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28 febrero 2007

DESARROLLO POLÍTICO

Por: Edna Lorena Fuerte
Cd. Juárez, Chihuahua, México

El ámbito político, como toda la dinámica de nuestro país, presenta rezagos, deficiencias y urgentes necesidades que deben subsanarse. El sistema político, como eje rector de las sociedades, debe ser digno representante de las aspiraciones y logros de éstas.

Siendo nuestro país uno de los de mayor potencialidad del continente, miembro de organizaciones como la OCDE, y uno de los principales socios comerciales de la primer potencia mundial; México merece una clase política que sea un reflejo claro de estas condiciones, más aún, que nos hable de las aspiraciones de este país.

En todos los niveles, de lo local a lo federal y de lo partidista a lo gubernamental, es prioritario que comience a cultivarse una innovación verdadera en toda la clase política, pensando en lo que en días pasados propusimos en este mismo espacio en torno a la representación pública, proponemos algunas ideas que podrían conducir al engrandecimiento de los políticos:


1. Más allá del interés, el espíritu de servicio: entender que el ámbito político no es una esfera de acción personal, sino un espacio colectivo que debe responder a los intereses y bienestar de la mayoría. Aun fuera de un puesto público, debemos estar al servicio.
2. Capacitación constante y arraigo: el país que representamos está en constante cambio, avance que implica un movimiento acelerado al que debemos responder con crecientes capacidades, al día en todos los aspectos y buscando la especialización en alguno de los temas nodales; siempre con el arraigo a nuestras tradiciones, cultura e historia, que dan sentido a nuestras acciones.
3. Suma de esfuerzos y vinculación: la cooperación constante no anula la oposición y diferencia propias de la vida democrática. Dentro y fuera de los partidos se deben buscar los mecanismos de trabajo coordinado que engrandezcan las propuestas.


Si bien lo anterior podría parecer otro catálogo de buenas voluntades, desde nuestra particular visión, son consideraciones urgentes para todos los que participamos de la esfera política. Y para que nuestro dicho no quede sólo en la intención, proponemos algunas ideas para avanzar hacia esas tres condiciones.

Educación política: las grandes escuelas ideológicas que aseguraron un camino rector en la formación de varias generaciones de políticos, parecen haber quedado en el olvido, es necesario recuperar esa tradición de formación de cuadros en todos los partidos, con oleadas de nuevas generaciones que inyecten entusiasmo y se combinen de manera armónica con la experiencia y tradición de los hombres y mujeres que han hecho la política desde hace varias décadas. Y, de manera integral, crear un sistema de capacitación y actualización constante.

Innovar en el sistema de partidos: por errores del pasado, no se puede anular una estructura que ha funcionado, se deben detectar las fallas y proponer soluciones. Vivir con partidos relegados, abandonados por sus miembros una vez que son funcionarios, y totalmente desvinculados del ejercicio público es fragmentar el círculo virtuoso de lo político. Debemos encontrar los mecanismos de sana y activa convivencia entre partidos y gobiernos, que involucren a unos y otros en sus tareas y den la posibilidad de enriquecer el desarrollo de ambos.

Participación ciudadana: hacer de este derecho una constante de la vida pública es dar vida a un mecanismo necesario del buen ejercicio político. La retroalimentación en las tareas, el aporte de quienes viven la dinámica cotidiana de un país, en suma, el diálogo en la sociedad actual, es un requisito para el desarrollo. Debemos construir los mecanismos de la participación, que la vuelvan un flujo constante; no la excepción que destaca, sino la regla que día a día nos construye.

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