jenaro villamil
México, D.F., 27 de marzo (apro).- Casi al final de la discusión en el Senado, el perredista Ricardo Monreal bautizó a la nueva figura del Pensionissste como la “Afore Gordillo-Ayala”, en clara referencia a los principales beneficiarios de la bursatilización de los fondos de las pensiones de los trabajadores del Estado: la inefable Elba Esther Gordillo, líder “moral” del magisterio, y el no menos impoluto Joel Ayala. Ambos representantes de la aristocracia sindical transferida de la época priista a los gobiernos panistas que durante 20 años han hecho un enorme negocio privado en nombre de los derechos laborales colectivos.
Más allá de las innegables condiciones de precariedad del ISSSTE, de sus pésimos servicios hospitalarios y médicos, y de las cifras que advierten de una inminente crisis financiera por el pago de las pensiones, lo real es que la reforma fast track impulsada por los dos principales partidos responsables de esta crisis reforzará el esquema de poder y control que existe sobre los trabajadores de la burocracia y del magisterio.
Como para curarse en salud, el senador Carlos Aceves, dirigente de la CTM, propuso en nombre del PRI y del presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, una reforma al régimen del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) para evitar, según dijo, que Elba Esther Gordillo o alguno de sus personeros –por ejemplo, Miguel Angel Yunes, actual director del ISSSTE y presunto involucrado en escándalos de protección a pederastas-- controlen administrativamente estos fondos.
La reforma es simplemente una aspirina. Cualquiera que conozca el esquema de poder que ha manejado “la profesora” durante veinte años sabe que ella es capaz de comprar, cooptar y chantajear a quien se quede al frente de Pensionissste.
Lo hizo durante el gobierno de Carlos Salinas, durante el sexenio zedillista, se enriqueció como pocos dirigentes sindicales en el sexenio de Vicente Fox, y ahora pretende extender y reforzar su influencia en la administración de Felipe Calderón. El pago de facturas hacia el esquema de caudillaje de Gordillo la ha llevado a tener posiciones claves en la SEP, en la Lotería Nacional, en el ISSSTE, en el IFE y ahora le crean una Afore a modo.
El caso de Joel Ayala no es menos grave. La única diferencia es que el dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado aún responde a los esquemas de la “disciplina corporativa” del PRI, partido-franquicia que se ha quedado en manos de grupos de interés.
Una auténtica reforma al ISSSTE y al régimen de pensiones pasa necesariamente por la democratización del SNTE y de la FSTSE. ¿Por qué hasta ahora ningún legislador se ha preocupado por la opacidad y la falta de rendición de cuentas en estos grandes aparatos sindicales? ¿Por qué no se habla de una reforma laboral más ambiciosa que consista justamente en romper el imperio de Gordillo y de Ayala?
La individualización de las cuentas de administración de las pensiones de los trabajadores no garantizará la autonomía de los propios burócratas. Paradójicamente, reforzará la dependencia de maestros y empleados del Estado a los añejos esquemas corporativos que mantienen sus dos caudillos más visibles.
México, D.F., 27 de marzo (apro).- Casi al final de la discusión en el Senado, el perredista Ricardo Monreal bautizó a la nueva figura del Pensionissste como la “Afore Gordillo-Ayala”, en clara referencia a los principales beneficiarios de la bursatilización de los fondos de las pensiones de los trabajadores del Estado: la inefable Elba Esther Gordillo, líder “moral” del magisterio, y el no menos impoluto Joel Ayala. Ambos representantes de la aristocracia sindical transferida de la época priista a los gobiernos panistas que durante 20 años han hecho un enorme negocio privado en nombre de los derechos laborales colectivos.
Más allá de las innegables condiciones de precariedad del ISSSTE, de sus pésimos servicios hospitalarios y médicos, y de las cifras que advierten de una inminente crisis financiera por el pago de las pensiones, lo real es que la reforma fast track impulsada por los dos principales partidos responsables de esta crisis reforzará el esquema de poder y control que existe sobre los trabajadores de la burocracia y del magisterio.
Como para curarse en salud, el senador Carlos Aceves, dirigente de la CTM, propuso en nombre del PRI y del presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, una reforma al régimen del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) para evitar, según dijo, que Elba Esther Gordillo o alguno de sus personeros –por ejemplo, Miguel Angel Yunes, actual director del ISSSTE y presunto involucrado en escándalos de protección a pederastas-- controlen administrativamente estos fondos.
La reforma es simplemente una aspirina. Cualquiera que conozca el esquema de poder que ha manejado “la profesora” durante veinte años sabe que ella es capaz de comprar, cooptar y chantajear a quien se quede al frente de Pensionissste.
Lo hizo durante el gobierno de Carlos Salinas, durante el sexenio zedillista, se enriqueció como pocos dirigentes sindicales en el sexenio de Vicente Fox, y ahora pretende extender y reforzar su influencia en la administración de Felipe Calderón. El pago de facturas hacia el esquema de caudillaje de Gordillo la ha llevado a tener posiciones claves en la SEP, en la Lotería Nacional, en el ISSSTE, en el IFE y ahora le crean una Afore a modo.
El caso de Joel Ayala no es menos grave. La única diferencia es que el dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado aún responde a los esquemas de la “disciplina corporativa” del PRI, partido-franquicia que se ha quedado en manos de grupos de interés.
Una auténtica reforma al ISSSTE y al régimen de pensiones pasa necesariamente por la democratización del SNTE y de la FSTSE. ¿Por qué hasta ahora ningún legislador se ha preocupado por la opacidad y la falta de rendición de cuentas en estos grandes aparatos sindicales? ¿Por qué no se habla de una reforma laboral más ambiciosa que consista justamente en romper el imperio de Gordillo y de Ayala?
La individualización de las cuentas de administración de las pensiones de los trabajadores no garantizará la autonomía de los propios burócratas. Paradójicamente, reforzará la dependencia de maestros y empleados del Estado a los añejos esquemas corporativos que mantienen sus dos caudillos más visibles.
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