Buscar este blog

27 febrero 2007

Complejidad, elitismo y representación: las barreras de la participación

Complejidad, elitismo y representación son tres argumentos o dimensiones centrales íntimamente interconectadas en la determinación de la posibilidad de realización del ideal democrático. De hecho, cada una de ellas se erige como límite insuperable para la eventual profundización de las instituciones y de las prácticas democráticas. O al menos, son límites muy drásticos que directamente enfatizan desde el terreno de los hechos el carácter más bien utópico de la idea que defiende la posibilidad de que una comunidad política, un demos en el argot clásico, sea real y plenamente capaz de decidir su destino; esto es, de hacer realidad la noción y los principios del autogobierno. Son, justamente como sabemos, determinaciones decisivas en las discusiones que han dado paso a la precisión de la identidad de la democracia liberal y ante la cual se dirigen los reclamos y las críticas de los no del todo definidos modelos alternativos de democracia. Es decir, de los modelos que afirman entender la democracia no como un simple método de selección de gobernantes sino como, apelando a varias metáforas igualmente ambiguas e imprecisas si bien normativamente seductoras, una "gramática social" (De Sousa Santos), como un "imaginario colectivo" (Castoriadis) o incluso como un "dispositivo simbólico" (Ródel, Frankengerg y Dubiel).

Elitismo

El elitismo democrático hace referencia, como se sabe, al éxito de una propuesta "procedimental" de democracia que en su concepción sacrifica, a reserva de desarrollar en otro momento una exposición más completa, el contenido y los valores de la democracia al reducirla a un método de competencia política entre elites que se disputan el ejercicio del poder (Schumpeter, 1984; Dahl, 1993a). Esto significa que el proceso político es concebido como la lucha competitiva de las elites por los votos de un electorado implícitamente asumido como esencialmente pasivo, ignorante, falto de juicio, que a lo más practica una consideración instrumental de racionalidad económica; esto es, la transmutación del ciudadano en consumidor, el cual es, para colmo, víctima indefensa de la manipulación conductual más descarada, producto de aplicación de las sofisticadas técnicas de la propaganda comercial. En suma, ésta es una concepción de democracia, nos dice alguna de su exposición más difundida, que si bien afirma el pluralismo social, reduce el ejercicio de la soberanía popular -anulando la búsqueda del bien común- a un proceso electoral indeterminado en sus resultados e imparcial en su ejecución (Przeworski, 1995 y 1999: 89-110).

Sermeño Ángel, Democracia y participación política: los retos del presente, p. 10 -11.

Comentario: presento este texto de una serie de bastantes que irán fluyendo a partir de hoy (chequen las etiquestas del blog para la clasificación de los textos), porque nosotros necesitamos partir de una base teoríca para nuestro cambio. Cuando les hablo de revolución y empezar en uno, no les hablo de ir al ruedo haber que sale ahí na más así porque sí. Ayer les ilustraba mi experiencia en "mi cuarto, mi organización y administración de tiempo", también respecto a esto tendremos algunos textos "guía" -si cabe llamarles así- y me interesa también que vayamos viendo el asunto de la Teoría Política, vamos a ir conociendo conceptos y armando el diccionario de los mismos que estarán disponibles en la columna izquierda de este blog en cuanto vayamos acumulando varios. Les pido paciencia a los lectores que no entienden del todo este tipo de textos, prometo en mi estilo irles traduciendo a un lenguaje menos técnico este tipo de escritos ¿de acuerdo? yo digo que si, el que se sumen a este esfuerzo dos o tres es más que suficiente, nos leen muchas personas, cada día más y más, pero ya lo saben LA CLAVE NO ES LA CANTIDAD SINO LA CALIDAD DE ESTOS LECTORES, LES FELICITO A USTEDES POR ASUMIR EL COMPROMISO CON SU PERSONA Y CON LA NACIÓN Y SI NO CAMBIAN ¡QUE LA NACIÓN SE LOS DEMANDE!

No hay comentarios.: