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27 marzo 2007

CRUZADA VATICANA EN MÉXICO

ÍNDICE POLÍTICO, FRANCISCO RODRÍGUEZ

JUSTO A LA mitad del debate sobre la despenalización del aborto en el Distrito Federal llegó a nuestro territorio el ultraconservador cardenal católico Alfonso López, colombiano que como presidente del Concilio Pontificio de la Familia, aboga que la abstinencia cual única forma 100% efectiva sobre la prevención de enfermedades de transmisión sexual y reafirma la "inmoralidad" de los condones.

López Trujillo actúa como brazo político del Vaticano en temas que compete discutir única y exclusivamente a los mexicanos.

Y es brazo político porque ahora mismo su jefe Benedicto XVI ha publicado una exhortación titulada Sacramentum Caritatis en la que exige activismo y ortodoxia a los obispos, a los políticos católicos y a los creyentes de a pie. Ahí mismo señala que ciertas cuestiones "no son negociables". Y las enumera: "La defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos".

El exhorto va a los políticos católicos a los que obligada a oponerse a las leyes que no se ajusten a su doctrina religiosa, y los obispos están obligados a exigírselo "constantemente".

Benedicto XVI confirma pues su ánimo combativo y su voluntad de situar a la Iglesia en el centro del debate público y de recuperar un protagonismo perdido hace décadas.

México, su capital, es un buen laboratorio para llevar a cabo este reactivado protagonismo.

Blandiendo la cruz, el colombiano con pasaporte vaticano López, arremete "sin querer" contra los partidos políticos que hoy promueven que el aborto, legal en México desde 1931, se practique también en clínicas y hospitales del sector público.

Una cruzada, pues, porque no obstante que la Constitución y las leyes son muy claras respecto a la participación de extranjeros en temas políticos internos, hay una abierta y hasta cómplice permisividad de la administración que encabeza el señor Felipe Calderón a que el purpurado colombiano realice aquí tareas de proselitismo.

No hay ninguna novedad doctrinal desde El Vaticano, pero es nuevo el tono que le imprime su actual Jefe de Estado: la virulencia con la que la actual Administración católica se propone librar las batallas que considera irrenunciables.

La exhortación Sacramentum Caritatis que el colombiano López viene a poner en práctica aquí se ajusta al espíritu programático del pontificado. El Papa considera que décadas de laxitud católica han permitido la promulgación de leyes "socialmente corrosivas", y exige un cierre de filas. Quiere que la Iglesia no se defina por el número de fieles más o menos teóricos, sino por la calidad, concienciación y activismo de los mismos. El término "innegociable", aplicado a cuestiones como el aborto, la eutanasia, el divorcio, las uniones homosexuales o la enseñanza católica, resulta significativo.

Más aquí que el gobierno no le hace frente, ni siquiera para negociar.

Cruzada vaticana en México, pues.

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