo, dejaron retoñar el odio y los prejuicios. Días donde, en la práctica del "estás conmigo o enmi contra", se presionó a quien se pudo para repintar la línea divisoria entre los mexicanos a partir del absurdo de colocar de un lado a quien está con la muerte y del otro a quien está con la vida, como si ése fuera el tema a debate. De ese tamaño fue la desmesura.

Tema difícil, el debate se llevó por el sendero de la confrontación. Abortistas contra abortistas. Arcángeles contra demonios. Santos sin credencial contra asesinos confesos. Sotanas completas contra medios fondos. Rosarios contra consignas. Huevos de tortuga contra cigotos. Lanzamiento de tangas contra reparto de excomuniones.

Las voces que intentaron salir del ardid de las definiciones blanco y negro e introducir los imprescindibles matices en la despenalización del aborto fueron pocas. Esas voces quedaron ahogadas por la estridencia y los golpes de pecho.

···

A diferencia de la ocasión anterior, esta vez la derecha equivocó la estrategia. Desconoció el terreno del juego y, a partir de ese error, patinó y patinó hasta hacerle indigerible su derrota y negarse a sí misma la riqueza del matiz.

Sin dirección, esa corriente política nunca entendió que así como la capital de la República no es la República, la República tampoco es la capital y se empeñó, tumbo tras tumbo, en librar una batalla perdida de antemano. La dirigente panista Mariana Gómez del Campo y su padrino Carlos Abascal embarcaron en una aventura al sector duro de la derecha, a sus embajadores y a sus patrocinadores que, en forma, abrieron sus carteras.

Tal fue la presión que hasta la Santa Sede terminó por verse en medio del asunto y, luego, se arrastró al presidente Felipe Calderón al debate que, al parecer, el mandatario tenía mejor medido que los "fans" que le exigían fijar postura.

Esta vez, la derecha no pudo pero -y esto es delicado- dejó ver los dientes.

···

Lo grave de este debate es que se eslabona en la idea de zanjar las divisiones y las diferencias sobre la base de partir en dos a la ciudadanía. De colocar al país frente al "sí" y al "no" absoluto que, inserto en ese juego, toma decisiones contra la pared renunciando a ver el horizonte.

Desde 2004, se puso en práctica ese juego eliminatorio donde se intenta definir quien está de un lado y quien del otro, con quien se cuenta y a quien hay que a darle duro. Y, en ese juego, a veces el asunto central se pierde para dejar el espacio a la confrontación que, a fin de cuentas, sólo arroja una división que amenaza con la
fractura.

Cada año, desde entonces, brota, surge o se fabrica un asunto polarizante. Sea la corrupción de algunos miembros de la izquierda para presentarla como la izquierda, sea el desafuero de Andrés Manuel López Obrador para eliminarlo de la contienda electoral, sea la propia elección para asentar la idea de que la democracia mexicana sólo corre del centro a la derecha, o sea, como ahora, la despenalización del aborto.

Puede él aceptarlo o no, pero esa es la herencia de Vicente Fox: jugar desde la democracia contra la democracia para, a fuerza de polarizar las posturas, buscar la eliminación del adversario. Si, ahora, la oposición venezolana piensa que su mejor escudero para rescatar la democracia es un populista antidemócrata, allá ellos.

···

El problema de seguir penalizando el debate político, es doble.

Por un lado, cualquier decisión, acción o reforma que el País requiera tomar o emprender se verá tensada desde los polos de la división. Muy poco va importar cuál sea el tema o el asunto sujeto a debate. En la medida que los radicales establezcan que la única opción es estar a favor o en contra, será imposible encontrar los matices que, en verdad, den una solución a las diferencias. Ese tipo de debate polarizado, donde quien matiza resulta un traidor o un falto de carácter, lo único que va a fortalecer es la cultura del avasallamiento donde las fuerzas políticas medirán su hegemonía y, así, no se llega a una democracia desarrollada sino a una democracia defectuosa que, en un descuido, puede dejar de serlo.

Por otro lado, ese afán de convertir los asuntos importantes en motivo natural de división y fractura político-social terminará por darle enormes oportunidades, ahí sí, al verdadero enemigo del país que en estos días es el crimen organizado. La violencia del narcotraficante se está desparramando a espacios que, hasta ahora, no formaban parte de su arena y, si el crimen detecta la falta de entendimiento político
entre los mexicanos, no está lejos el día en que aproveche la oportunidad de desestabilizar a partir de las pasiones políticas desatadas.

El país sufrió ya ese tipo de circunstancias. Si se da por buena la versión de que Mario Aburto fue el asesino solitario de Luis Donaldo Colosio, es menester reconocer que, finalmente, quien tiró del gatillo de aquel revólver, fue la atmósfera política. Todo estaba dado para que un loco solitario pretendiera resolver el problema nacional, matando de dos tiros al entonces candidato presidencial y metiendo al país en un problema de estabilidad que culminaría con un desastre económico.

El detalle es que, esta vez, el problema es mayor. La atmósfera política está crispada y el crimen organizado -por eso, se le llama así- no actúa como un loco solitario, actúa como una fuerza organizada con enorme capacidad económica, logística, bélica y, quizá, política.

Seguir penalizando el debate y seguir animando la confrontación político-social en medio de la guerra contra el crimen organizado, es abrirle de par en par la puerta a la posibilidad de la violencia y la desestabilización.

···

Más de tres años lleva el país inserto en ese juego de eliminación del contrario, donde se penaliza hasta el debate. Por fortuna los temas que han servido como pretexto a la polarización no han terminado en desbordamientos mayores a los vistos... pero todo está dispuesto para que eso ocurra.

Si el espacio democrático no se rescata de quienes pretenden vulnerarlo, cualquier resbalón, cualquier tentación terminará por hacer evidente que el sendero tomado no conduce al desarrollo de la democracia sino a la involución de ésta.

(Nota enviada al correo por lectora Marena)

3 comentarios:

Unknown dijo...

Sam: que bueno que publicaras el editorial que te recomendé. El análisis que hace René es muy inteligente y la neta con un país dividido y polarizado dificilmente se puede avanzar. Nos urge un cambio en donde el bienestar social se sienta y eso es precisamente lo que AMLO nos ofrece. Adelante!.
Saludos y felicidades por tu blog, cada vez mejor!.Marena.

Monica SD dijo...

A mi me llamó mucho la atención esto: Los términos del debate sobre la despenalización del aborto avivaron esa tentación próxima al fascismo, donde al adversario se le toma por el enemigo y donde se anda por las calles con el cuchillo entre los dientes nomás pa' ver quién me contradice o con la tea encendida para inflamar a quien haya que quemar en leña verde. Y Sam apuntó que se buscaba en el fondo más polarización... ¡como si deveras al clero le importará que se legalize o no el aborto! Son solo pretextos para mostrar su intolerancia y afán de dominar al otro por medio del odio generado de asuntos polemicos y no suficientemente discutidos en la sociedad, gracias lectora Marena y a todos los lectores de Revoluciones, sus aportes son importantes porque luego se nos pasan una que otra notas =)

Anónimo dijo...

Pues aprovechemos el espacio brindado por Sam y su gente, a mi tambien me latió el texto, más el como cierra:

"Si el espacio democrático no se rescata de quienes pretenden vulnerarlo, cualquier resbalón, cualquier tentación terminará por hacer evidente que el sendero tomado no conduce al desarrollo de la democracia sino a la involución de ésta."

Es lo que estamos viviendo, nos expiden credenciales del IFE para simular pero aunque votemos por el peje nos hacen fraude, son jaladas, porque se supone deberia reinar la democracia no la monarquia, pero eso ya el pueblo lo ha ido entendiendo y no tardamos en organizarnos para aniquilar este regimen autoritario, hay que sumarle a la democracia y no restarle.